domingo, 3 de septiembre de 2017

Florencio Varela: un peronismo duro que construye el paraíso de Cristina


El comedero del comando del PJ, donde se juntan los militantes después de volantear en la calle

"¡Llegó el piquete!" Titi Gauna, la cocinera, sube el fuego y le da el golpe final al guiso. En una larga mesa montada sobre caballetes ya lo esperan 18 militantes que acaban de volver de "piquetear" -en la jerga de la militancia, caminar las calles repartiendo boletas-. Es el tercer y último grupo de comensales de este mediodía. Llegan con el hambre de una mañana larga de campaña bajo la llovizna.




Titi, 31 años de empleada municipal y 48 de militante justicialista, es la única autorizada a manejar la olla en el Comando 1 del PJ de Florencio Varela, más que una unidad básica un museo vivo de peronismo. Junto a la puerta, una virgen de Luján comparte mesita con un Cristo tallado y un almohadón con la cara de Cristina Kirchner . Detrás, en un gran cuadro, Eva vestida de fiesta va del brazo de Perón.

En las otras paredes, menos místicas, se despliegan los planes de batalla: mapas de Florencio Varela dividida en cuatro comandos, cuadrículas que tienen asignados sus responsables y planes de objetivos para cada barrio, día por día.

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El peronismo es imbatible en el municipio gobernado por el intendente Julio Pereyra desde 1992. Con la fuerza del aparato del PJ, en las últimas PASO Cristina Kirchner ganó con el 49% de los votos. En ningún otro lugar de la provincia consiguió semejante resultado.

El peronismo jamás perdió una elección allí. Pero no es el único récord en el distrito. Florencio Varela es también el municipio con más necesidades básicas insatisfechas según el último censo y uno de los cuatro lugares del conurbano con más asentamientos precarios. De acuerdo con un informe oficial, registra 66 asentamientos. Es, además, uno de los municipios que más creció en habitantes y con la población más joven.

"Florencio Varela siempre ha sido receptor de una inmigración que era peor tratada en otros lugares", dice el diputado nacional Carlos Kunkel, que milita desde hace años allí y sostiene que es un pueblo peronista y agradecido.

"No negamos problemas que existen. Lo que nos reconocen es que trabajamos para solucionarlos", sostiene.

Durante el kirchnerismo, se inauguraron en Florencio Varela un hospital bautizado Néstor Kirchner y una universidad: la Arturo Jauretche. En ella, la gran mayoría de los estudiantes son los primeros de sus familias en acceder a estudios terciarios.

"Eso no se discute. Me parece fantástico que haya una universidad acá en Florencio Varela, si bien los fondos deberían manejarse mejor", dice Pablo Alaniz, que tiene 30 años y es el primer candidato a concejal por Cambiemos.

"El tema es que vivimos pésimo, tapados de basura", afirma. Según Alaniz, hace 25 años que la gente está acostumbrada a una sola cosa y aunque vive muy mal, cree que es normal. Además -sostiene- "metieron miedo en los barrios" y la gente teme perder las ayudas sociales. "Nuestro desafío es mostrar que hay un futuro mejor", dice.

No les está resultando fácil. Unidad Ciudadana los dobló en votos. Él lo mira con optimismo: dice que Florencio Varela es el distrito de la tercera sección electoral donde más creció Cambiemos.

A Pereyra, que anunció que este año se retira, no le gusta que lo llamen "barón del conurbano", pero con 25 años al frente del municipio es la envidia de cualquier aspirante a barón. Hoy es candidato a legislador provincial y está de licencia en el municipio. Lo reemplaza un hombre de su confianza, el concejal Andrés Watson.

¿Por qué fue Florencio Varela el lugar donde más votos sacó Unidad Ciudadana? "El varelense sabía qué parte le iba a tocar con el macrismo -responde Watson-. Es un pueblo humilde y trabajador, pero sobre todo inteligente para tomar decisiones".

Según él, no han parado de cerrarse comercios en la ciudad por culpa de las políticas nacionales y además sufren el maltrato por ser un distrito opositor.

A pocas cuadras de la municipalidad, el padre Miguel Hrymacz sostiene desde 1981 el comedor comunitario Medalla Milagrosa. Para él, lo bien que le va al kirchnerismo es un misterio.

"Supongo que tiene que ver con que es un bastión del peronismo y que no aparecen alternativas", afirma. Su comedor prepara el almuerzo todos los días para unas 600 personas. Algunas comen allí, en el gran galpón montado atrás de la Iglesia, pero la mayoría se lleva la vianda para la familia.

Caminan hasta 40 o 50 cuadras desde los barrios más lejanos. Los colectiveros de la zona ya los conocen y muchos no les cobran cuando saben que van a lo del padre Miguel. "Varela es muy pobre. En algunas épocas la situación mejoró, pero nunca pudimos cortar el comedor", afirma. Según él, la gente no tiene mucho interés por la política.

En el Consejo del Partido Justicialista la realidad es otra. Es de noche y se montó en su sede el centro de operaciones de las cuadrillas que dan la batalla por la calle. Los equipos que, cuando la campaña se pone caliente, llegan a ser 11, se distribuyen las tareas: hay "pegatina", enrolladores de "paleros" (los afiches para los postes) y cuadrillas de pintadas.

Marcos es letrista y lidera una de ellas. Va adelante, en una camioneta donde suena The Cranberries, la banda que le gusta a Leandro, el conductor, sordo a las críticas de los compañeros. En la caja cada uno tiene un rol: dos son blanqueadores; uno, sombreador, también hay un encargado del verde y otro del amarillo.

Aunque pintan para Unidad Ciudadana, los colores son los de Defensa y Justicia, el club de Florencio Varela. A la orden de Marcos, saltan de la caja y en tres minutos donde decía Ranzazzo ahora dice Cristina.

"Esta pared la pintamos mil veces, pero no la podemos entregar", dice Rubén, blanqueador. Llevan una hora tapando y pintando y la noche recién empieza. Aunque ya saben que ganan, la disciplina es innegociable.

lanacion.com.ar

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