miércoles, 22 de mayo de 2013

Talentos: "Mucho ruido y pocas nueces"

El título de esta crítica bien podría ser el nombre de la comedia de William Shakespeare. En realidad el despliegue publicitario apuntaba a una obra musical de calidad, interpretada por los más talentosos de Florencio Varela. Poco de eso pasó en el escenario. Si bien es cierto que se lucieron talentosos cantantes y bailarines "Amor y Revolución" está mas cercana a una muestra de fin de año de una escuela de comedia musical que a un espectáculo profesional a pesar del despliegue técnico impresionante con que cuenta. Si, talento hay, el de los varelenses, que nunca lo han ocultado. La historia es obviamente, la revolución de Mayo, narrada a través de un joven que supuestamente participó. La dramaturgia es de pobre factura, los diálogos duros y obvios. En el medio hay una historia de amor, que nada tiene que ver con los sucesos contados, pero que había que ponerla, porque ¿que es un musical sin una historia de amor? Las coreografías son previsibles y las escenas teatrales son pobres (La mayoría del elenco son bailarines y cantantes, no actores). Las luces son, en todo espectáculo teatral, fundamentales para crear climas. En este caso parecieran estar destinadas a un recital de rock, no a una comedia musical. La luz se reflejaba hacia uno u otro punto, como para fascinar a los espectadores, pero no formaba parte de la trama ni tenía incidencia alguna en esta. Los temas musicales iban de Calamaro a Palito Ortega, pasando por Julio Sosa y Valeria Lynch, interpretados con solvencia por los protagonistas. El espectáculo no aporta nada, como comedia musical es más de lo mismo, a pesar de haber contado con todas las posibilidades técnicas y de producción. Armar una comedia musical en base a una copia de experiencias ajenas nunca resulta, conviene perfeccionarse y trabajar más sobre nuestra identidad. Como puntos a favor podríamos decir que los cantantes son excelentes y que quienes participaron en el espectáculo arriba del escenario, pusieron lo mejor de ellos mismos para que todo salga bien. Excelentes bailarines, a los que se dio poca oportunidad para lucir sus dotes. Otro punto a favor es el lugar elegido para esta presentación: La carpa de un circo. Es muy posible que los organizadores no lo sepan, y quizás por eso perdieron la ocasión de hacer un homenaje a este ámbito, ya que fue en un picadero de circo que nació el teatro nacional cuando los hermanos Podestá pusieron en escena el Juan Moreira, allá por 1896. La presencia del Intendente y funcionarios municipales muestra claramente que el interés de la gestión municipal avanza hacia la llamada "Tinellización de la cultura". Es posible que los funcionarios conozcan poco del tema, como de otras formas de arte, pero lo que sí quedó de manifiesto es que su principal preocupación fue complacer a quienes gestaron la obra, independientemente de sus gustos personales.

M.C.
Varela al Día

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