lunes, 7 de agosto de 2017

Nahuel Pennisi: "Siento que me conocen como un músico... que además no ve"


Nahuel Pennisi: "Siento que me conocen como un músico... que además no ve"

No vidente, a los 26 años acaba de editar su segundo disco, Feliz, con el que va más allá del folclore y se mete con otros géneros. Es elogiado por grandes artistas.


Nahuel no quiere que lo pellizquen. “Todo esto es un sueño para mí. Estoy durmiendo”, dice, dándole otra dimensión a esta suerte de sueño lúcido en el que está inmerso. Dueño de un talento innato para cantar y tocar la guitarra, pasó de interpretar covers en la calle y a la gorra, a firmar un contrato con Sony, sacar su primer disco, cantar con algunos de los artistas que idolatraba, y tocar en vivo en una entrega de Premios Grammy, todo en menos de seis años. Ahora, su foco está puesto en Feliz, su segundo álbum de estudio que se lanza este viernes 4 de agosto.

Se nombre completo es Nahuel Pennisi, tiene 26 años y es una de las nuevas revelaciones de la música popular argentina. Su condición de no vidente pasa desapercibida cuando entona una canción. Pero le otorga a su historia un condimento especial. Como tantos músicos virtuosos, Nahuel se curtió en la calle, mostrando lo suyo en peatonales del Conurbano, primero, y en la mítica Florida después.

Fue en la Broadway de los artistas callejeros donde un comerciante de cueros se ofreció a pagarle un demo como regalo de cumpleaños. Entonces su música se hizo escuchar; y llegó al escenario de Cosquín, donde su voz y su particular estilo para tocar la guitarra (con el instrumento sobre sus piernas, casi como un piano) llamó la atención de Luis Salinas, su padrino musical. En 2016, ganó el Gardel a "Mejor Álbum Nuevo Artista de Folklore", un síntoma de que Pennisi ya estaba en boca – y en la oreja- de muchos.

Este joven que sueña despierto y de chico lloraba al escuchar una canción, descubrió que tenía oído absoluto a los seis años. No extraña entonces que haya recibido elogios de artistas diversos como Axel, Diego Torres, Soledad, David Lebon y Víctor Heredia.

"Me imagino que la gente se va a sorprender mucho”, augura sobre su flamante y ecléctico disco, donde ya no sólo transita el folclore o la canción sino el reggae, el jazz, el flamenco y la balada pop romántica. “Sabía que lo que la gente escucha, más allá de una canción, es mi identidad, mi manera de tocar y de cantar. No me clasifiqué en un rubro musical pero sé que es una apuesta fuerte porque a mí me tienen muy presente por el folclore”.

-Que el disco tenga esa versatilidad, ¿tiene que ver con que todavía no querés volcarte a un género específico o la idea es hacerlo más adelante?

-Yo siento que tengo posibilidades de hacer un montón de cosas en la música que también me quedan bien. Me gusta hacer mis canciones pero también interpretar canciones de otros; me gusta estar metido en la producción de los discos, en la musicalidad. Quizás ahora, lo que se va a reflejar es la versatilidad y el cambio de dirección. Pero si el próximo disco es de folclore, tampoco le quedaría mal, porque es mi esencia.

-¿Cómo es tu historia? ¿Cómo y cuándo empezaste a tocar en la calle?

Yo soy de Florencio Varela, mis viejos son músicos. No se dedican pero tocan muy lindo. Tengo cuatro hermanos, todos cerca de la música y del arte. Toco desde los 3, 4 años. Empecé con el bajo, me lo pusieron en una cama porque me quedaba muy grande y ahí me quedó la forma particular de tocar. A los 8 años descubro la guitarra y descubro el folclore a través de escuchar fútbol en la radio. Después empecé a escuchar flamenco, jazz, música popular. Y a los 16, cuando sentí que quería hacer música para la gente, me animé a tocar en la calle. Toqué en la peatonal de Lomas de Zamora, después en la de Quilmes y en Florida hasta 2010.

-¿Qué hecho o persona en particular supone tu salto de la calle a un escenario?

-El primero que aparece es Luis Salinas, en 2009, que me escuchó en Cosquín, le gustó lo que hacía y me invitó a algunos teatros a tocar. Eso también me llevó a la TV Pública. Ahí la gente me empezó a conocer, a través de las redes, videos en You Tube. Y después aparece Teresa Parodi, que es como madrina, y es la que me presenta a la gente de Sony. De León Gieco no me puedo olvidar porque me invitó al Luna Park. Tampoco de otros que me invitaron como Ligia Piro, Lorena Astudillo, Mariano Moreira.

-¿Qué se siente tener un contrato con una disquera grande en tiempos de crisis de la industria y proliferación de artistas y sellos independientes?

-Yo sé que es una apuesta lo mío. Sobretodo porque no tengo una propuesta masiva que a la compañía le asegure muchas ventas de discos. Mi historia no tiene mucho de raro sino de ambición y de buenas intenciones. Quizás eso es lo que quiero transmitir con la música: felicidad. Agradezco que se fijen en mí porque sé que hay un montón de artistas que también se lo merecen.

-Con la cantidad de sonidos que se escuchan en el disco, ¿quiénes dirías que son tus máximas influencias?

-El flaco Spinetta y la negra Sosa. Creo que a partir de esos dos mitos se desprende mi raíz. Quizás son muy distintos, porque el Flaco era un mundo musical y de poesía impresionante, y la Negra era justamente la que decoraba las canciones con su voz y les daba el verdadero sentido. Mi impronta viene de ellos dos. También le dejo un lugar a la trova rosarina, como Fandermole, Carlos Aguirre, Baglietto, y también Silvio Rodríguez.

-¿Qué te genera que tantos artistas te elogien?

-No sé. Yo todavía estoy como en una nube. Lo disfruto con la inocencia de un nene. Obvio que entiendo lo que está pasando pero no puedo perder ese entusiasmo de niño porque eso es lo que me hace fresco y lo que quiero que la gente se lleve de mí. Es un regalo de la música. Y yo sé que ellos hablaron con su alma, que es auténtico.

-Ahora que tenés un nombre y vas por tu segundo disco, ¿pensás que el público te sigue viendo como el tipo no vidente que con talento y esfuerzo llegó a destacarse? ¿O ya traspasaste ese arquetipo y te ven como uno más?

-Para mí, soy un músico que además no ve, como puede ser no camina, ser gordo o ser flaco. Lo tomo con naturalidad porque no veo desde que nací, así que no sé qué perdí. Sé lo que gané: gané mucho con la música, con la independencia, con la sensibilidad, con la seguridad. Cuando era más chico era como una carga que la gente hablara más de mi condición de ciego. Pero también sabía que la forma de revertir eso era mostrarles que me gustaba la música. Hoy en día siento que me conocen como un músico que además no ve. Si me quieren ver como un ejemplo de superación, está bien, es válido, ya no me repercute tanto como antes, que me molestaba.

-¿Qué sueño ya cumpliste con la música y qué te queda por pedir?

-Todo esto es un sueño para mí. Estoy durmiendo. Me tendrían que despertar para ver si es verdad. Cumplí sueños como conocer escenarios que nunca pensé: Las Vegas era inalcanzable, y mucho menos en unos Premios Grammy. Fue una cosa de locos. Conocer a Niña Pastori fue un sueño muy fuerte; compartir con León, con Víctor Heredia, con Pedro (Aznar). Y el sueño máximo que sigo teniendo es seguir recorriendo lugares del mundo haciendo música.

Un disco ecléctico y más natural

Feliz es el nombre del segundo disco de Nahuel Pennisi, que se lanza este viernes 4 de agosto y que va a presentar en vivo el 12 de octubre en el Teatro Opera. Lejos de encasillarse en un género, el álbum recorre una amplia gama de músicas, desde un reggae hasta un carnavalito rock, pasando por una zamba y un flamenco. “Primavera, mi primer disco, terminó saliendo después de varias etapas, varios procesos. No fue tan natural. Este disco siento es que es natural, me dejé llevar por la propuesta que se iba dando. Me parece que sea una balada, un reggae o un flamenco, todas suenan a mí, no se alejan de mi raíz”, asegura. Y aclara. “Componemos canciones con mi amigo León Puyé, que es un hermano de la vida y es el autor de todas las letras del disco. Yo trato de ponerle mi musicalidad, mi sello para cantar”. Sin embargo, Nahuel cree que todavía tiene mucho por descubrir como intérprete. “La gente se identifica mucho con mis versiones de canciones, que no sólo hablan de amor, hablan de realidades, de historias. Mucha gente me ha comparado con la Negra Sosa, es algo re fuerte. Quizás hay gente que espera que ocupe ese lugar; otros esperan que desarrolle más el músico que tengo adentro. Me dedicaré a seguir investigando por la música y a ser feliz”, resume.

Primavera en Las Vegas

El 17 de noviembre del año pasado, Nahuel Pennisi cumplió un sueño. Además de estar nominado a los Grammy Latinos como mejor disco de folclore, lo eligieron para que cantara en el escenario del T-Mobile Arena de Las Vegas. “La nominación fue secundaria, pensando en que toqué ahí. Fue mucho más fuerte el haber tocado que la nominación. Encima me enteré que estaba nominado justo el Día de la Primavera (ese día cantó Primavera, corte que le da nombre a su primer disco). Fue un regalo. Me acuerdo que fue la única actuación en la que transpiraba frío por las manos. Estaba ansioso, mucha expectativa. Tiene sentido, estaba ahí”, recuerda sobre esa presentación.

clarin.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario