jueves, 16 de septiembre de 2010

La Peor Estafa

Se llama Yesica Leiva, tiene 26 años, una compleja enfermedad llamada Síndrome de Marfan, no tiene trabajo y actualmente no recibe ningún beneficio social. Tiene una prótesis en la espalda, y solo ve, parcialmente, de un ojo.
Pasó los últimos cinco años recorriendo oficinas, llenando formularios y respondiendo las mismas preguntas de varios asistentes sociales. Todo eso, para intentar que algún organismo estatal le diera una ayuda para su hijita Lara, quien nació con mielomeningocele , la variante más severa de «espina bífida», una afección que incluía once vértebras de la médula abiertas e hidrocefalia bilateral, por lo cual tuvo que ser operada dos veces en sólo 18 días.

Como la buena madre que siempre fue, pese a sus propias y muy severas limitaciones físicas, Yesica hizo todo para que su hija estuviera lo mejor posible, pero los trámites iniciados en la Municipalidad de Florencio Varela nunca prosperaron. Más allá de que Desarrollo Social le entregó una silla de ruedas por la que rogó durante más de dos años a IOMA, la asistencia que su hija necesitaba jamás llegó.

Lara falleció el 30 de junio pasado, y a todo el imaginable dolor que ello significa, Yesica ahora le sumó otro, tremendamente indignante. Porque acaba de descubrir que alguien se quedó con los materiales que se habían destinado para construir una habitación para la pequeña, y que también alguien, quizás la misma persona, está cobrando un «Plan» en su nombre.

Yesica recibió a Mi Ciudad en la casa de sus padres, una humilde vivienda con contrapisos ubicada en la calle Vicente López, de nuestra ciudad. Su padre, militar retirado, recibe 500 pesos de pensión, y camina como puede, arrastrando una pierna paralizada por la artrosis. Su madre, trabaja en un salón de fiestas local, y cobra 30 pesos por día.

«Vinimos a vivir acá –nos cuenta- porque no teníamos donde ir. Yo no tenía casa ni marido y mis padres me dieron esta pieza. Mi papá no puede mover una de sus piernas y duerme en la habitación de arriba. Yo le dí todo a la nena, fíjense como está todo acá, limpio, y cuando vinimos esto estaba lleno de humedad, pero lo arreglamos para que la chiquita no se enfermara de neumonía».



(…)



-¿Desarrollo Social no te dio ninguna ayuda?

-En ese momento me dieron un subsidio por única vez, de 1200 pesos. Con eso acondicionamos la pieza. Y fue un subsidio que vino de la Nación. También me prestaron una silla de ruedas, que le pedí por dos años a IOMA sin que me la dieran. La necesitaba con urgencia, porque la nena iba a Jardín de Infantes con un aparato que habíamos armado en casa, hecho con ruedas y asiento de bicicleta y una madera, que ella manejaba y chocaba a los compañeros.

-¿Qué pasó con los materiales prometidos para hacer la obra?

-Mi mamá fue a averiguar eso a Desarrollo Social, y ahí se enteró de que supuestamente ya los habían entregado, aunque a mí nadie me dio nada.



Gladys Corres es la madre de Yesica, y nos dice: «cuando llegué, me dijeron ¡qué buena noticia, ya recibieron la primera etapa!… Cuando le contesté que nosotros no habíamos recibido ninguno de los materiales, me dijeron: esperá que debe haber un error, mañana te llamo… Pero nunca me llamaron. Fui a ver al Secretario de Salud, Dr. Bagato, y hablé con su secretario. Le expliqué que lo único que queríamos era hacer al menos una carpeta para que la nena se pudiera arrastrar, ya que no iba a caminar».



(…)



-Yesica, ¿cómo fue que te quedaste sin ningún tipo de asistencia?

-Cuando se lanzó la asignación por hijo llevé toda la documentación. En ese momento yo cobraba los 150 pesos del Plan Jefes, y la pensión por la nena se había ido a 200 pesos. Me llegó la libreta, y automáticamente me sacaron ese Plan. Pero la tarjeta para cobrar no me llegó. Fui a averiguar qué pasaba a la ANSES y me dijeron que no me correspondía el beneficio porque estaba cobrando un Plan Municipal…

-¿Cómo es eso?

-Me dijeron que figuro cobrando un Plan, SINTIS, o algo así, como que hago tareas en la Comuna, pero yo no cobro nada. Alguien está cobrando en mi nombre. Voy a hacer la denuncia, para que le den de baja y pueda cobrar algún subsidio. Yo no tengo nada. Viajaba como podía cuatro veces por semana para que trataran a mi hija en La Plata, o a buscar los pañales. Nosotros a veces no comíamos para que Lara tuviera comida. No fui una mamá dejada. Quiero saber por qué no me dieron ayuda. Golpeé una puerta y otra, pero de ningún lado llegó la ayuda. Fue como si quisieran agotarme, como si quisieran que no los joda más…

Publicado por el periódico Mi Ciudad

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