martes, 23 de abril de 2013

Florencio Varela, inicio de "Maravilla" Martínez en el boxeo


El primer contacto de Sergio “Maravilla” Martínez con el boxeo tiene fecha: 2 de mayo de 1995. El lugar, Florencio Varela, 30 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires. Un recorrido por sus primeros lugares de entrenamiento junto a su tío y mentor, Rubén Paniagua. Rubén y Sergio, tío y sobrino, terminaron la jornada laboral alrededor de las cinco de la tarde en el taller metalúrgico de Hugo Martínez, padre del joven “Maravilla”. Desde Claypole, partido de Almirante Brown, transitaron en bicicleta por algunos caminos de tierra para llegar a la Avenida 13 de Diciembre, ya en Florencio Varela. Era el 2 de mayo de 1995. En la esquina de la calle Bonn ingresaron por el portón al predio municipal Lefa. Un camino arbolado los llevó hasta el improvisado gimnasio montado en el quincho. Tras hora y cuarto de actividad física, Sergio Martínez sacó un par de golpes y eso lo entusiasmó. Hoy la 13 de Diciembre es Obispo Jorge Novak, y Lefa cambió el nombre a Polideportivo La Patriada. Aquel joven de 20 años se transformó en el actual campeón mundial mediano CMB.Avenida Obispo Novak y calle Bonn, en Florencio Varela.
"Vino con la idea de ponerse bien físicamente para jugar al fútbol, no para boxear”. Sergio Martínez quería jugar al fútbol en Claypole o en Los Andes, dónde estuvo a punto de fichar para ser profesional. La base físico podía dársela su tío Rubén Paniagua. El hermano de su mamá Susana fue un destacado boxeador de la zona y hasta enfrentó a Santos Laciar, monarca mundial mosca AMB en los 80. El segundo retiro a mediados de los 90 lo llevó a entrenar nuevos valores en el predio ubicado al lado del estadio de Defensa y Justicia. Sergio pidió a Rubén que lo tome como uno de sus pupilos. Se adaptó rápido. Buenos movimientos, interesante velocidad. Las actividades físicas se realizaban en el quincho del predio o en las rústicas canchas de fútbol. Si alguien debía usar el gimnasio para los asados, los púgiles estaban obligados a trabajar al aire libre. “Como futbolista es un buen boxeador”, dijo Rubén a papá Hugo. Aquella fue la sentencia para marcar el camino rumbo al cuadrilátero. Una semana después de aquel 2 de mayo comenzó a guantear. Pero para potenciar sus cualidades deberían buscar un lugar con posibilidad de hacer combates. El Lefa ya les quedaba chico. “Le buscamos rivales de jerarquía para que Sergio pueda crecer”. Paniagua trasladó a todos sus pupilos, incluso a su sobrino, al gimnasio montado en la Sociedad de Fomento Gobernador Monteverde sobre la Avenida Senzabello. Santiago “Bebe” Núñez, quien aún sigue siendo el presidente de la institución, tenía los elementos y el ringside. El lugar estaba emparentado con el boxeo en la zona. Allí Martínez guanteaba con rivales de uno o dos años de entrenamientos, sus pares ya no eran suficientes. Foto: AFP Sorprendió a la familia que Rubén decidiera hacerlo pelear con un mes de entrenamiento. Sus otros dos tíos Raúl y Carlos estarían en el rincón, algo que se mantendría durante los dos años y medio como amateur. El debut se dio el 9 de junio de 1995 en el club Zeballos, victoria ante José Pisani por puntos en tres asaltos. Otro mes más y el primer nocaut, frente a Eduardo Busela en Solano, partido de Quilmes. Su bunker en Gobernador Monteverde lo vio victorioso sólo dos veces, ante Ramón Franco y Héctor Cabañas, ambas por abandono. “Sergio siempre dice que el día que pierda la mirada a sus orígenes va a estar en problemas”. El éxito en España y en Estados Unidos no alejó a “Maravilla” de sus inicios. “Bebe” Núñez cuenta la humildad y generosidad de un Martínez que se acercó a Gobernador Monteverde, hace tres años, para agradecerle por el espacio ofrecido en sus primeros entrenamientos. Rubén Paniagua mantiene contacto con su sobrino y dirá presente el sábado 27 de abril, en Vélez, para el combate ante el inglés Martin Murray. En su departamento a 20 metros de la estación Ezpeleta muestra con orgullo fotos recientes y de antaño con el boxeador del momento. Un guante lleva la firma y dedicatoria de “Maravilla”, aquel que dio el primer paso en un predio que espera ahora tener un gimnasio cubierto, piscina semiolímpica, canchas de paddle, hockey, tenis y demás espacios físicos dedicados al deporte. El antiguo quincho del Lefa es por estos días un inmenso galpón obrador en “La Patriada”. Sólo muy pocos sabían que Sergio “Maravilla” Martínez se probó los guantes por primera vez en donde hoy conviven carretillas, palas, cascos y herramientas necesarias para la construcción.

Terra.com

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