domingo, 26 de agosto de 2012

Rivales hoy, ídolos para siempre


CAMARADERÍA. Rodríguez cree que dejó su puesto en buenas manos cuando se fue de Defensa y Justicia. Ahora él quiere ser importante en el


"RR" quiere dejar en Atlético la misma huella que en DefensaVilla volvió a dirigir tras 11 años y se enfrentará a su pasado
Rodríguez cree que dejó su puesto en buenas manos cuando se fue de Defensa y Justicia. Ahora él quiere ser importante en el "decano".
"Ricardo Villa no habla antes de los partidos", fue el mensaje que llegó desde Buenos Aires. No importa. Ricardo Rodríguez hablará por él y por el ídolo "decano". O al menos, intentará recrear algunas de sus palabras que vengan al caso. ¿Qué caso? El que incluye a una gloria de Atlético como técnico de Defensa y a una de Defensa, como técnico de Atlético. Un verdadero enroque de ídolos.




"Tengo una fuerte relación con la gente de (Florencio) Varela. Con su comisión directiva y la gente que los apoya. Sé que cuando me fui, buscaron un perfil de entrenador como yo y que posiblemente sea mejor", cuenta "RR" en la previa del partido de hoy a las 11.¿Y por qué sería mejor? "Villa me lleva una ventaja: él fue jugador del club durante tres temporadas y dirigió tres veces (incluida esta) a Defensa. Es una ventaja", repite quien asumiera en el "Halcón" en plena la temporada 2010/11 y lo rescatara de la zona de Promoción, enviando a San Martín a tal lugar.



Sin embargo y pese a ese detalle estadístico que señala el actual técnico de Atlético, tiene una anécdota que llevará agua a su molino. "Antes de irme de Defensa, una peña del club hizo un asado con más de 600 personas, entre los que había varios ex jugadores y los dos estábamos invitados . Tuve la fortuna de que fui al que más aplaudieron", recordó. Y es que no sólo quedó en la retina de los hinchas que hoy no jugarán a su favor, el hecho de haberlos salvado del descenso, sino también el dignísimo décimo puesto de la temporada pasada. Aunque más que la posición fueron esos 54 puntos y el nivel de juego que mostró lo que llevó a enamorar a los hinchas del "halcón".



Entonces, el aplausómetro había beneficiado a Rodríguez pero Villa tenía algo que decirle, según cuenta. "Después de eso vino y humildemente me dijo: 'escuchame una cosa 'Negro', hace un año y medio que estás ¿y te aplauden más que a mí?", relata entre risas Rodríguez, que tiene un aprecio especial por "JR". "Sé qué clase de persona es y que eso mismo deja tranquila a la gente", aseguró.



Sin embargo, y volviendo a sus sensaciones, el partido de hoy despertará algo nuevo en él. "Como que hay algo dentro del corazón o el estómago. Me repito interiormente: 'pucha che, tengo que jugar con mis amigos'", confiesa. Curiosamente, dos de los integrantes de su comisión directiva estuvieron de paseo por Tucumán el fin de semana pasado y los agasajó con un almuerzo lleno de recuerdos. "Vinieron porque tenían que comprar una lancha y estuvimos juntos. Nos acordamos de anécdotas de fútbol y también cuando salíamos. Estaban contentos de que me vaya bien", relató.



Su nueva misión es conseguir el reconocimiento que tanto busca, se repita en el "decano". Ya dio el primer paso y lamentablemente para dar otro, quizás deba pisar a su ex equipo. "De la gente de Atlético percibo ese cariño o convicción de que yo puedo hacer algo bueno acá. En Defensa dejé buenos recuerdos y en Atlético va a pasar lo mismo porque yo no cambié. Soy la misma persona", comentó.



El dato es revelador. De los 43 futbolistas que salieron campeones del mundo con la Selección (Passarella repitió en 1978 y 1986), en la actualidad sólo uno es director técnico en el fútbol argentino: Ricardo Julio Villa, quien acaba de cortar una abstinencia de 11 años alejado de los bancos de suplentes y volvió a Defensa y Justicia para la actual temporada. Si ya es movilizante el regreso al fútbol después de más de una década, el partido de hoy a las 11, en Florencio Varela, tendrá un carácter emocional doble: Villa enfrentará a Atlético, el club que disparó el punto de fuga para su carrera internacional. Racing, la Selección, Tottenham Hotspur, todo eso vino después del "decano".



Villa, que justo hace una semana cumplió 60 años, se ha convertido en un hombre que mide sus palabras: prefiere no hablar con la prensa salvo los días de partido. LA GACETA intentó comunicarse con el ídolo histórico de Atlético, una pieza fundamental de los equipos que jugaron los viejos nacionales 1975 y 76, pero su ayudante de campo, Mariano De la Fuente, se disculpó con cordialidad: "Ricardo me pide que lo disculpes. Prefiere no hablar hasta después del partido".



Dentro de ese ascetismo, en su regreso al fútbol Villa se rodeó de gente joven para formar su cuerpo técnico, como De la Fuente, quien era defensor en su último ciclo como técnico de Defensa y Justicia, en 2001. El ex arquero Carlos Silva también había sido uno de los futbolistas a quien había entrenado en sus tres etapas anteriores en el club de Varela, 1993, 1996 y 2001.



"Entre la experiencia de Villa y la juventud del resto hay buena química. Villa evita la discusión, es muy tranquilo, y también por eso no tiene mucho contacto con la prensa. Incluso, para el partido de mañana (por hoy) van a ver que quién tiene más vehemencia en el banco es De la Fuente, mientras que Villa sólo da un par de indicaciones", explican en Defensa y Justicia.



"Es parecido a (Alex) Ferguson, en el sentido que el trabajo de campo lo hace su cuerpo técnico", agregan, en alusión a su experiencia en el fútbol inglés, en donde el entrenador suele cumplir funciones de manager. En ese sentido, aseguran en Florencio Varela, De la Fuente es casi tanto un director técnico como su ayudante de campo, por lo que no extrañó que el jueves, cuando por problemas personales Villa no pudo asistir a la práctica, su ayudante fue quien la condujo con naturalidad.



Desde que dejó de dirigir, en 2001, Villa tuvo una breve experiencia como gerente de Talleres de Córdoba, en 2005, pero en los últimos años se dedicó a la política en Roque Pérez, su patria chica. Fue concejal y presidente de la UCR local, además de dedicarse a la administración de sus campos y a jugar a sus dos hobbies: el golf y el tenis.



Quien entre 1975 y 1976 era llamado Dios por los hinchas de Atlético y fue vendido en 70 millones de pesos a Racing, una cifra récord, volvió a Tucumán en 1996 y fue técnico del equipo que llegó a semifinales del Reducido. Hoy volverá a encontrarse con el "decano", aunque en la vereda del frente.


La Gaceta - Tucumán


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