domingo, 13 de noviembre de 2011

Estancia de Varela cobija al fantasma de bella morena

Por Sebastian Aranguren.-
En la periferia de Florencio de Varela, en el Sur del Gran Buenos Aires, los moradores de un establecimiento rural que atesora una rica historia nacida desde los tiempos de la colonia, aseguran no sin impresión que una alucinante presencia fantasmagórica corporizada en la figura de una bella mujer joven y morena, de larga cabellera y ataviada de negro, recorre el predio donde se hace ver en tanto de día como de noche en incursiones que por lo general terminan perdiéndose en la espesura del monte cercano a una aguada. Sin embargo, este fenómeno no sería la única anomalía de neto perfil paranormal que registra el lugar.


Los testimonios reunidos en torno al fantasma de la joven son coincidentes en cuanto a aspecto, fisonomía y modalidad de aparición del espectro del cual, no obstante, no existen referencias concretas que permitan atribuir la aparición con algún episodio traumático o no ocurrido en la estancia. Pero como lo relató a EXPEDIENTES SECRETOS una inquieta defensora de los recursos naturales que circunstancialmente se topó con el establecimiento y su singular historia, otros episodios no menos misteriosos parecen estar concatenados con la aterradora situación.

En una de sus recorridas registrando los espacio naturales de Florencio Varela, la ambientalista vecinal Teresa Leiva tomó contacto con la increíble leyenda que había llegado a sus oídos, que daba cuenta de las andanzas del fantasma de la mujer que hace, por ejemplo, que algunos empleados del establecimiento donde hoy se entrenan caballos de carrera ni siquiera se animen a ir más allá del casco de ladrillo a la vista o del puesto de los caseros, por temor a toparse con la aparecida.

Uno de los testigos directos del fenómeno fue Mario Chaimas, que se desempeña allí como cuidador de caballos, quien confirmó las informaciones que manejaba Leiva y hasta puntualizó su experiencia el día que tuvo a su lado al fantasma, al que confundió con una vecina en el lugar. Chaimas estaba en la aguada detrás del monte dónde había llevado a abrevar a los animales, y vio a una mujer de reojo a la que le habló creyendo que era Mónica, una residente de la zona.



Belleza que mete miedo

La visión que Chaimas había tenido de la supuesta Mónica mientras afirmaba las riendas de un caballo era la de una mujer vestida de negro y de cabello largo. Cuando al no recibir respuesta de su vecina giró la cabeza, vio que no había nadie alrededor y asoció el episodio a las diversas historias sobre el fantasma que había recogido de otros compañeros de trabajo.

En todos los casos, los testimonios siempre refieren a la figura de una mujer a la que destacan por su belleza y a la que definen como de 25 y 30 años, vestida de negro y con una larga cabellera que le llega hasta la cintura y no faltan los que tras el encontronazo con lo inexplicable, no sólo coinciden con estos datos sino que también subrayan que es una mujer de tez morena.

En la estancia son muchos los testigos que la han visto y las historias que se tejen en procura de justificar la presencia de la fantasma no encuentran un punto convocante: nadie pudo hasta ahora relacionar al espectro con algo sucedido en el predio en el cual, para colmo, registra actividad del más variado tenor de unos 300 años a esta parte. Otro elemento común acerca de la fantasma es que nunca se la vio más allá de la tranquera de acceso al establecimiento pero sí siempre que la han visto alejarse, la esbelta figura se ha perdido tras el monte, en la aguada, donde evidentemente también abreva el misterio.
 
Diario Popular

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