sábado, 31 de enero de 2015

Arte: dos años de MAR



Es una tarde ventosa y la gente se agolpa en el lobby de triple altura determinado por la espectacular obra de impronta textil de Martín Huberman (foto), hecha con 66.000 broches de colgar la ropa. Suenan los acordes de la orquesta juvenil de Florencio Varela, mientras una larguísima cola de gente paciente anticipa el éxito de la función de teatro. Será, una vez más, La mujer justa, con Arturo Bonín, Victoria Onetto y Graciela Duffau, según libro de Sándor Márai. Como todo lo que sucede en el MAR, el espectáculo es de entrada libre y gratuita, en sintonía con el fin de semana más fuerte del verano: Axel cantará en la playa y Boca y River jugarán en el estadio mundialista. ¿Qué más se puede pedir?

Inaugurado en diciembre de 2013, el Museo de Arte de Contemporáneo de Mar del Plata funciona en un edificio creado para tal fin, según el proyecto del Estudio Monoblock, ganador del concurso (ver adn). En línea con estándares internacionales, está pensado con una dinámica modular que permitirá expandir los siete mil metros cuadrados actuales y capitalizar las plazas secas que rodean el edificio. Para hacer honor a la verdad, el MAR está más cerca de un centro cultural que de un museo. No tiene colección propia, asignatura que dejará de ser pendiente si se cumplen los deseos de quien ha sido hasta ahora su principal fogonero: el francés Jorge Telerman, mano derecha en asuntos culturales del gobernador Daniel Scioli.

Desde su fundación, el MAR exhibió tres muestras ligadas entre sí por el denominador común de un mismo curador, el ascendente Rodrigo Alonso, lo cual implica una mirada y un punto de partida: mantener viva la idea de un espacio interactivo, con obras de fácil acceso, dirigidas a un público que, en su mayoría, jamás cruzó las puertas de un museo, pero que en una jornada lluviosa puede cambiar la rutina de playa y arena por el encuentro estival con el arte contemporáneo.

En un solo día, el martes 20 de enero, la concurrencia superó las 8000 personas, No hubo tregua para los guías (muy bien entrenados), ni para el equipo que regentea la tienda gourmet, muy original en su organización y oferta gastronómica. Sin mirar el reloj y entregados al juego, un grupo de chicos sub-10 intenta armar un rompecabezas gigante con las caras de Merkel, Obama, Máxima y Gandhi. A metros de allí, naturaleza y tecnología se cruzan en las propuestas de Fabiana Barreda y Joaquín Fargas, y el último grupo del contingente playero se demora en la instalación de Rivane Neuenschwander en busca de la propia cinta del deseo, según manda una tradición brasileña.

En su debut, el MAR mostró el arte pop y a sus artistas fetiche Edgardo Giménez, Minujín, Mario Menicucci, Federico Peralta Ramos, Josefina Robirosa, Marilú Marini, Jorge de la Vega, Seguí, Juan Stoppani y Luis Wells, entre muchos otros integrantes de la década prodigiosa. Esa selección sería ideal para formar el patrimonio del museo, pero por ahora hay otros objetivos más cercanos e inmediatos. En un año electoral, el MAR es otro punto de contacto del gobernador con su electorado y una manera de acercar las artes visuales a la agenda de la ciudad, que tiene una oferta colosal de espectáculos.

Es también, y Telerman lo admite, una manera de potenciar una zona deprimida de Mar del Plata que, a diferencia de Buenos Aires, siempre creció hacia el sur. El MAR apunta al norte y, de hecho, ha generado una "viralidad constructiva" sorprendente. El espíritu del pop fue una oportuna campana de largada por la carga de optimismo y el impulso renovador que significó para el arte, la arquitectura y el diseño la militancia ditelliana.

La última muestra, bautizada por Alonso Horizontes del deseo, reúne obras de amplio rango, desde las pinturas de Pio Collivadino, pintor de una ciudad "en construcción", hasta los proyectos arquitectónicos de Amancio Williams. Muchos de ellos quedaron en el papel, pero está la Casa del Puente, ese edificio mágico y musical que Amancio construyó para su padre, Alberto, el compositor, usando como soporte el arco sobre el arroyo que hace de la casa un puente. Resolución gloriosa o cómo hacer del accidente una oportunidad.

La línea curarorial de Horizontes... está determinada por cuatro palabras: desear, proyectar, construir y transformar. Sin demasiado esfuerzo, se asocian con un discurso de campaña. Licencias aparte, el MAR reedita una tradición marplatense de edificio icónicos, algunos de ellos urgidos de puesta en valor como el Asilo Unzué. Recuperado aunque no en su totalidad, el Provincial confirma el gran gesto del arquitecto Bustillo en la monumental secuencia de ladrillo y piedra que le dio identidad a la ciudad.

La culminación de la muestra 2015 del MAR es el video de Charly Nijensohn, ya exhibido en el Espacio Telefónica. Son bellímas imágenes tomadas en el salar de Uyuni, donde el tiempo y la soledad adquieren otra dimensión. Esa inmensidad iridiscente parece un espejo de agua gigantesco, pero es apenas una capa de agua, una ilusión. Como la laguna volcánica creada por Eduardo Basualdo para la Bienal de Lyon que fue también exhibida en el MAR. Sueño de una noche de verano.

lanacion.com.ar

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