miércoles, 8 de enero de 2014

En Punta del Este y Argentina hay cada vez más anti K”

En diferentes épocas de la historia de los países del Río de la Plata, los opositores a varios regímenes argentinos encontraron en Uruguay un refugio y una plataforma de expresión. Piénsese por ejemplo que durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, a grandes rasgos entre 1830 y 1850, Montevideo fue una ciudad que acogió a los disidentes unitarios que huían de la represión del caudillo federal.La familia Mitre vivió muchos años detrás de las murallas montevideanas de una ciudad sitiada por el ejército de Manuel Oribe, aliado de Rosas. Bartolomé Mitre, fundador del diario argentino La Nación, vivió con sus padres en tiempos del Sitio Grande en Montevideo, así como otros prohombres de la prensa argentina, como Florencio Varela.Casi un siglo después, la oposición a Juan Domingo Perón también encontró en Montevideo un ámbito donde ejercer su presión sobre el régimen del general.
La caída de Perón en 1955 a través de la llamada “revolución libertadora” se festejó en Montevideo con cuetes y petardos. Más acá en el tiempo, Punta del Este tuvo una relación cambiante con el poder de turno en Argentina. Fue el sitio de veraneo de varios hombres fuertes del período dictatorial entre los años de 1970 y 1980, así como vivió su década “dorada” en 1990 durante los dos gobiernos de Carlos Saúl Menem. Justamente a mediados de los 90 el periodista argentino de izquierda y de larga trayectoria, Jacobo Timerman, se refugió en Uruguay en un juicio contra Menem.La llegada al poder del matrimonio Kirchner a partir de 2003 volvió a transformar al principal balneario de América del Sur en un reducto claramente opositor. Primero Néstor Kirchner promovió una política de promoción del turismo interno en su país y criticó a quienes cruzaban fronteras. Luego Cristina Fernández de Kirchner persiguió con diferentes medidas económicas a los eventuales turistas que viajaran a Uruguay.Así, Punta, que ya tenía un claro perfil anti K, se exaltó como una araña peluda. “Claro, Punta del Este está llena de antikirchneristas. Eso no es sorpresa. Pero la tendencia es que Argentina se está llenando de gente que está en contra del gobierno. En las últimas elecciones siete de cada 10 argentinos votó en contra del gobierno”. Las palabras son del periodista y columnista de La Nación Carlos Reymundo Roberts, que ayer presentó en el showroom del edificio One de la avenida Roosevelt su último libro, Del vamos por todo al vámonos todos, editado por Sudamericana.Se trata de una antología de De no creer, la columna que Reymundo Roberts publica todos los sábados, desde hace más de tres años, en La Nación, donde se desempeña como prosecretario general de redacción. Desde el rescate de un género venerable en el periodismo, como la sátira política, Reymundo Roberts utiliza la ironía y el humor zumbón como arma para analizar la realidad política de su país con un inevitable dejo crítico.Las columnas tienen un séquito de seguidores, y desde los comentarios de las redes sociales surgió la idea de publicarlas en formato de libro. Así llegó Aguanten los K, la primera versión de antologías y ahora Del vamos… Carlos Reymundo Roberts conversó con El Observador sobre el libro y la situación política de Uruguay y Argentina. ¿Qué puede encontrar un lector uruguayo en este libro? Me he enterado de que mi columna también se lee en Uruguay. Los uruguayos están bastante familiarizados con las cosas que nos pasan y entienden. Es una visión muy cruda pero muy simpática al mismo tiempo de la realidad argentina, desde otro ángulo.¿Por qué hay tan poca sátira política en los países de América del Sur? Es un género muy inglés, norteamericano, anglosajón. Este género en Uruguay y en Argentina se ha practicado mucho menos: entrarle a la realidad desde un costado de la ironía, del sarcasmo y del humor. Somos muy seriotes los latinos. No tengo mérito en estas columnas, porque la principal materia prima me la da el gobierno, me la dan los Kirchner. Ellos son mis libretistas. Sin ellos no podría hacer esta columna. Los uruguayos están muy informados del panorama político argentino, y no viceversa. ¿Cómo se ve desde Argentina el panorama político uruguayo? Vimos la aparición de Pepe Mujica como presidente de manera positiva. Por la diferencia con el tipo de régimen “monárquico” que estamos viviendo allá. Después, claro, llega el momento de gobernar y aparecen los problemas. Algunas cosas que ha dicho y ha hecho me han resultado extrañas y a otros argentinos les ha pasado lo mismo. Como por ejemplo, el proyecto de la marihuana. Hubo una lectura inicial un tanto ingenua de Mujica. Pero después hay que gobernar y hacer las cosas bien, y eso es más difícil. ¿Punta del Este es un foco de antikirchnerismo? Creo que la mayoría de los argentinos que veranean en Punta del Este son antikirchneristas. Eso es verdad. ¿Ese es el motivo por el que presenta su libro aquí? No. Vine a pasar unos días y surgió esta presentación. ¿Usted veranea usualmente en Punta del Este? No. Voy a Quequén, al sur de Mar del Plata. Pero volviendo a la pregunta anterior, también es cierto que, según las últimas elecciones, de cada 10 argentinos, siete fueron antikirchneristas. No solamente en Punta del Este hay más anti K, también en Argentina. ¿Cómo ve 2014 a nivel político? Se viene un año muy complicado para Argentina. Espero que la presidenta termine bien, y que no salgan los presidentes por la ventana. La situación económica es mala y el humor de la gente es malo. Para 2015 hay muchas alternativas a los Kirchner, pero tenemos que ver todavía cuán serias son.

elobservador.com.uy

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