domingo, 2 de noviembre de 2014

UNA NOTA PARA LOS IGNORANTES "REVISIONISTAS" QUE PRETENDEN CAMBIARLE EL NOMBRE A FLORENCIO VARELA

El vínculo entre Mariquita Sánchez de Thompson y Juan Bautista Alberdi

Los lazos que unieron a Mariquita con el padre de la Constitución Argentina
 Mariquita Sánchez de Thompson, que había nacido en Buenos Aires, se convirtió en el centro de las reuniones del "tout” de esa ciudad portuaria coronando sus tertulias con la presencia de personalidades políticas, del mundo de la cultura, así como intelectuales que gustaran debatir civilizadamente sus ideas y tomar contacto con las modas europeas.

Un punto fue el nexo que unió a Mariquita Sánchez de Thompson y a Juan Bautista Alberdi. En efecto, los sentimientos que consideraban necesarios los cambios que se llevaría a cabo a principios del siglo XIX en las lejanas tierras del Nuevo Mundo, mantuvieron vivo el fervor en estos dos amantes de la justicia.

Mariquita fue una influyente mujer. Lectora sagaz, consumía información constantemente, estaba al tanto de cuanto acontecimiento se llevara a cabo.

Fue durante su  exilio en Montevideo como consecuencia de la política de su –paradójicamente considerado- amigo, Juan Manuel de Rosas. Sus ideas estaban enfrentadas, a pesar de que su amistad se retrotraía a  la infancia.

Confluyendo con su pensamiento se encontraba el de Juan Bautista Alberdi. El padre de la Constitución Argentina, junto a Florencio Varela, Félix Frías, Esteban Echeverría, Juan María Gutiérrez y Bartolomé Mitre eran algunos de los destinatarios de su magnífica pluma.

 Hombres decididos y activos en el deseo de discutir modelos que terminarían dando forma a la Argentina, no escatimaban recursos por su amado país, aún lejos desde el exilio. La correspondencia con ellos se mantenía constante, y fue mentora de la llamada "Generación del 37” cuyos representantes eran los intelectuales, políticos y escritores mencionados.

En aquella etapa de su vida era  "mujer mayor”,  pero a pesar de ello, su fascinación seguía intacta y continuaba hechizando a estos  jóvenes escritores románticos.

 Redacción El Intransigente

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