El Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) de La Capilla se sumó a la larga lista de salitas asaltadas por jóvenes con problemas de adicción, que -en estado de desesperación- ingresan en busca de medicamentos para consumo personal, los cuales generan un efecto similar al paco al ser mezclados con alcohol.
La llamadas “drogas de la pobreza” sigue ocasionando estragos en los barrios más postergados del conurbano, donde la problemática se agrava día a día por la ausencia del Estado.
En las últimas horas, la unidad sanitaria ubicada en el kilómetro 15 de la Ruta provincial N° 53 fue saqueada por sujetos que destruyeron varios consultorios y hasta defecaron en el lugar, para luego darse a la fuga con remedios que, generalmente, son provistos a los niños del barrio. Los vándalos ingresaron forcejeando la puerta y rompieron el vidrio. Una vez adentro, destrozaron algunos armarios y estropearon cientos de historias clínicas.
A raíz de este hecho, DIARIO POPULAR consultó a la presidenta de la seccional Florencio Varela del gremio CICOP, Mabel Hidalgo, quien manifestó que las personas que roban en los centros de salud “buscan psicofármacos”. “En Florencio Varela hay unidades médicas que tienen guardia y funcionan las 24 horas. Cuando se produce un robo a mano armada, los delincuentes amenazan a los enfermeros para que entreguen los medicamentos”, remarcó.
Sin embargo, las salitas que no tienen guardia y funcionan únicamente de día, como la de La Capilla, no trabajan con medicación psiquiátrica. “Los CAPS están incluidos dentro del Programa REMEDIAR, por lo que los médicos sólo manejan antibióticos y antitérmicos. Pero cuando entran a robar se los llevan igual, no saben diferenciar y agarran lo que encuentran”, detalló Hidalgo.
Similar al paco
La potencia adictiva de la pasta base doblega la voluntad de jóvenes que, a través de su consumo, buscar escapar de la cruda realidad en la que sobreviven. La mezcla de psicofármacos con alcohol cada vez es más frecuente en adolescentes y menores de los “barrios bajos”, ya que su ingesta produce un efecto similar al del paco.
En reiteradas oportunidades, se asocia este tipo de consumo con la delincuencia, ya que “inhibe” el miedo y es consumido por delincuentes antes de perpetrar un robo. Otro rasgo característico de los efectos que produce es la pérdida de consciencia y altos niveles de agresividad.
Diario Popular
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