lunes, 12 de septiembre de 2011

BUENA DEFENSA, POCA JUSTICIA

¿Que River iba a desfilar por el Nacional B? Minga. Sangre, sudor y lágrimas en cada batalla va a tener que derramar. Hoy fue superado por un Defensa y Justicia compacto, engreído de lo suyo pero sin perder la humildad traída de Florencio Varela, y que lo superó desde una idea bien preparada y mejor llevada a la práctica.
Diga que el Millonario, las pocas veces que pudo apretar el acelerador, le bastó para llegar a marcar ambos goles. No dependió de una estructura de juego, pero se notó que, para desfilar como se prejuiciaba, va a tener que romperse el alma y aprender de este tipo de encuentros.

Como dato positivo, River era paciente en el traslado. Pero desde lo negativo, esa cadena de toques de un sector al otro no era evolutiva, porque rara vez rompía con ese ritmo parsimonioso y sin dinámica. Defensa, sin guardarse en demasía en su campo, naturalmente cedía gentilmente terreno y pelota, para armar, desde su repliegue uniendo líneas, su táctica para neutralizar las armas y argumentos millonarios. Gozaba del tranco a medio trapo que River hacía en la transición a posiciones defensivas, y aprovechando el despliegue por las vías laterales que hacían los diversos tándem, tenía clara y nítida la opción del contragolpe.

El Millonario no necesita de todos los focos para hacer la luz, ni de una estructura sólida de preceptos para desnivelar, pero se lo notó en todo momento incómodo con el biotipo de juego. Porque Carlos Sánchez no aparecía como opción en ningún sector del medio. Aguirre, si se soltaba del panal de volantes, dejaba rengo a Domingo en la recuperación, que tenía amplias parcelas que cubrir cuando sus compañeros de línea adoptaban posiciones ofensivas. En la indecisión, en la incomodidad, el Halcón de Varela imponía el ritmo y las condiciones del trámite del encuentro, y encontraba desfasajes cada vez que se proponía atacar.

Pero, para vencer a River, está visto que con buen juego e inteligencia no alcanza. Al fútbol se juega con arcos y gana el que hace más goles. Por eso, en la primera chance en la que hubo cambio de roles, desmarques y piques al vacío, Ocampo quedó en posición de centrodelantero a espalda de los centrales, y con buen tino, el pibe se la cedió al Torito Cavenaghi, que pese a estar abierto y con poco ángulo, se la cruzó magistralmente a Perafán para que a pelota se metiera dentro del arco con la complicidad del palo. A cobrar.

Rápido de reflejos, Defensa no acusó el golpe y, sin salirse de su libreto, se convenció de faltarle el respeto en la práctica al club grande. Con Píriz Alves –de excepcional partido- parado entre Alayes y Maidana, el negocio estaba en lograr saltear la línea de mediocampistas de la Banda, porque en esa zona había terreno fértil para explotar. En una de esas tantas oportunidades, Defensa y Justicia encontró su premio. Leandro Fernández encaró el callejón detrás de Ocampo, y cuando levantó la vista, por el centro se relamían Bustamante y Píriz Alves. El primero definió al cuerpo de Chichizola, pero en el rebote, el goleador del torneo sí pudo empujarla para decretar la justicia.

El Chori Domínguez apagado, sin entrar en un circuito de juego agarrado de loe pelos, y bajo la preponderancia de los argumentos y anticuerpos que el Halcón oponía para cerrar los caminos. De un córner mal ejecutado por Sánchez, Matías Díaz cabalgó sin demasiada marca por la izquierda, y antes de piar el área, la cambió por la entrada de Píriz Alves, que se tomó el tiempo para cargar el botín y rematar a Chichizola. ¿Sorpresa? Para nada. Justicia pura.

En desventaja, el Millonario descuidó las formas y apeló a ir sin demasiadas precisiones de cómo hacerlo. Ríos y Funes Mori aportaron frescura y ese cambio de velocidad en los últimos metros que tanta falta le hacía para poder vulnerar un andamiaje defensivo óptimo y sin fisuras. Defensa, queriendo cuidar su patrimonio, se alojó en propio campo esperando propuestas y maximizando sus anticuerpos.

Y de tanto ir, un centro desde la derecha de Carlos Sánchez al corazón del área chica, y con un gran salto, Rogelio Gabriel Funes Mori se elevó más que todos y terminó gritando el empate.


 CÍRCULO SPORTS RADIO

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