La Victoria del Frente: a la derecha de Cristina, Scioli y los trabajadores.

Solía repetir Miguel Gazzera, aquel viejo dirigente fideero de la Resistencia y de las “62” -de quien tuve el honor de ser amigo, compañero y su biógrafo-: “Daniel, lo más importante en la vida de un dirigente sindical, está en el balance diario. Antes de conciliar el sueño, saber si podes conciliarte con lo realizado en el día a favor de los trabajadores que representas. Y si quedó algo pendiente, es el primer punto del orden del día para concretar al despertar”. Esto viene a cuenta de lo ocurrido durante la primera sesión ordinaria del HCD, la cual constituyó un verdadero show de improvisaciones y hasta con actores en apariencia principiantes en el quehacer deliberativo, por parte del oficialismo (cuyos principales protagonistas no lo eran). Lo central, fue que el oficialismo, rechazó una propuesta de la bancada opositora del Frente Renovador, en favor de crear las condiciones para que el Ejecutivo, de aprobarse la iniciativa, y contando con el aval del conjunto de los integrantes del Consejo Deliberante, se viera en la “obligación” de proponer, a consideración del propio cuerpo legislativo, la fijación de un salario mínimo sobre el piso de un 35% de aumento, destinado a los trabajadores municipales.
De ésta manera, se hubiera posibilitado reforzar la negociación paritaria, que al momento no superaba una oferta superior al 21%. Algo muy lejano a querer entrometerse en las cuestiones de la vida sindical interna del Sindicato. Estamos hablando en términos políticos sobre una forma de “utilizar” instrumentos legislativos -que en todo caso podrían mejorarse en cuanto al carácter de la propia norma propuesta- a favor de políticas sindicales. Porque es posible ser representante de los trabajadores ante el Patrón Estado, siendo parte de la representación legislativa de ése propio Estado, sin necesidad de ajustarse tajantemente a las limitaciones impuestas por el orden burgués. Porque de eso se tratan las reglamentaciones. Siempre hay una hendija por donde entrarle, y de eso se trata la política sindical cuando debe articularse a la política partidaria. Pero lo proponía el Frente Renovador, por lo tanto, debía ser rechazada. Hasta ahí lo políticamente incorrecto, pero comprensible dentro de las pujas en la politiquería tradicional –a pesar de otros desentendimientos desprolijos de la propia bancada-, aunque muy alejadas del llamado progresismo que se dice sustentar. Pero que el edil, secretario general de los propios Municipales, haya sido quien argumente al mejor estilo de leguleyo asesor del Ejecutivo, o mero “correveidile”, en contra de una medida que podía redundar en beneficio de los propios trabajadores que representa, es al menos desencantador. Seguro que Dario D’Aquino, es de sueño rápido y pesado, y en sus sueños imagina, que podrá conseguir en la paritaria que lleva adelante un beneficio superior a la pérdida del valor adquisitivo de los salarios de sus trabajadores, y de un saque. Sino fuera así ¿Lo volverán a aplaudir los miembros de Comisión Directiva que lo acompañaban en la tribuna junto a una decena de simpatizantes?. Pero eso no fue todo, sino que también se frenó la propuesta de creación de una Comisión de Seguridad, propuesta también por la bancada opositora, cuando la preocupación en la materia estaba siendo expuesta a la misma hora por el propio Ministro de Seguridad, Granados, en el propio distrito, sin que el Departamento Ejecutivo hubiese tenido, como en otras situaciones similares y reiteradas, la deferencia de invitar protocolarmente a la oposición. Luego de ocho homicidios registrados en corto tiempo, siendo Varela además uno de los distritos del conurbano con importante recurrencia de hechos delictivos, y con trabajadores municipales con salarios severamente deprimidos, si lo acontecido en la sesión del jueves pasado, no fue una Victoria del Frente, a la derecha de Cristina, Scioli y los trabajadores, al menos se le parece bastante.

Por Daniel Parcero
Periodista, escritor y dirigente sindical