Una mirada de la votación del FIT y del Nuevo MAS en la
provincia de Buenos Aires (sobre todo el conurbano) y la Capital revela algunas
cuestiones en las que vale la pena detenerse. Ya en ocasión de la elección
pasada habíamos advertido que si bien el carácter territorial de la división
distrital no permite generalizaciones abusivas, sí se observan, en cambio,
algunas tendencias de “sociología electoral”.En ese sentido, una mirada a las
tablas de porcentajes obtenidos por el FIT y por el Nuevo MAS por distrito del
Gran Buenos Aires da lugar a algunos comentarios.
En general, el porcentaje en el GBA (incluyendo Berisso y
Ensenada, lo que da 27 partidos) es mayor que el promedio provincial en ambas
fuerzas, que superan ese promedio en 17 distritos y están por debajo de él en
10. En ambos casos figuran entre los distritos “flojos” los de la zona norte
del GBA pegada al río (San Isidro, San Fernando y Tigre, además de San Miguel,
más al oeste, con una excepción que ya veremos). Sin embargo, aparecen también algunas
diferencias llamativas. Por ejemplo, el FIT estuvo debajo de su promedio en
varios distritos del llamado tercer cordón del conurbano, como Florencio
Varela, Presidente Perón, José C. Paz, Malvinas Argentinas y Moreno. Pues bien,
fueron precisamente esos cinco distritos, de fuerte concentración de
trabajadores y sectores más plebeyos, donde el Nuevo MAS hizo su mejor
performance, sólo superados por Berisso.
Inversamente, los mejores distritos del FIT, con excepción
de Ensenada, son varios del primer cordón del Gran Buenos Aires (Avellaneda,
Morón, Vicente López y Tres de Febrero), con una composición social con un peso
mayor de clase media (aunque los datos del conjunto del partido ocultan
diferencias importantes). En Vicente López, el partido del GBA con mayor
componente de clase alta y media alta, el FIT obtuvo su cuarta mejor votación
sobre 27 distritos; en cambio, para el Nuevo MAS fue uno de los peores del
conurbano (puesto 24).
Esto no es una novedad en el caso del FIT, ya que repite un
patrón presente en las elecciones de 2011. El punto fuerte de la votación del
FIT es no sólo que subió su porcentaje sino que resultó bastante pareja en todo
el GBA, sin picos muy altos pero tampoco distritos muy malos. Su piso fue el
3,2% y su techo el 5,6% (promedio provincial de 4%); comparativamente, la
votación del Nuevo MAS, con un piso del 0,53% y un techo del 1,20% (promedio de
0,78%) mostró fluctuaciones más grandes, más atadas a las características de
cada distrito y también a un grado de penetración política menor todavía de
nuestro partido entre los diversos sectores.
Algo análogo se verifica en la Capital Federal, si bien de
manera menos marcada, porque la composición sociológica de las comunas porteñas
es más difusa o mixta, además de que algunas comunas, como la 1, mezclan áreas
sociales muy distintas (Puerto Madero y San Telmo). Aquí las coincidencias son
evidentes: las peores comunas para el FIT y el Nuevo MAS son las más chetas de
la Capital (Palermo, Belgrano y Recoleta). Las diferencias se ven en las
comunas por encima del promedio: para el FIT la mejor fue la 15 (Villa Crespo);
para el Nuevo MAS fue la 4 (La Boca-Pompeya), que junto con la comuna 8
conforman la zona más plebeya y de trabajadores de la Capital. Justamente en la
comuna 8 (Villa Soldati-Villa Lugano) el MAS hace su tercera mejor votación,
mientras que allí el FIT está por debajo de su promedio. Justo es decir que el
FIT hizo una buena elección en la comuna 4, y que la 3 fue de las mejores para
ambas fuerzas.
En todo caso, igualmente, no hay que sacar de esta
comparación conclusiones unilaterales: la mayor penetración entre sectores de
las clases medias que expresa el FIT tiene que ver con una instalación mayor
que la de nuestro partido, que acaba de recibir su primera gran elección; también
aspiramos a arrastrar estos sectores para una política revolucionaria. Por otra
parte, respecto de los partidos del tercer cordón del gran Buenos Aires, es
sabido que, mayormente son grandes dormitorios obreros, pero no sede de grandes
estructuras laborales. Es decir: no se trata de las zonas obreras más dinámicas
y, por lo tanto, es probable que allí la inserción estructural de los
componentes del FIT (debemos reconocerlo, mucho mayor hoy que la de nuestro
partido), pesara mucho menos.
Concluimos con algunos distritos especiales. En la provincia
de Buenos Aires, el FIT hizo una muy buena elección en La Plata, superior a la
de todos los distritos del GBA, mientras que el Nuevo MAS estuvo por allí por
encima del promedio, pero similar a la de otros partidos del GBA. En Mar del
Plata ambas fuerzas estuvieron por debajo del promedio provincial, y Bahía
Blanca es un caso curioso: para el Nuevo MAS fue un distrito algo inferior al
promedio, mientras que para el FIT fue uno de los lugares de mayor porcentaje
de toda la provincia: 7,2%. Algo similar había ocurrido en 2011.
Por último, en la provincia de Córdoba, tomamos tres
distritos: Capital, Colón y Río Segundo, los de mayor concentración obrera y
popular. Mientras que al FIT le va muy por encima del promedio en Capital, algo
por arriba en Colón y muy por debajo en Río Segundo, la votación del Nuevo MAS,
aunque sigue el mismo patrón respecto del promedio, es más pareja, con picos y
pozos menos pronunciados.
Sin pretender extraer de los números definiciones
sociológicas concluyentes (algo a lo que no habilita el propio sistema de
elección territorial), es no obstante posible leer los datos electorales con un
poco más de profundidad que la que da el mero despliegue de cifras, para lo
cual aportamos esta primera aproximación.
Marcelo Yunes
Nuevomas.com
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