sábado, 30 de abril de 2016

Nahuel Penissi: de tocar en la calle a grabar para un sello multinacional


Nahuel Penissi

El cantor presenta su disco Primavera, mañana, en el ND Teatro
"Nunca voy a dejar de tocar la guitarra y ni de cantar, porque ahí me veo", dice Nahuel Pennisi. Luego hace una pausa y se ríe. Sólo entienden que en el remate de la frase hay una humorada aquellos que saben que Nahuel es no vidente. "Pero, principalmente, soy músico; después, así como algunos son gordos o flacos, yo soy no vidente".


A la certeza de ser músico Nahuel no llegó con el flamante disco Primavera, que presentará mañana, en el ND Teatro, Paraguay 918, ni cuando a los 6 años se enteró de que tenía oído absoluto, sino un día de 2007, cuando terminó el colegio secundario y se convirtió en intérprete callejero. En todo caso, Primavera es la confirmación (no para sí mismo sino para cualquiera que lo escuche) de que hoy, a los 25, es músico y de los buenos; que tiene un voz y una manera de tocar la guitarra muy particulares. Que se ve y se encuentra en su guitarra; en muchas de las letras que escribió su amigo del barrio, Leonardo Martín Ojeda (alias León Cuyé); en los músicos que lo acompañan y hasta en otros proyectos que no van por los mismos andariveles que este disco de música popular, de vertiente folklórica. Porque Primavera tiene algunas bases folklóricas con matices pop y alguna veta romántica aportada desde las canciones de su productor Matías Zapata, que se acentúa en ciertos momentos. También hay versiones de temas de Jorge Fandermole y Silvio Rodríguez.



El resto de la historia es una sucesión de hechos causales. Porque en todo lo que cuenta, más que casualidad aparecen causas y consecuencias. Comenzó a tocar en la peatonal de Lomas de Zamora. Después se mudó a la de Quilmes y más tarde a Florida, en Buenos Aires. Allí lo escuchó el dueño de un comercio que le dijo: "¿Tenés algo grabado? Te pago el estudio para que grabés un demo". Así tuvo su primer disco casero con versiones de temas folklóricos, que vendía en la calle. Como en el CD figuraba su teléfono un día lo llamó un empresario para decirle que le ofrecía su mecenazgo, para grabar un disco. Es el momento donde aparece Popi Spatocco en esta historia, el pianista, compositor y arreglador (conocido por su trabajo junto a Mercedes Sosa, entre muchos otros) que le produjo el disco debut, El sueño de la canción. Parte del repertorio de ese álbum integra el nuevo disco que grabó para la casa disquera Sony.

En todo este tiempo también hizo varios viajes. El primero, a México, para cantar en un festival. Fue por unos días -acompañado por su papá, cuando tenía 19 años- y se quedó tres meses. Cantaba temas de León Gieco, de Silvio Rodríguez y Juan Gabriel. Viajó a Chile (con el dúo que lleva adelante con Silvana Di Matteo), luego a Colombia, con sus amigos León Cuyé y Rodrigo Molina.

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"La primera vez que fui a tocar a la peatonal de Lomas no creí que fuera un profesional, pero sentí que mi camino iba por ahí, que me podía dedicar a la música", dice este cantor oriundo de Florencio Varela. Desde 2007 hasta ahora Nahuel tocó en el programa de Crónica TV que conduce Anabella, visitó universidades de los Estados Unidos, donde compartió su experiencia, y cantó ópera en Colombia y París. Hizo El mito de Orfeo, una versión en castellano del ensamble L'Arpeggiata con dirección de Christina Pluhar, creada a pedido del Teatro Mayor de Bogotá. Tiempo después la obra se grabó en París y Nahuel aprovechó el viaje a Europa para dar varios recitales en Islas Canarias. "Y ahora tengo un viaje a Berlín con esta ópera. No dejo de sorprenderme nunca con las cosas que me pasan", asegura.


-¿Cuáles son las mayores sorpresas con la música?

-Una de las primeras fue haber conocido a Luis Salinas. Porque el fue inspiración para mí. Sobre todo en lo espontáneo. Toca tango, jazz o blues y todo lo toca bien y en todos es él, aunque algunos géneros se destaque más que en otros. Que me haya encontrado para mi fue un premio. Todas las experiencias tocando en la calle también fueron una sorpresa. Sobre todo cuando sentís que alguien se emociona cuando cantas. No es algo que buscás. Se da. Y la otra sorpresa es ver donde estoy ahora al repasar mi vida. De tocar en la calle a editar por Sony.

-Para el público sigue importando el hecho de que no veas?

-Cuando era más chico sí. Fue una cruz un poco pesada. Y siempre me hice cargo. El hecho de tocar en la calle y de una manera distinta [Nahuel apoya la guitarra sobre sus piernas con el encordado hacia arriba; pulsa las cuerdas con una mano, casi como si fuera un piano, y rasguea con la otra]. Ultimamente creo que fui encontrando mi identidad y cuando empiezo a tocar se genera algo particular, el tema de no ver queda de lado. Conozco muchas personas que son no videntes y además músicos. Yo, al revés. Soy músico y además, no vidente.

lanacion.com

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