TEMPLE CRIOLLO

La cultura gauchesca cosechó numerosos simpatizantes en nuestra localidad. Paisanos varelenses cautivados por la chacarera, deslumbrados por las payadas y seducidos por las cabalgatas. 

Javier Emilio Ivanoff resultó un auténtico exponente del costumbrismo nacional tanto en su tierra natal como fuera de su pago. Asiduo visitante de peñas, desfiles y jinetadas. Creador de extraordinarias pilchasque recorrieron el país. 

Motivado por su adoración hacia los caballos, decidió explorar la tradición argentina. “En mi familia, sólo mi abuelo tenía una afición por los equinos. Lamentablemente, no pude conocerlo. Creo que es algo que llevamos enlos genes”, confesó.

En primera instancia, fue un pasatiempo. El interés aumentó al emprender la confección de prendas. “Elaboré objetos para mí pero el boca en boca hizo que más gente conozca mi trabajo”, recordó. Inició su capacitación en la Asociación Criolla Argentina. La formación en platería duró seis años y en telar, uno.

“Mi profesor, asombrado por mi crecimiento, sintió que lo había superado y me ofreció dictar un taller”, expresó. En paralelo, encaró la producción de cuchillos, rastras, hebillas, mates y anillos. Elaboró Trabajos en telar, en plata o combinaciones entre ambos. Las obras son personalizadas de acuerdo a las preferencias del futuro portador. 

¿Cómo es el proceso de confección?

En primer lugar, es importante conocer al destinatario. Realizo una charla previa donde conversamos acerca de sus gustos. Me interesa saber cómo imagina el producto terminado. Una persona fanática de la serpiente yarará me encargó una faja. Entonces, diseñé sobre ella el cuerpo del animal. Intento que cada persona logre identificarse con los objetos para lucirlos con orgullo.

¿Cuánto tiempo demora?

El periodo de elaboración depende de cada producto. Hay piezas que requieren mucho tiempo. Generalmente, son aquellas muy cinceladas.  En platería, aproximadamente un mes y medio. En la parte de telar, tres o cuatro meses.

¿Cuáles son las aptitudes que requiere el trabajo?

Principalmente, la paciencia. Además, tiene que gustarte. Si disfrutas del trabajo le otorgas un valor agregado. Son detalles que influyen en el desarrollo y la evolución de la producción. Es un aprendizaje constante. Siempre hay cosas nuevas por descubrir.

¿Cómo es el proceso?

En el caso de la plata, en primera instancia debo fundir las granallas y laminarlas de acuerdo al espesor necesario. Superada esa etapa, arranca el proceso de armado. Comienzo por el cabo y la vaina. Una vez que tiene la forma, comienza la etapa de soldado. La última tarea es el cincelado. El estilo con mayor demanda en la Provincia de Buenos Aires tiene un aspecto barroco, es decir, un trazo más profundo. Por ese motivo, requiere trabajar con mucha delicadeza porque el riesgo de romperla es muy alto. Además, hay que nivelar la intensidad del golpe para que no se cristalice como el vidrio. En telar, los favoritos son los ponchos y las matras fabricados con hilos de lana. Ubicado el poncho en el telar,se tiñe con una guarda atada. Con el dibujo armado,comienza el tejido. Generalmente, los diseños varían entre los tradicionales o los dobles troncales. Además, hay trabajo de labor: bosquejar sobre el material diferentes cosas. Requiere de un trabajo adicional.Aunque es la misma tela, requiere diferentes urdimbres. Con la guarda atada, armas la estructura del poncho. Lo adicional lleva otra guarda atada y se trabaja aparte.

¿A qué lugares llegaron tus productos?

Por intermedio del maestro platero Juan Carlos Pallarols, creador de los bastones presidenciales, pude obsequiarle algunas cosas a Máxima Zorreguieta. El más exótico resultó un jeque árabe que compró algunas piezas para llevar a su tierra. A través de “El Cardón”, una marca de indumentaria que rescata la identidad cultural argentina, mis productos están en todo el país. 

¿Cómo nació el vínculo con Pallarols?

Cuando exhibí mis productos en un stand situado en la exposición anual que efectúa la Sociedad Rural, él observó detenidamente uno de mis cuchillos. Estaba muy interesado y preguntó quién lo había creado. Ahí nos conocimos. Quedamos en contacto. Me propuso compartir algunos secretos del oficio para pulir pequeños detalles de mi trabajo y mejorar mi desempeño. Tuvimos un vínculo muy cálido. Resultó una experiencia maravillosa.