domingo, 7 de agosto de 2016

La Abuela abanderada de 89 años que conmueve a todos tiene un hijo cerrajero en Florencio Varela



Emma Barraza es alumna de la Primaria de Adultos 701 de General Pinto y hace tres años no sabía leer ni escribir. Hoy con orgullo porta la bandera y es un ejemplo de superación. Ayer recibió la vista de Maria Eugenia Vidal.

“ Es mi mamá y les pido que cuenten el caso para que mis vecinos de Florencio Varela sepan que es un ejemplo de superación”, dice Alfredo Barrera a Varela al Día, con la publicación en tapa del diario La Nación del lunes pasado donde está su mamá orgullosa portando La Enzeña que Belgrano nos Legó.
Barrera atiende un negocio de cerrajería en la céntrica esquina de Monteagudo y San Juan y exhibe en su celular las fotos que le envió su mamá ayer por la tarde con la gobernadora María Eugenia Vida y el Ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires. No puede haber mayor orgullo paa este hijo de Emma Barraza que nos ha conmovido a todos con su historia de superación.
En General Pinto, Emma Barraza, llegó a esa escuela hace tres años. Era la primera vez en su vida que pisaba un aula. No sabía leer ni escribir. Era analfabeta, como muchos de los 70 alumnos que tiene la primaria de adultos de ese pueblo rural, que vive de las vacas y los cultivos, suma unos 6000 habitantes y está 350 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires. Desde que la Maestra María del Valle Cajes la tomó como alumna, aprendió a escribir su nombre, reconoce las letras, copia textos, hace cuentas y sabe cuánto vale cada billete que recibe cuando cobra la jubilación mínima.
El 9 de julio, Emma estaba ansiosa por el desfile por el Bicentenario de la Independencia, ya que tuvo el orgullo de portar la bandera unos metros y después se la dio a una compañera, pero permaneció como escolta durante las cinco cuadras de peregrinaje. Partieron de la comisaría, dieron la vuelta a la plaza y terminaron ante la municipalidad. "Pensé que nunca iba a llegar a la bandera", reconoce Emma, sin intención de darle más mérito que el que implica para cualquier alumno llegar a ser abanderado.
Emma es una alumna entre los 67.000 que tienen las primarias de adultos de Buenos Aires, pero conmueve su tenacidad por aprender. "En junio del año pasado tuvo un ACV. Se recuperó rápido y volvió a clases. Hasta que, en agosto, un perro le mordió el tobillo. Tampoco se acobardó. Antes de fin de año, se repuso y retomó el estudio",cuenta su maestra,en una entrevista para el Diario La Nación. 
Como Emma, muchos de los alumnos de la escuela tienen un origen humilde y llevaron una vida dedicada al trabajo y a su familia. Son ex peones de campo, trabajadoras domésticas o amas de casa de familias numerosas. Emma no pudo estudiar porque tuvo que ayudar en el campo desde muy chica, cuando su papá perdió un brazo por una infección. Después se casó y tuvo nueve hijos con un peón de estancia. Enviudó joven, hace 40 años, y buscó empleo como doméstica. A Emma la oportunidad de estudiar le llegó de grande, cuando vio que su hija Rosa, de 62 años, completó la primaria en la misma escuela a la que ahora va ella.

Varela al Día

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