El mal estado de la Ruta provincial 36, en el tramo que va desde El Cruce Varela a la Rotonda de Alpargatas no es novedad. Baches, falta de iluminación, banquinas deterioradas y angostas, falta de señalización y luces, carteles que se balancean sobre la cabeza de los transeúntes, e imprudencias de todo tipo, son parte del escenario cotidiano en la traza. Las promesas de inicio de la tan esperada obra, potestad del gobierno de la provincia, se sucedieron en más de una oportunidad, por parte del propio gobernador Daniel Scioli y sus ministros. A finales de 2011, el titular de Infraestructura bonaerense, Alejandro Arlía, volvió a referirse al tema.
“Siguiendo con la propuesta del gobernador Scioli estamos trabajando fuertemente para mejorar todas nuestras rutas provinciales, principalmente las rutas de la producción”, destacó. En esa oportunidad, se refería a una lista de licitaciones para ejecutar obras de conservación, mantenimiento y rehabilitación en rutas, en la cual se destacaba la RP 36, Rotonda de Alpargatas y Distribuidor Florencio Varela. Precisamente Arlía prometió iniciar las tareas en marzo de ese año, tras haber anunciado lo mismo en agosto de 2011. Pero la foto sigue siendo la misma: falta de luminarias encendidas, pastizales crecidos en los alrededores, un cartel desbalanceado a punto de caer que advierte a los conductores que “conserven su derecha”, múltiples baches y ondulaciones en el pavimento y la gente, vecinos de Varela y Berazategui, que arriesgan su vida al cruzar de un lado a otro de la ruta, sin las mínimas medidas de seguridad, incluso saltando los muros que dividen ambas manos. La 36 también carece de una óptima banquina. La misma es estrecha y peligrosa para los conductores que en ocasiones también suman su propia imprudencia cuando giran en “U” o exceden los límites de velocidad. Los testimonios en relación a la autovía, que ya supo cobrarse más de una vida, van incluso más allá de las fotos. Los vecinos también se quejan por la falta de pasos peatonales y señalización vial. Andrés, un vecino que a diario recorre el camino de La Plata a Florencio Varela, se alarma y dice que cada paso por allí le resulta “una odisea”. “Nadie respeta nada, los semáforos más de una vez andan de manera intermitente, y a la noche es una boca de lobo. Hace años que viajo y no ha cambiado nada, todo lo contrario”. Un punto traumático de la traza es la zona de El Ombú. Semáforos que muchas veces no funcionan, dársenas sin cordones y demarcadas, garitas de paradas derrumbadas y asfaltos destruidos, son parte de los obstáculos para quienes buscan a diario tomar un colectivo. “Estamos mal acostumbrados. No hay luces, las esquinas llenas de agua, cuando llueve se inunda todo y no tenés donde taparte. Es de terror”, opinó Luis un vecino del lugar. Lo mismo ocurre a la altura de la Ruta y la avenida Bosques. El abandono de la autovía también se extiende frente al predio del Parque Industrial de Varela, en la intersección de Luján y Juan Azurduy.
AGENHOY.COM.AR
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