Con un gol de Andrés Ríos, el “Halcón” se impuso por la mínima diferencia. Alexis Soto cometió un grosero error en la conquista
Defensa y Justicia tuvo que trasladar su localía a Sarandí para recibir a Banfield en el inicio de la sexta fecha del campeonato doméstico. Como su estadio se encuentra clausurado por el incidente que se vivió en el compromiso frente a River, los de Florencio Varela debieron cambiar su domicilio esporádicamente a la cancha de Arsenal.
Durante los primeros minutos la llave del duelo la tenía Jonás Gutiérrez. Con mucho terreno a su disposición, el Galgo generó las ocasiones más claras para el Halcón. En cambio, el Taladro se reclutó contra el arco de Hilario Navarro con todos sus hombres y ese sacrificio le jugó una mala pasada a Mauricio Sperdutti. El ex Newell's sufrió una lesión en una de sus rodillas cuando fue a trabar una pelota y tuvo que ser reemplazado por Luciano Gómez.
La diferencia de estilos que propusieron los entrenadores generó un espectáculo pobre, carente de acciones ofensivas y sin emociones. Mientras los de Ariel Holan intentaban acercarse al arco rival, los de Julio César Falcioni se dedicaban a enfriar un pleito que incentivaba a los bostezos.
Recién en el último cuarto de hora los protagonistas rompieron la tendencia lineal para amenazar con la llegada del gol. A través de una pelota parada, Mauricio Asenjo se elevó en el área contraria y sorprendió a Agustín Rossi, para que el ex Estudiantes reaccione a puro reflejo. En la contra, Fernando Elizari no pudo aprovechar un mano a mano frente a Navarro y desperdició su remate por el primer palo. Fueron los pocos momentos de vértigo que entregó el partido.
El cero se rompió por el grosero error que interpretó Alexis Soto. El juvenil que participó de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro expuso su displicencia en un cierre imperfecto y Andrés Ríos no perdonó. A pesar de la falta de ideas, Defensa y Justicia se llevó el premio por la ambición que demostró a lo largo de los 90 minutos. El Halcón se llevó una sonrisa del Julio Humberto Grondona.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com
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