martes, 10 de septiembre de 2013

Massa y colectoras K, la doble amenaza para los caciques PJ

 No sólo la doble navaja del voto ganador-voto útil que amaga con engordar la cosecha de Sergio Massa el 27 de octubre espanta a los caciques del PJ. El sábado, a pesar de las quejas y las súplicas de los alcaldes, el kirchnerismo registró en la Justicia Electoral 29 colectoras que competirán por fuera de los armados locales, pero colgadas de la lista del FpV. Es un recurso clásico, incorporado al esquema electoral, pero que volvió a despertar reproches tras el score dramático el 11A, en particular en aquellos distritos donde, aun con alineamiento extremo con Olivos, se habilitaron boletas bis del kirchnerismo. El doble estándar presenta una particularidad: así como los jefes territoriales se quejan de la proliferación de colectoras, el sabbatellismo asume en privado que fue un error táctico del espacio aceptar fusionarse en buena parte de la provincia con el peronismo. Al final, el partido del titular del AFSCA, Martín Sabbatella, inscribió candidatos puros en cinco municipios. Además de Morón, el único distrito donde en el tramo local no hay lista del FpV -un caso atípico, para el Guinnes peronista-, sino que el PJ aceptó subsumirse en Nuevo Encuentro, el sabbatellismo se inscribió en Florencio Varela e Ituzaingó, dominio de Julio Pereyra y Alberto Descalzo; en San Pedro y en Lincoln, donde manda Jorge Fernández, uno de los intendentes del FpV sobre los que la Casa Rosada posó la lupa respecto de un eventual acercamiento subterráneo con Massa.
Así y todo, más allá de lo simbólico y el efecto puntual en distritos sensibles, el impacto del sabbatellismo es periférico, al menos en relación con la colectora oficial kirchnerista, el Frente Social que administra Florencio Randazzo y repartió pecheras K en 18 municipios, entre ellos Quilmes, Bahía Blanca, La Plata, Berisso, San Nicolás, Azul y Necochea, manejados por el peronismo. En algunos de esos distritos, como La Plata, Berisso y Azul, el FSB hizo buenas elecciones y dañó a los intendentes PJ. Francisco "Barba" Gutiérrez fue, justamente, uno de los alcaldes que avanzó incluso judicialmente contra las colectoras y logró que no le den la boleta "entera" al anibalista Daniel Gurzi, que forma parte del tercer anillo de las listas silvestres: las agrupaciones municipales como las que el oficialismo autorizó en Quilmes, Pinamar, Mar del Plata, Zárate -para darle tira al intendente Osvaldo Cáffaro, un socialista K-, Gonzales Chaves y Coronel Rosales. Aparece, además, otro factor: en varios municipios de la Primera Sección, el kirchnerismo autorizó dos listas K -lo hizo en Pilar, San Miguel, San Isidro y Vicente López-, donde además de resultados malos, el kirchnerismo divide el voto, lo que puede funcionar como un "favor" a los intendentes que se mudaron al massismo en el reparto de concejales. La demanda política, que detonaron los intendentes, chocó con un impedimento práctico: las listas que superaron el 1,5% de votos en la primaria están autorizadas, y hasta amparadas legalmente, para llegar a la instancia del 27 de octubre, y no existe, más allá de la política -en todas sus variantes- una herramienta para "desactivar" las colectoras como pidieron varios caciques. El apoderado del FpV, Jorge Landau, avisó a los intendentes que técnicamente era "imposible" dar de baja las colectoras porque, aun renunciando los primeros candidatos, las boletas igual llegarían al cuarto oscuro.

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