miércoles, 5 de marzo de 2014

Empate con título de castigo


Foto Ampliada

Atlético perdió intensidad ante un Defensa que, de no ser por Lucchetti, pudo haber ganado.
Se fue la fecha 26 con la sensación de haber sido una de las más bravas del torneo para Atlético.
Pasó Defensa por el Monumental y el visitante volverá a Florencio Varela sintiendo que no hubo justicia en el duelo de anoche. ¿Jugó mejor? Sí. ¿Mereció mejor suerte que el 1-1 final? Sí. Y si el “halcón” no le invadió por completo el nido al “decano” fue por obra y gracia de un Lucchetti devenido en hacedor de milagros, pero también en verdugo para sus adentros. La única pelota, quizás sencilla, que no pudo amortiguar y detener de media distancia murió en el pie de Triverio y esta pasó a dormir en la red de un “Laucha” enorme, dueño de tantas atajadas geniales dignas de entrar en un top 5 anual.
Lucchetti fue el sustento emocional del hincha, el aval económico de un equipo que entró a la cancha tan gigante como lo fue en casa de Independiente, pero que a su vez fue encogiéndose a medida que la visita entendió cuál era su manera de jugar. Hubo una gran diferencia táctica y técnica entre uno y otro. Defensa fue un conjunto, Atlético un desmán, de a ratos. Lo mejor se vio en el primer tiempo, ahorcando al escolta de Banfield y obligándolo a revolear la pelota a cualquier lado. Presionó el “decano” a Defensa; lo incomodó, pero no lo lastimó y después empezó a regalarle centímetros vitales en la pizarra. En un acto de ida y vuelta, Bustamante tuvo la mejor, con un disparo en el palo. También surgió Barrado, que pudo quebrar a Pellegrino, aunque su cabezazo se fue diciéndole adiós al palo derecho. Por actitud e intención, el partido merecía un gol. Atlético lo encontró al minuto del complemento tras un buen pase de Rodríguez a Bazán. El petiso le amagó bien a Fernández y a Acevedo y disparó con tanta fortuna (aquí sí colaboró) que la bocha rozó en Fernández y se le coló a Pellegrino por arriba. Defensa no se rindió; despertó y llegó a incomodar tanto a Atlético que Lucchetti debió estirar las manos varias veces. Lástima el gol de Triverio, un castigo a su gran labor. También fue un castigo para Atlético, que en vez de apretar siendo ganador se nubló tirando pelotazos a la nada y corriendo de atrás constantemente a un Defensa que nunca dejó de pisar el acelerador.

LA GACETA - TUCUMÁN

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