viernes, 16 de agosto de 2013

ANÁLISIS DE LA VOTACIÓN DE LA IZQUIERDA EN ALGUNOS DISTRITOS

Una mirada de la votación del FIT y del Nuevo MAS en la provincia de Buenos Aires (sobre todo el conurbano) y la Capital revela algunas cuestiones en las que vale la pena detenerse. Ya en ocasión de la elección pasada habíamos advertido que si bien el carácter territorial de la división distrital no permite generalizaciones abusivas, sí se observan, en cambio, algunas tendencias de “sociología electoral”.En ese sentido, una mirada a las tablas de porcentajes obtenidos por el FIT y por el Nuevo MAS por distrito del Gran Buenos Aires da lugar a algunos comentarios.
En general, el porcentaje en el GBA (incluyendo Berisso y Ensenada, lo que da 27 partidos) es mayor que el promedio provincial en ambas fuerzas, que superan ese promedio en 17 distritos y están por debajo de él en 10. En ambos casos figuran entre los distritos “flojos” los de la zona norte del GBA pegada al río (San Isidro, San Fernando y Tigre, además de San Miguel, más al oeste, con una excepción que ya veremos). Sin embargo, aparecen también algunas diferencias llamativas. Por ejemplo, el FIT estuvo debajo de su promedio en varios distritos del llamado tercer cordón del conurbano, como Florencio Varela, Presidente Perón, José C. Paz, Malvinas Argentinas y Moreno. Pues bien, fueron precisamente esos cinco distritos, de fuerte concentración de trabajadores y sectores más plebeyos, donde el Nuevo MAS hizo su mejor performance, sólo superados por Berisso.


Inversamente, los mejores distritos del FIT, con excepción de Ensenada, son varios del primer cordón del Gran Buenos Aires (Avellaneda, Morón, Vicente López y Tres de Febrero), con una composición social con un peso mayor de clase media (aunque los datos del conjunto del partido ocultan diferencias importantes). En Vicente López, el partido del GBA con mayor componente de clase alta y media alta, el FIT obtuvo su cuarta mejor votación sobre 27 distritos; en cambio, para el Nuevo MAS fue uno de los peores del conurbano (puesto 24).

Esto no es una novedad en el caso del FIT, ya que repite un patrón presente en las elecciones de 2011. El punto fuerte de la votación del FIT es no sólo que subió su porcentaje sino que resultó bastante pareja en todo el GBA, sin picos muy altos pero tampoco distritos muy malos. Su piso fue el 3,2% y su techo el 5,6% (promedio provincial de 4%); comparativamente, la votación del Nuevo MAS, con un piso del 0,53% y un techo del 1,20% (promedio de 0,78%) mostró fluctuaciones más grandes, más atadas a las características de cada distrito y también a un grado de penetración política menor todavía de nuestro partido entre los diversos sectores.

Algo análogo se verifica en la Capital Federal, si bien de manera menos marcada, porque la composición sociológica de las comunas porteñas es más difusa o mixta, además de que algunas comunas, como la 1, mezclan áreas sociales muy distintas (Puerto Madero y San Telmo). Aquí las coincidencias son evidentes: las peores comunas para el FIT y el Nuevo MAS son las más chetas de la Capital (Palermo, Belgrano y Recoleta). Las diferencias se ven en las comunas por encima del promedio: para el FIT la mejor fue la 15 (Villa Crespo); para el Nuevo MAS fue la 4 (La Boca-Pompeya), que junto con la comuna 8 conforman la zona más plebeya y de trabajadores de la Capital. Justamente en la comuna 8 (Villa Soldati-Villa Lugano) el MAS hace su tercera mejor votación, mientras que allí el FIT está por debajo de su promedio. Justo es decir que el FIT hizo una buena elección en la comuna 4, y que la 3 fue de las mejores para ambas fuerzas.

En todo caso, igualmente, no hay que sacar de esta comparación conclusiones unilaterales: la mayor penetración entre sectores de las clases medias que expresa el FIT tiene que ver con una instalación mayor que la de nuestro partido, que acaba de recibir su primera gran elección; también aspiramos a arrastrar estos sectores para una política revolucionaria. Por otra parte, respecto de los partidos del tercer cordón del gran Buenos Aires, es sabido que, mayormente son grandes dormitorios obreros, pero no sede de grandes estructuras laborales. Es decir: no se trata de las zonas obreras más dinámicas y, por lo tanto, es probable que allí la inserción estructural de los componentes del FIT (debemos reconocerlo, mucho mayor hoy que la de nuestro partido), pesara mucho menos.

Concluimos con algunos distritos especiales. En la provincia de Buenos Aires, el FIT hizo una muy buena elección en La Plata, superior a la de todos los distritos del GBA, mientras que el Nuevo MAS estuvo por allí por encima del promedio, pero similar a la de otros partidos del GBA. En Mar del Plata ambas fuerzas estuvieron por debajo del promedio provincial, y Bahía Blanca es un caso curioso: para el Nuevo MAS fue un distrito algo inferior al promedio, mientras que para el FIT fue uno de los lugares de mayor porcentaje de toda la provincia: 7,2%. Algo similar había ocurrido en 2011.

Por último, en la provincia de Córdoba, tomamos tres distritos: Capital, Colón y Río Segundo, los de mayor concentración obrera y popular. Mientras que al FIT le va muy por encima del promedio en Capital, algo por arriba en Colón y muy por debajo en Río Segundo, la votación del Nuevo MAS, aunque sigue el mismo patrón respecto del promedio, es más pareja, con picos y pozos menos pronunciados.

Sin pretender extraer de los números definiciones sociológicas concluyentes (algo a lo que no habilita el propio sistema de elección territorial), es no obstante posible leer los datos electorales con un poco más de profundidad que la que da el mero despliegue de cifras, para lo cual aportamos esta primera aproximación.

Marcelo Yunes

Nuevomas.com 

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