miércoles, 3 de octubre de 2012

A los 86 años “Juancito” estudia para terminar la escuela primaria




Juan Caraballo va a la escuela 3 veces por semana. Es un interno del Hogar de Ancianos Dr. Sallarés. Envió una carta a la cámara de diputados para pedir la escuela que hoy es realidad.
El sábado 20 de este mes de Octubre habrá de cumplir 87 años. Para este abuelo, por su edad, ya que no tiene hijos y nietos, nunca es tarde en la vida para superarse.
Juan Caraballo, entrerriano de nacimiento, acaba de retomar la escuela primaria que dejara cuando tenía 8 años en su pueblo natal.


Esquina de avenida del Trabajo y Camino General Belgrano. Estación de servicio de la familia Lenzi. Adriana y Analía, las dos hermanas que llevan adelante el emprendimiento comercial que fundara su padre hace años, son parte importante en la vida de este hombre sin familia que trata de superarse.

Adriana: "Ustedes saben que nosotros somos integrantes activas del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados que lidera Raúl Castells. A Juancito lo conocimos en el año 2006, en el comedor y merendero que teníamos en Puerto Madero. Juancito venía al comedor y me comenzó a sorprender. De las trescientas personas por día que venían a comer, era la única persona que se quedaba después de comer a ayudar. Pedía una escoba para barrer, iba a limpiar los baños. Le pedíamos que no lo hiciera y siempre respondía que no lo subestimáramos. El quería hacer algo por todo lo que se le daba a cambio. El estaba en un hogar en la Capital Federal. Un día vino golpeado. Le habían pegado a un abuelo de 80 años. El dijo que le pegaron por haber denunciado lo que no cumplía el hogar, con las normas municipales. Por eso le pagaron y se fue a vivir a la calle. Siempre dice que prefiere morir cuando Dios lo disponga y no cuando otro lo haga. Eso me impactó. Su historia de vida. Vino el invierno, el frío y un día le dije que dejara la calle y se viniera a casa. Lo trajimos acá y vivió un año, porque decidió buscar un hogar transitorio para pasar la noche, porque no quería ser una carga para nosotros, ya que no éramos su familia"

Juancito: "Yo nací en Gualeguay. Allá pasó un caso dramático sobre mi persona, cuando era niño. Murieron mis padres cuando tenía 8 años. Era el único hijo y unos de mis tíos hizo una concesión con mi primo. Había animales de por medio. No pude seguir la escuela. Pasó el tiempo y mis parientes me dejaron de lado. Nunca recibí nada de mi familia y quedé andando por el campo de acá para allá. Mi vida fue esa, anduve por todos lados. Hoy vivo de una pensión"

Juancito no quiere dar detalles de lo que ha pasado por su vida. Le genera dolor recordar. Quiere hablar del presente. Ese presente que lo lleva a lucir con orgullo la vestimenta de trabajador que es acompañada por una gorra del Che Guevara y la Escarapela nacional a la altura del bolsillo de la camisa Grafa.

Y Juancito consiguió un Hogar en Florencio Varela. Se trata del Hogar de Ancianos Dr. Salvador Sallarés. Egresa a la mañana y regresa a la noche. Todo el día está en la estación de servicio hasta la hora de ir a la escuela. Adriana agrega: "El ve que nosotras seguimos estudiando. Nos pidió un día un libro de derecho y como no lo comprendía le salió la idea de terminar la escuela. Se anotó para ir tres veces por semana a la escuela que funciona en el Hogar municipal. Y todo comenzó cuando le envió una carta a la cámara de diputados para acondicionar las sillas y armar el aula. Con esa nota apareció la Primaria. Faltan útiles y los pizarrones, que estamos por conseguir"

Juancito habla de su primer día de clase: " Fue con matemáticas, con la suma y resta ando bien, pero me embroma un poco la tabla de multiplicar".

Esta es la tarea que tiene Denisse, de 14 años, hija de Analía Lenzi. La adolescente es la apoyatura escolar que el alumno Caraballo necesita. El abuelo, hincha de Vélez, según dice, " y por ahora, porque mas tarde no sé" tiene un objetivo fijo: terminar la escuela.

"Les agradezco a las hermanas Lenzi porque me trajeron a Florencio Varela cuando yo andaba buscando un hogar. Ellas dicen que soy un pariente y si ellas lo dicen…Les estoy muy agradecido. También a la señorita que nos va a enseñar en la Escuela, a la que le mando un beso"

Juancito regresa a lo suyo. Su vida está en la esquina de Avenida del Trabajo y Camino General Belgrano. Donde hace lo que puede para estar activo. Este ejemplo por superarse, sin plan alguno o subsidio del estado para terminar la escuela, cuando la mitad de los jóvenes han desertado de la secundaria, es motivo de reflexión.   VARELA AL DIA

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