martes, 27 de septiembre de 2016

La noche en la que el River de Gallardo perdió el equilibrio con Defensa y Justicia



El equipo mostró inestabilidades en varios frentes en Florencio Varela, desde fallas defensivas hasta una expulsión; a pesar de todo, sigue invicto

Florencio Varela vibró con un partido que pareció comenzar en el tiempo de descuento. No hubo minutos de adaptación, todo fue vértigo en un duelo que se plagó de situaciones de gol en medio de virtudes y errores, tanto propios como ajenos.
Dentro de esa maraña dinámica de un estupendo partido de fútbol, River vivió una noche de desequilibrios en el empate 3-3 ante Defensa y Justicia, que no resignó su estilo para jugar ante un rival de mayor jerarquía individual.


Defensivamente, el Millonario mostró inestabilidades. Ni Maidana ni Mina -ambos amonestados- se sintieron cómodos, siendo el primer central quien más sufrió el partido. Tras un saque errático y apresurado de Batalla, Bouzat desbordó por el sector de Moreira, quien tampoco tuvo una noche correcta, y una atolondrada salida de Maidana derivó en el penal que Pochettino cambió por gol. Tal vez la contracara fue Milton Casco, uno de los puntos más altos de River, atento en la marca y proyectándose para ser una carta en la construcción del ataque.


Foto: LA NACION / Fabián Marelli
Más allá de que logró dar vuelta el resultado a través de un gol en contra de Bareiro y un gran remate de Driussi -autor de dos goles-, el partido que le planteó Defensa lo complicó y lo llevó a mostrar dos caras: una al atacar y otra al defender. Maidana volvió a sufrir en el segundo tanto, perdiendo el cabezazo con Barboza Ullúa, y el tercer gol en la segunda etapa llega tras varios minutos donde River no pudo salir del asedio rival.


"El punto nos sabe a poco. Sufrimos un penal y dos goles que fueron consecuencia de varias situaciones de centros seguidos en los que no pudimos sacar la pelota. Nosotros somos parte de la defensa y nos duele que nos conviertan", reflexionó Leonardo Ponzio. Fueron tres goles en contra después de haber recibido tan sólo cinco en los primeros ocho encuentros del semestre, donde sólo le habían podido convertir de a un gol. Además, pasaron 16 partidos desde la última vez que había recibido esa cantidad en contra (4-3 vs. Trujillanos, por la Copa Libertadores).

Gallardo, por su parte, se fue conforme, pero hizo foco en los errores: "Fue un partido entretenido, con mucha dinámica, de ida y vuelta y con dos equipos que iban para adelante. Me fijo en lo bueno que hicimos: jugamos hace tres días y tuvimos buenas respuestas físicas. Respondimos bien en cuanto a la calidad futbolística, pero tuvimos desatenciones y errores que se pagan caro. Nos descontrolamos en los últimos diez minutos".

En ataque, Andrade y Martínez tomaron un rol importante junto a Nacho Fernández para el armado del juego. Pero el Pity fue otra muestra del desequilibrio con el que tuvo que convivir el Millonario: había tenido un buen partido, pero en una acción infantil, cuando restaban siete minutos para el cierre, le dio un codazo a Silva y vio la primera expulsión de su carrera. Otro síntoma fue Alario, quien estuvo errático como no suele estarlo.

En una noche atípica, River se llenó de altibajos en un partido frenético, de los que no está acostumbrado a jugar. A pesar de que el punto deja un sabor amargo, se adaptó y luchó sin resignar sus armas. Dentro del desequilibrio, la imagen sigue siendo positiva. Y mantiene el invicto.

lanacion.com

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