sábado, 31 de agosto de 2013

Robaron a Farinello en su casa: “Los perdoné y rezaron al irse”


 

El Padre Farinello vive en el barrio Nicolás Avellaneda de Florencio Varela donde se recupera del ACV que sufriera en Marzo de 2012. Abrió la puerta de su casa para recibir al Diario Varelense. Habló de los pibes y el flagelo de la droga. Dos robos en 20 días. El último fue el miércoles. Invitó a rezar a los ladrones y estos aceptaron El 4 de Marzo de 2012 el padre Luis Farinello comenzó a sentirse mal. Algo no andaba bien en su interior. Perdía la memoria y el habla. Sus colaboradores llamaron a su amigo, “el Barba” Gutiérrez, intendente de Quilmes. Prestamente fue asistido. Había sufrido un ACV (Accidente Cerebro Vascular) Pasó por la clínica Fleni y terminó en Pilar internado por espacio de más de tres meses.
“Casi me lleva Dios, pero la vida tiene muchas cosas para disfrutar y me dejó acá, para seguir hablando con la gente”, dice al padre al abrir la puerta de su casa, en Nicolás Avellaneda, a Varela al Dia, en horas de la tarde de ayer. Este diario se hizo presente en el barrio para llevar a cabo un relevamiento por robos en la zona, donde los vecinos están en alerta. “Entran a las casas saltando los muros. Se llevan lo que pueden. Vengan a ver al Padre Luis Farinello que les va a contar como lo asaltaron dos veces en 20 dias”, dijo Lucas. Farinello estrecha la mano del director de este diario y la del fotógrafo Leo Lettiere. Recién llegado del Hospital El Cruce, donde se atiende por las secuelas que le ha dejado el ACV, Farinello, hoy de 76 años y a punto de los 77 en febrero próximo, invita a un tour interno de sus confortable casa, la que está rodeada por un paredón de 2,5 metros de altura al que el cura se resiste en colocar cerco para evitar que salten. La secuelas que Farinello tiene de su enfermedad han afectado la memoria y la forma de manifestar las ideas. Quizás deba repetir dos o tres veces lo mismo para ir enriqueciendo el lenguaje y lo que quiere manifestar. Con todo el padre Luis es asistido por dos mujeres que lo cuidan desde media mañana hasta la caída del sol. Farinello tiene un santuario en su casa, el que está rodeado de fotografías y plaquetas recibidas a lo largo de su fructifera vida como sacerdote. Es el primer reportaje que ofrece tras su afección. Se acerca al altar donde está la virgen de Luján y se arrodilla. “Los pibes que entraron y me llevaron la cadena de oro que me regaló la comunidad, no se fueron sin rezar. Ellos me conocían, me decían Farinello, no te vamos a hacer nada” Maria Rosa, su secretaria de la tarde, dice del robo: “El está solo a la noche, no quiere estar con nadie. Cuando se levantó a la mañana (del miércoles pasado) se encontró con los ladrones adentro” “Fue una cosa fea. Padre Farinello, Padre, perdone Padre, perdónenos, me decían y lloraban”, interrumpe el Padre Luis el relato de Maria Rosa. “Pero igual le sacaron la cadena de oro que tenia en el cuello. También se llevaron una campera”, señala la asistente. A pesar del relato, en esa casa se vive un clima de mucha paz. Da gusto estar hablando con Farinello e interpretarlo pausadamente. “Son pibes, viste, son mis hermanos. No son tipos malos, bastantes correctos. Pero fueron bastantes amigos, hablamos bien”, señala Farinello como dejando en claro que no querían hacerle daño. El robo anterior se generó hace dos viernes, también de sorpresa. Uno de los pibes que entraron estaba armado con un cuchillo. En esa ocasión le robaron un DVD, una radio y una campera. Farinello vive con la puerta abierta de ingreso a la casa en espera de que llegue la señora que lo cuida. El Padre se moviliza por sus propios medios, no coordina el habla y las ideas, pero cuando fluyen sus expresiones, es el Padre Luis que el país ha conocido y supo apreciar y quererlo como a pocos. “Yo creo que hay que ver otras cosas en estos pibes. Hay que ver sus padres, como han sido”, dice Farinello. La recorrida por la casa lleva a este periodista y al fotógrafo a una enorme biblioteca. De una caja el Padre toma dos ejemplares de “La Mesa Vacía” un libro de su autoría que escribiera en 1997 dando cuenta de la desocupación y la pobreza en Argentina. Farinello lo rubrica con algo de esfuerzo pues le cuesta escribir y mas aun leer, nos acota Maria Rosa. Llega el regalo. Una vez mas se acerca al altar de la virgen de Luján. Se arrodilla ante la imagen, se santifica y dice: “Yo los perdono a estos chicos. Están muy ansiosos de drogas. Esto pasa por la droga”. Cada reflexión del padre hay que escucharla e interpretarla pues la lanza acompañada de otras palabras que nada tienen que ver. Se muestra orgulloso de ser hincha de San Lorenzo. Se acerca a la foto del Papa Francisco, toca su cara, el banderín de San Lorenzo y una plaqueta que le regalara la peña Marcelo Tinelli por hincha destacado del Santo de Boedo. “Yo hablé con estos pibes. Le dije que me ayudaran. Dejate de joder, dejate de perder la vida. No te metas con la droga, nosotros queremos de ustedes que sean buenos tipos. Perdiste la vida”, recuerda Farinello haberle dicho a los ladrones. “Y les dije que volvieran cuando ellos quisieran”, agregó. -¿Eso les dijo, Padre Luis? -Si, claro. Y ellos me decían está bien Padre. No eran enemigos feos. -No eran enemigos feos pero le sacaron la cadena de oro. -Si, eso si. Las cosas que yo tenía encima mio se la llevaron ellos. La recorrida por la casa finaliza en un comodo sillón. Y alli el Padre tiene un momento de lucidez absoluto: habla de la droga y los pibes. “Los pibes están enfermos por las drogas. Hay cada vez más en los barrios. Es algo que crece y yo le he visto en años como cura. Me han pasado muchas cosas en la villa pero antes no había tanta droga. Yo los perdono, como no los voy a perdonar, si a mi Dios me está dando la posibilidad de siguer en esta vida” En el último robo la policia de Cuarta de Bosques le dijo a Maria Rosa que vaya a la comisaria con el padre, para hacer la denuncia. No tuvo la policía la voluntad de acercarse a ver que pasaba. Y estamos hablando del Padre Luis Farinello, uno de los sacerdotes mas populares del país. ¿Qué le queda al vecino entonces? La inseguridad sigue adelante y ni Farinello se salva de ella.

Mario Lettiere 
Fotos: Leo Lettiere
Varela al Día

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