Todo sucedió en territorio del Conurbano bonaerense, con 8,3 millones de votantes que definen las elecciones.
Máximo Kirchner pensó que podría llegar a copar la localidad bonaerense de Florencio Varela con La Cámpora y otras corrientes K.
Cristina escuchó -oportunamente- el pedido de Julio Pereyra para ser candidato a diputado provincial y de ese modo el viejo caudillo dejará la intendencia en diciembre tras 25 años. Pero a no entender mal: que esté en retirada, eso no implica que esté debilitado.
Así lo ha comprobado el hijo de la ex Presidenta, quien en la interna local de Unidad Ciudadana fue padrino de la boleta que, encabezada por el sabbatellista Héctor Salatino, “salió a la cancha” contra la del cacique y que -además- fue la estrella casi indiscutida del cierre de campaña. ¿Cual fue el resultado de las PASO?: 62% a 38% favorable a las filas de Pereyra.
Claro que por sus propias y especiales características, el Conurbano siempre es protagonista en cada elección en la Argentina y no sólo por sus 8,3 millones de votantes, sino por las historias -a veces mínimas y pequeñas- que deja como consecuencias.
Entre esas historias, de acuerdo a lo reflejado por un informe de Clarín, está la del sobrino del presidente argentino, Mauricio Macri (hablamos de Rodrigo Valladares) y la de Jesús Cariglino (Maximiliano), quienes también se midieron en una interna pero en Malvinas Argentinas y bajo el sello de Cambiemos.
El primero de los mencionados se presentó en la boleta que encabezó el ex novio de la mediática Karina Jelinek, “Albi” Czernikowski (Lilita Carrió le grabó un video para darle su apoyo), y el segundo pasó a ser primer candidato. La victoria, de todas maneras- quedó para los Cariglino, pese a que quedaron muy lejos del jefe comunal cristinista Leonardo Nardini.
Algo que ver con el peso del apellido.
Entre los apellidos famosos que se destacan en la política del GBA, el nieto de Hugo Curto significó una apuesta fuerte de Unidad Ciudadana en el partido de Tres de Febrero, un innegable ex bastión de la familia. Pero -sin embargo- no traccionó mucho y el oficialismo del alcalde Diego Valenzuela le sacó una gran ventaja de 10 puntos.
Del lado de los que perdieron quedó Hernán Sabbatella, el hermano del ex interventor de la AFSCA, que encabezó la boleta K, en Morón sufrió su tercer revés “al hilo” y cedió caudal de votos: quedó 12 puntos por debajo de su rival. Aquí festejó el intendente Ramiro Tagliaferro, el ex esposo de María Eugenia Vidal
En Lanús, Manolo Quindimil gobernó por más de 20 años. Ahora su sobrina nieta, Noelia, le aporta la pata peronista al armado de Néstor Grindetti allí. En este caso, la apuesta al apellido resultó y sumó para que el jefe comunal de Cambiemos saliera bien parado del primer test en las urnas de su gestión.
Es contradictorio pero rinde.
En Ezeiza, Alejandro Granados mantiene el poder desde la fundación del distrito en 1995. Rompió con el kirchnerismo y muchos de sus colegas peronistas marcan que tiene “movimientos subterráneos” afines a Cambiemos, pero la nómina oficialista liderada por Dulce, su esposa, jugó atada a la de Cristina. Contradictorio, aunque rendidor: alcanzó el 40% y prevaleció cómodo en la interna contra otras dos papeletas.
La lupa en la tijerita.
En la pelea provincial, el GBA no le dio a CFK la cantidad de votos que quería y necesitaba. Aun cuando en la mayoría de los distritos consiguió un porcentaje superior a sus boletas municipales. En ese marco, llamó la atención el corte de boleta pero en contra que sufrió en Berazategui, el territorio de los Mussi. Fueron 5,5 puntos de diferencia, 46,8% contra 41,3%.
La lupa del kirchnerismo (y las dudas) otra vez se posa allí, como ya había pasado en las dos legislativas anteriores. La familia gobernante siempre argumenta lo mismo: que es un reconocimiento a la gestión. Pero hoy la ex Presidenta no tiene margen para la tijerita.
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