viernes, 17 de julio de 2015

Traficantes de dinero con su matón a sueldo

En el ambiente delictivo, los llaman "traficantes de dinero". La trama es compleja. En diciembre de 2013, dos argentinos quisieron entrar al país con u$s 200 mil y u$s 170 mil euros que no pudieron justificar. En enero de 2014, dos españoles intentaron entrar por Ezeiza con u$s 1.200.000 que no pudieron justificar. Esa operación estaba vinculada con otro intento de dos argentinos que, procedentes de México, intentaron ingresar al país con u$s 670 mil que no podían justificar. También se detectó dentro de esas mismas maniobras a dos argentinos que pretendieron volar a Quito con u$s 400 mil que tampoco supieron justificar.

En el marco de una causa que investiga el juez en lo penal económico Rafael Caputo por infracción a la Ley 22.415 se allanaron una iglesia en Florencio Varela y una cueva financiera de Florida al 500. Allí, según la sospecha judicial, funcionaban los centros neurálgicos de esta organización dedicada al tráfico de dinero.

El dato es más inquietante aun cuando se desprende del expediente que Luciano Viale, hijo del Lauchón Viale, ex N° 2 de la SIDE muerto a tiros por la Bonaerense en un confuso episodio, figura como uno de los sospechados de integrar la banda.

Como si fuera poco, el juez Caputo investiga a Diego Guastini, como otro de los presuntos cerebros de la organización. Guastini es socio y abogado de Hugo Díaz, el financista desaparecido el 9 de marzo. Díaz desapareció precisamente tras concurrir a la oficina de Guastini para entrevistarse con él y con Luciano Viale.

Lo misterioso es que Díaz estaba amenazado. Le habían tiroteado su casa de Lanús en febrero de este año. También le había contado a su novia Ana Luna que barras de Boca lo habían apretado y golpeado. A Díaz se lo vincula con el negocio de los cheques y del dinero. Su desaparición tiene varias hipótesis: una de ellas es que se haya "esfumado", desesperado porque le debía dinero al peor enemigo.

En la investigación judicial de la PSA y del juez Caputo se menciona que la organización tiene "matones" que se encargan de cobrar a los deudores. Para el juez, existe una organización delictiva que se dedica como principal objetivo al tráfico de divisas, pero también al cambio de divisas extranjeras y posible lavado de dinero. Además, se dedicarían a extorsiones, secuestros y seguimientos de terceras personas. La investigación los acusa de tráfico de influencias, utilizando una amplia red de contactos con integrantes de distintas fuerzas. Por esta causa hubo allanamientos y secuestros de armas -11 en total- y mucho dinero.

Lo que ahora resta determinar es si la desaparición de Díaz está directamente vinculada a una "traición" o deuda dentro de la estructura de "los traficantes de dinero", capaces de mandar matones a ejecutar un cobro.

Lo cierto es que así como está presentada la investigación del juez Caputo, se aprecia una organización capaz de todo, incluso de lo peor, en nombre de la plata. Díaz estaba endeudado. ¿Alguien habrá ordenado atentar contra su vida? ¿O para no ser una víctima más, el financista prefirió correr hacia adelante, es decir, "fugarse", para no tener final en una mortaja? En este mundo de dinero sucio y aprietes, las dos hipótesis son probables. Temerario por donde se lo mire.


Por: Mauro Szeta

ambito.com

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