lunes, 21 de noviembre de 2016

Ángela se encontró con el resto de sus hermanos, 52 años después



Se había vuelto a ver con Epifania el pasado 1 de octubre y ahí estuvo PRIMERA EDICIÓN para contarlo. Ahora llegó el turno de abrazar a la otra parte de su familia.
Sin dudas era el objetivo: volver a encontrarse todos. Y se cumplió. Ángela Maldonado se reencontró con sus otros hermanos después de aquel abrazo que se dio con su hermana mayor, Epifanía, el pasado 1 de octubre. PRIMERA EDICIÓN estuvo allí y fue testigo de ese encuentro que esperó largo tiempo. Ahora, esta historia tiene un final más que feliz.



Poco más de un mes después del encuentro con su hermana mayor, Ángela armó las valijas y se fue hacia Florencio Varela, en provincia de Buenos Aires, a reencontrarse con esa familia que dejó de ver con apenas seis años.

Allí la esperaban Salvador y Félix, con sus correspondientes esposas e hijos, y todos juntos celebraron el cumpleaños número 59 de Ángela el pasado 1 de noviembre. Todo entre abrazos, algunas lágrimas y emoción.

La cuñada de Ángela le obsequió por su cumple una enorme torta de cumpleaños, en cuyo tope estaba encendida una sola vela en la que se resumía todo el tiempo en que cada hermano soñaba el hallazgo de la hermanita menor y ella buscaba el reencuentro.

Ya de regreso en Posadas, Ángela exhibe orgullosa la tapa de este Diario tras el reencuentro con su hermana mayor. Y a esa muestra, ahora le suma la foto donde están todos los hermanos en Florencio Varela.

Una historia de reencuentro
La historia de estos hermanos se interrumpió por un hecho trágico en 1964. Cuando Ángela tenía seis años su madre falleció. La familia, conformada por los padres y seis hijos en total, vivía en un campo de Sáenz Peña, en Chaco. Su padre, Antonio, al verse solo tomó una decisión que marcaría sus vidas: dio en adopción a Ángela a una familia del lugar, de apellido Maldonado, que la adoptó y se hizo cargo de ella desde ese entonces. Él, junto a sus otros hijos,  buscó otro rumbos porque no tenía cómo cuidarlos.

Ángela se quedó en el Chaco y creció en el seno de la familia Maldonado, con un padre que trabajaba en Vialidad Nacional, por lo que se mudaban mucho, “permanentemente íbamos de un lugar a otro”, indicó Ángela. Después que se fue su familia, ellos también embarcaron hacia otros lares.

“Desde que nos separamos no volví a verlos”, señaló Ángela que siempre tuvo en su memoria el recuerdo de esa primera familia en la que vivió. Recordaba con mucha nitidez el nombre de su hermana: Epifania. De grande, comenzó a buscarlos poniendo en juego todas las posibilidades de la época. Sin ?Internet, sin Google, sin Facebook ni Twitter, recorría las largas listas de las guías telefónicas de Quilmes y Varela, provincia de Buenos Aires buscando a un Antonio Toledo o a Epifania Toledo. “No encontré nunca nada, es un apellido común, había muchísimos y nadie sabía nada”.

Un día, hace casi dos meses, Ángela recibió la solicitud de amistad de una tal Carolina Núñez, desconocida para ella. También un mensaje que decía “Hola Ángela”. Cuando estaba por eliminar, la curiosidad pudo más y le preguntó “¿Quién sos?”. La respuesta fue la respuesta a todas las preguntas de su vida. “Me dijo que era mi sobrina, que estaba segura en que yo era la hermana que su mamá – Epifania - había buscado por tanto años”, relató Ángela.

De ahí vino el abrazo con su hermana mayor primero y con sus otros hermanos, después. Facebook logró el milagro de unir a una familia que nunca se olvidó de sus raíces.

primera edicion.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario