martes, 13 de septiembre de 2011

Los Pilares: Rechazan tierra del cementerio para rellenar terrenos


El nuevo asentamiento planificado que alberga a los asentados de Agustín Ramirez, está alborotado por la llegada de camiones municipales con tierras para rellenar los terrenos que se inundan. El ingreso de la tierra que los pobladores llevaban a cabo el domingo a los lotes se detuvo abruptamente cuando apareció una cruz, velas y huesos humanos entre los montículos. Todos expulsaron rápidamente y casi con desesperación de sus terrenos, la tierra que habían ingresado a la que señalaron de traer desgracia. Seria denuncia con la cruz de una difunta que dice: “Claudia Ramona Vázquez. Tus Hijos”



Clotilde cuenta que los camiones verdes y blanco del municipio de Florencio Varela llegaron el jueves de la semana pasada con la tierra prometida para rellenar los terrenos. Y ahi quedaron las montañas hasta el día domingo, cuando la familia le dedica horas a la obra hogareña. En este caso las carretillas iban y venían con la tierra que se distribuía en los terrenos. Todo se desarrollaba con normalidad hasta que apareció la cruz de quien supo ser en vida Claudia Ramona Vázquez. De la tierra salieron restos de la lápida y hasta un hueso. Además de velas y cerámicas. Ahora ya nadie ingresaba más tierras a los terrenos que se inundaban. Las carretillas salían de los lotes cargadas de tierra, “por que nadie quiere la desgracia, don", dijo ayer a Varela al Día un temeroso Sebastián, uno de los recientemente llegados al nuevo barrio.

Virgen del Valle y Padre Goñi de Los Pilares. Los nuevos vecinos han llegado al lugar en el marco de un acuerdo alcanzado con el municipio. Esta gente se había asentado en Agustín Ramirez, hace dos años. Fueron nota en Varela al Día. Entonces la migración llegó a las tierras prometidas, donde unas 40 familias en total habrán de tener un lugar donde vivir con dignidad. Sin embargo, el hecho de la llegada de tierra del cementerio, los ha puesto a la defensiva porque no esperaban semejante suceso.



CLOTILDE Y AYNARA

La nena de 11 años se aferra a la cintura de su mamá y mira con terror a los montículos de tierra.

“Hace un mes que estamos acá. Hoy somos 14 familias de unas 40 que ya van a venir. Pedimos la luz y el agua. Además de tierra porque cuando lleve esto se inunda. Les avisamos a la municipalidad que nos trajera tierra. No anduvieron dando vueltas. Aparecieron con los camiones y tiraron la tierra. A nosotros nos llamó la atención la cantidad de basura que venía”, dice Clotilde cuando es interrumpida por la esposa de Sebastián. “En la montaña que me dejaron a mi hay tierra con gusanos. Yo no quiero pensar en nada porque no lo quiero creer, pero él (por Sebastián) dice que si hay cruces, velas y huesos, esto es tierra de cementerio y en la casa esto trae desgracia. Nadie quiere tierra de cementerio, don”

“Nadie quiere la tierra porque es yeta, es mala suerte”, agrega Sebastián.

“Mi hija Aynara encontró la cruz y está asustada. Llamamos a los compañeros, hicimos una asamblea y ahi se resolvió que es tierra de cementerio y no es conveniente ponerla en las casas. Trae mala suerte. Por eso enseguida comenzaron a expulsar la tierra que habían metido en sus terrenos. No queremos estas tierras. Y del otro lado (del barrio) le han traido tierra pero hasta ahora no han dicho nada. Pero mire estas montañas, don. Vea la cantidad de cerámicas que hay. Son restos de las lápidas”, dice la mujer.

Sebastián habrá de sostener uno de los huesos que llegaron con las cargas de tierra. La cruz de Claudia Ramona Vázquez se suma a las velas. Alguna vez pasó algo similar, en la década del ‘90, en el barrio San Francisco, cuando una dirigente barrial tapó pozos con restos del cementerio y se generó un escándalo.

Varela al Día

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