lunes, 23 de septiembre de 2013

La fiesta fue completa en Once Unidos


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Una gran noche se vivió en el estadio de Once Unidos, donde la frutilla del postre a una fiesta del boxeo la puso el campeón sudamericano Rubén “Siru” Acosta, hombre nacido en Florencio Varela, pero radicado desde hace tiempo en Mar del Plata que superó por nock out técnico en el tercer round a Pablo Zamora Nievas. Antes hubo nueve peleas amateur en el que se presentaron las promesas de la ciudad y la presentación de Maikel Coi, el campeón europeo de K1, que también festejó en la exhibición que realizó porque Francisco Salem no salió al tercer round.
Todo salió bien en el “Coloso” de Parque Luro. Una gran organización, una muy buena concurrencia y la actuación esperada del campeón, que fue alentado por toda la gente que lo fue a ver ganar y mostrar superioridad. La velada fue tomando temperatura con el correr de las peleas amateur y llegó a su punto máximo con las presencias más esperadas. Primero fue el turno de Maikel Coi, que de entrada mostró una supremacía abrumadora sobre Francisco Salem, golpeando con manos y piernas en la especialidad K1 de kick boxing, donde el marplatense que fue preparado por el “Principe” González, es campeón europeo. Promediando el segundo round, su rival sintió un impacto en la pierna y comenzó a renguear, se cayó y le costó levantarse, y luego de ir al rincón para el descanso, ya no volvió a salir. El broche de oro lo tenía preparado el “Siru”. El hombre nacido en Florencio Varela, pero radicado hace mucho tiempo en nuestra ciudad, se las veía con Pablo Zamora Nievas, de un récord respetable (39 peleas, 27 ganadas, 11 perdidas y un empate). El comienzo fue parejo, incluso el hombre de Río Colorado parecía estar mejor parado en el centro del ring y lo llevó a Acosta demasiado cerca de las cuerdas, pero sin poder asestarle golpes duros. Eso duró un round. En el segundo, la mano del “Siru” se empezó a sentir, el público se puso de pie y el nock out se veía cada vez más cerca. El árbitro Cesáreo Morales le contó hasta ocho la primera vez que no se podía mantener parado y la campana lo salvó del golpe final. Sin embargo, lo único que se estiró, fue la explosión de la gente, porque apenas volvió para el tercer round, el “marplatense” fue una aplanadora y el árbitro no pudo hacer más que parar la pelea y decretar el nock out técnico. El resto fueron flashes y más flashes. Chicos, medianos y grandes, todos en el ring para sacarse una foto con el hombre de la noche, que no se apuró y aún cuando ya la gente de la organización junto a personal de Once Unidos se ponían a desarmar el cuadrilátero, el seguía ahí, posando con su mejor sonrisa, con la que le brota después de cada triunfo.

0223.com.ar

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