PIMPOLLOS BLANCOS Y ROJOS
Un cuento de Julio Jorge Faraoni
Desde hacía muchos años, todos los días cumplía la misma rutina, de su casa, en la calle Belgrano, del otro lado de la estación, hasta el taller de sastrería que había heredado de su padre, como así también el oficio que le permitió vivir siempre cómodamente, además de ahorrar una cantidad de dinero que le daba cierta tranquilidad y respaldo, y que guardaba como corresponde en una institución bancaria de la Peatonal Monteagudo, arteria comercial principal de la ciudad, y tenía su comercio, a pocos pasos de allí, sobre la calle Mitre; un taller de hechura de prendas masculinas.
Hoy le pareció que era un día especial y no podía saber por qué.
Al medio día después de depositar en el banco el pago recibido por uno de sus trabajos, caminaba distraídamente cuando algo lo sorprendió y atrajo su atención.
Hombre parco, de casi no tener amigos, de no saludar a nadie y de apenas conversar con sus clientes, sólo lo estrictamente necesario; llegando a la sexta década de existencia comenzaba a veces a plantearse la forma en que había vivido todo ese rosario de años.
Era su costumbre caminar hacia adelante como no mirando nada, ni ver a nadie; o mirando ver pasar las baldosas bajo sus zapatos, como sin importarle para nada lo que invariablemente ocurre a su alrededor.
En la oportunidad lo que lo había sorprendido, cerca de la calle Boccuzzi, era una canasta de mimbre asentada en la vereda con gran cantidad de ramilletes armados cada uno con cuatro pimpollos de rosas de diversos colores, envueltos en un fino celofán transparente y ceñidos por una cintita amoñada de color celeste.
Atinó a levantar la vista, en un gesto de curiosidad, muy ajeno en él, para ver quién sería la persona que negociaba con los primorosos ramilletes, y alcanzó a divisar a una mujer, aparentemente de unos cuarenta y pico de años, bastante delgada, con el rostro curtido pero casi angelical, mirada sin brillo y una mueca mezcla de cansancio y nostalgia, que fue sin dudas lo que atrajo su atención.
Todo sucedió en un instante, y mientras continuaba avanzando hacia el taller pensó en quienes serían los que compran esos ramitos y para qué; seguramente eran para complacer a alguna dama, cosa que nunca le había tocado por el distanciamiento que siempre había tenido con el sexo opuesto: su madre había fallecido cuando era un niño, siempre vivió con el abuelo y con el padre, en la escuela era tan introvertido que apenas había intercambiado algunas frases con sus compañeritas, durante todo el ciclo escolar primario.
Después en el taller todos eran siempre hombres; pensó que además nunca había tenido una simpatía, una novia, una amante; el contacto más expuesto con mujeres era cuando visitaba las casas de citas.
Instintivamente detuvo la marcha, giró la vista hacia el lugar en que se encontraba la florista y pudo observar como un señor de su edad, en ese momento, abonaba y retiraba un ramito de la canasta extendiéndoselo a una señora que no dudó sería la esposa, quien con una amplia sonrisa estampó un largo beso en la mejilla de su compañero, continuando inmediatamente la caminata interrumpida solamente por la compra, el obsequio y el caluroso agradecimiento.
Un impulso casi sobre natural lo empujó hasta pararse frente a la mujer que vendía flores; esta le dijo con cansina voz pero con modo amable:
-- ¿Quiere llevar un ramito, señor?... cuestan dos pesos...
Casi sin darse cuenta extrajo la billetera del bolsillo posterior de su pantalón y entregó un billete por del valor mencionado, miró los ramitos; eligió uno con dos pimpollos blancos y dos rojos, tal vez por su simpatía con el club de fútbol de sus amores, o por el fuerte contraste de aquellos colores que habían atraído su mirada; o tal vez por algo que recién comenzaba a experimentar y que era una extraña sensación por el blanco, símbolo de la pureza y por el rojo símbolo del amor.
En ese instante comprendió que no tenía a nadie a quien regalar el ramo adquirido, ninguna conocida, ni amiga, ni amante, ni siquiera una pariente o alguna buena vecina; entonces casi sin pensarlo estiró la mano que sostenía el ramo hacia adelante y le dijo a la florista:
-- Son para Ud... ¿las aceptaría?...
La mujer que casi no podía creer lo que le estaba sucediendo, con un tenue brillo en los ojos y una apagada pero complaciente sonrisa le contestó:
-- Gracias... muchas gracias... cómo no voy a aceptarlas ¡si es la primera vez en mi vida que alguien me regala flores!
JULIO JORGE FARAONI
------------------------------------------------------------------------------------------------
RECUERDOS
Un poema de María Irene Zarza
(Homenaje a un nuevo aniversario del fallecimiento de su esposo)
Te fuiste ese día de pronto
sin avisar...ni darme...la despedida,
siempre preguntando al destino
si no fue absurda tu partida.
Navegando el corazón en este mundo
en la soledad, con tantas preguntas,
que duele como heridas que no sanan,
que no cierran...ni cerrarán nunca.
Que lindo si supieras que quiero hablar
siempre contigo,
cada vez que me encuentro sola,
mi voz en el aire pregunta,
¿si a mi lado estás...si...estás conmigo?
Sé que estás en un lugar...pero tus recuerdo
siguen pegado al lado mío.
Voy por rumbos nuevos desconocidos...
atada con la esperanza de llegar a destino.
Te busco por las noches...metida
en esa estrofas, si encuentro el camino,
y algún día he de llegar a ti...perdida
porque sé, que nuestro amor...
es igual desde el principio.
Te busco en las noches metida en las estrofas,
estos labios que queman, porque no entienden de olvido
y... mis lágrimas que corren por las mejillas,
has dejado el corazón... solo, triste, y con frío.
María Irene Zarza.-
--------------------------------------------------------------------------------------
Un relato de Rodolfo Jorge Rossi
Fue en el año 1984.
Una noche compartí la mesa con el periodista y escritor Edmundo Guibourg en una parrilla de la calle Talcahuano.
La conversación giró sobre su amistad con Carlos Gardel y otros próceres del tango.
Cuando promediaba la velada, de improviso comentó: -A Gardel lo asesinaron.
Se produjo un silencio que fue roto nuevamente por Don Edmundo: -lo mató la Iglesia Católica.
Tras cartón contó la siguiente historia:
“Los curas nunca quisieron a Gardel por que era la imagen del demonio.
Y ese delirio contra el Zorzal se acentuó cuando el tenor Enrico Caruso expresó públicamente que Carlos Gardel tenía una lágrima en la garganta.
La Iglesia tampoco quería al tenor italiano, porque Caruso era amigo del armenio George Gurdjieff, un hereje.
Cuando murió Caruso en 1921 los curas se calmaron, pero la bronca permaneció latente.
En el año año 1930, cuando Gardel adquiera relevancia mundial, es presentado en público como “la voz de Dios”.
Esa calificación despertó en el papado el odio dormido y decidieron tomar cartas en el asunto.
Entonces en el Sínodo anual reunido en Roma en 1933, el Papa Pío Xl, analizó junto a los cardenales vida y obra de mi amigo”.
¿-Por qué era diabólico Carlitos? , pregunté.
“Tuvo un vida distinta que irritaba a los curas. Esa vida comenzó en 1890 cuando en Toulouse, Francia, nació un hijo del amor, producto de una relación incestuosa entre Berta Gardes y un primo hermano seminarista, también de apellido Gardes. Al niño lo llamaron Charle Romuald.
Rechazada su madre por los prejuicios de la época migran a Buenos Aires cuando Carlitos tenía dos años. También los curas manejaban otra versión. El padre sería un Ingeniero llamado Paul Lasserre.
En Buenos Aires Doña Berta se empleó como planchadora y su hijo se crió en la calle.
Ni siquiera la presencia de un Santo a su lado, como Ceferino Namuncurá, compañero de coro en un colegio Salesiano, logró redimir al díscolo Carlitos.
Se destacó en la escuela primaria por blasfemo y tener, además, un notable cross de derecha.
No tenía problemas de aprendizaje, pero lo que no conformaba a los Salesianos era la conducta del chico”.
-Se lo pasa escupiendo imágenes religiosas, es un impío, dijo un cura azorado a Berta, la madre, que había sido llamada para que sacase al niño del colegio.
“A Carlitos no le importaba nada.
Solamente era feliz en las calles del barrio del Abasto, rodeado de curdas, cirujas, mendigos y delincuentes.
Doña Berta se desprendió de su hijo que fue alojado en lo de una vecina, llamada Rosa Franchini.
Al terminar el colegio primario Carlitos se dio cuenta que tenía un don. Los que lo escuchaban cantar lo invitaban a comer, deslumbrados.
Cayó preso varias veces y su garganta, entonando canciones criollas, conmovía a la Policía y recuperaba, siempre, la libertad.
Detestaba a la autoridad y a todo lo que esta representaba.
Con los curas la relación iba del asco a la risa.
A los trece años se hace muy amigo de Luís Sanguinetti, propietario de la cantina “Chantacuatro” donde canta todas las noches por la comida.
Descubre el aplauso y el vino carlón. En la cantina conoce a José Gambussi, el “Tarila”, y a el “Cachafaz”, los mejores bailarines de todos los tiempos.
A los catorce años se escapa de la casa y lo encuentran varios días después en un prostíbulo de Florencio Varela. Se hace cantor de quilombo, traba amistad con cafiolos y pupilas. Las putas lo adoraban”.
Alguien preguntó:- ¿dónde se conocieron?
“Lo conocí en un comité Conservador del barrio de Balvanera.
Nos hicimos muy amigos, los dos teníamos el mismo origen y hablábamos en francés. La amistad se consolidó en una gira que hicimos a Brasil. Formaba parte de compañía teatral el actor Elías Alippi.
Los tres nos hicimos inseparables.
Pero hay un hecho relevante que consagra a Carlitos por su valentía pero que la Iglesia toma a mal. El 10 de diciembre de 1915, a la salida del Palais de Glace, una patota encara a Elías Alippi y le dice que que no pise más el lugar porque lo quieren libre de judíos. Carlos Gardel reacciona defendiendo a su amigo. Un integrante de la patota, de apellido Guevara, saca su revolver y apunta al corazón de Elías. Gardel se interpone y recibe un disparo en el pecho. Se salva de milagro. Ese es el momento que la Iglesia le empieza a prestar atención. No puede ser que un criollo ponga el pecho por un rusito. Algo raro pasa con ese muchacho. A partir de ahí asignan a Carlitos un seguimiento especial que termina en lo que dije al comienzo, cuando lo presentan como la voz de Dios.
No saben como eliminarlo y así llegamos al Sínodo de 1933 donde el Papa Pío XI con su secuaces encargan al Cardenal Pacelli que durante 1934, cuando se realice el “Congreso Eucarístico Internacional” en Buenos Aires, tome los recaudos del caso y se encargue de matar al Zorzal.
Éste debe morir quemado como Giordano Bruno.
La muerte de Gardel, como la de Bruno debe tener un efecto disuasorio ante el avance de la ciencia, el sexo, y el comunismo.
Pío XI le recalca a Pacelli que no debe fallar. Que no pase lo de Galileo Galilei que se retractó ante el Tribunal y después siguió cantando.
Durante el “Congreso Eucarístico”, en Buenos Aires Pacelli se conecta con los peores sectores de la Iglesia.
Ordena: “Carlos Gardel es el anticristo y debe morir en la hoguera”. No tiene moral, es hijo del amor, puso el pecho por un judío y se presenta como la voz de Dios.”
La orden se cumple en Colombia el 24 de Junio de 1935 y Carlos Gardel es inmolado en Medellín.
Esa noche Roma está de fiesta. El Papa organiza una reunión para festejar la muerte de Carlitos, pero se pasan en los brindis y la información que tenemos los tangueros es que hubo tiros y puñaladas en el Vaticano.
Todos los Cardenales terminaron en cana.
En Buenos Aires festejaron Monseñor Franceschi y los miembros más encumbrados de la Acción Católica. La cátedra del café tiene conocimiento que Monseñor Franceschi al cerrar la velada dijo: -Brindo por el final del Zorzal en la hoguera.
Ha muerto un tenorio de conventillo, fiolo de arrabal.
Para rematar:-¡Cómo sería de gaucho Gardel que murió asado! "
---------------------------------------------------------------------------------------
VARIADAS PROPUESTAS CULTURALES PARA ESTA SEMANA
La municipalidad de Florencio Varela informa las actividades culturales previstas para el mes de noviembre. Cabe destacar que las mismas se desarrollarán con entrada libre y gratuita, en diferentes lugares del distrito:
Martes 2
9.00 horas. Tercer Congreso de Ciencias Sociales, con alumnos del distrito a partir del sexto año. En la escuela de Enseñanza Media Nº 6 “Homero Manzi” (Yrigoyen y San Lorenzo). Hasta las 17:00.
Viernes 5
18.00 horas. Ciclo de Teatro. Obras: “Otra de Brujas y genios”, “Alicia en el País de los payasos”, con alumnos de la Casa de la Cultura (Mitre 149).
18.30 horas. Séptimo Festival Regional de "Canto y Poesía", con lectura de obras literarias, presentaciones de libros y entrega de premios del certamen de literatura “Ciudad de Florencio Varela 2010”, en el Centro Cultural Sarmiento (Bocuzzi y España).
20.00 horas. Ciclo “Cine en tu barrio” que brinda el municipio junto al INCAA, con proyección de cortometrajes relacionados con el fútbol argentino y del certamen varelense “Roberto Di Chiara”, en la Peatonal Monteagudo.
Sábado 6
18.00 horas. Reunión de escritores del Tarumá Literario, con la actuación del ballet internacional “Estrellas del Sur”, con bailarinas de entre seis y 13 años, en Casa de la Cultura (Mitre 149).
¡Muchas gracias, Luis Alberto! por mostrar nuevamente un cuento mío en esta segunda edición del Suplemento Cultural de los Domibngos... y felicitaciones a los otros escritores por sus excelentes trabajos presentados... de esta manera la Cultura general de nuestro distrito puede alcanzar el vuelo que tanta falta le hace desde hace mucho tiempo...
ResponderEliminarUn abrazo... Julio Jorge.-
Muy agradecida Sr. Luis Alberto Garcia, por exponer mi poesía en su prestigiosa Revista... El día 31 de octubre fué como dice el título, para nuestra familia .."RECUERDOS" no gratos pero es la vida, y a todos nos toca pasar momentos así... como en mi caso.
ResponderEliminarFelitar a todos los poetas por sus obras, porque son maravillosas... y a Suplemento Cutural de Los Domingo por todo lo que hace en bién de la Cultura...
Cordialmente.
M.Irene .-