domingo, 12 de marzo de 2017

CLAUDIA SARRACINI - LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE


(Nota publicada en el periódico El Progreso – Marzo 2017)
«La vida de inmigrante no es fácil, mamá me advirtió y mi abuelo Loreto me lo contó toda la vida, pero hasta que no lo experimenté no lo entendía bien»


La vida de un inmigrante está plagada de muchos obstáculos y retos. La actitud con que asume su nueva realidad es fundamental para poder sobrellevar el proceso de adaptación, necesario para adecuarse a una nueva realidad.

Emigrar a Canadá. ¿Te estarás preguntando que te espera, te estarás cuestionando cuan dificultoso puede ser? y estarás creyendo que, muy probablemente, sea tu mayor reto hasta este momento de tu vida. Es indudable, que existe un gran impacto cultural a tu arribo a Canadá; tus costumbres propias, tú forma de ver la vida, posiblemente, no concuerde con el estilo canadiense.

Son muchos los varelenses que por distintos motivos migraron a otros países, por ello nos propusimos saber más de como es la vida de ellos, los cambios, las visiones, el futuro…

La siguiente nota, se basa en la experiencia particular de una joven varelense que nos detalla pasajes de su vida en Canadá; estamos en contacto con Claudia Sarracini, que uno conoce de cuando era una criatura por la amistad que nos privilegia con sus padres Ana Del Balso y Vicente Sarracini, hijo de Loreto Sarracini uno de los primeros pobladores y precursor de Villa del Plata.


¿En qué año te fuiste de Florencio Varela, que te llevó a viajar?
-»Me fui en Junio del 2003, 3 años después de casarme, sin chicos, con ganas de progresar junto a mi marido, con trabajo pero con planes de progresar y agrandar la familia. Veníamos de la crisis del 2001, con un  departamento en Buenos Aires.»-

¿Cómo fue tu llegada a Canadá, tus primeras impresiones, expectativas?
-»Hoy mi visión es otra, conozco mas la ciudad, pero al llegar a Montreal, mi decepción empezó ya en viaje del aeropuerto a Laval, una isla al norte de Montreal, donde aun hoy vivimos. La vista de una ciudad simple, sin gran arquitectura, de casas iguales, edificios bajos, me impresionó.

Fuimos recibidos por un primo de mi mamá y su familia, Mateo y María, a quienes todavía hoy les agradezco la generosidad de alojarnos y ayudarnos durante casi tres meses, y a su hermano Juan, quien también nos ayudo y nos dio la oportunidad de juntar experiencia canadiense en el área tecnológica, especialidad de mi marido.

Mi tío le dio el primer trabajo a Christian y yo conseguí trabajo como asistente en un jardín de habla inglesa.

La provincia de Quebec es una provincia de habla francesa, con la particularidad de tener una gran ciudad cosmopolita como Montreal, multicultural, con inmigrantes de todo el mundo, donde se habla también inglés.

Habiendo pasado un proceso de selección antes de emigrar, pensábamos que todo Canadá era bilingüe y si bien tomamos curso de francés, yo soy profesora de inglés, desconocíamos el contexto político y aun conflictivo entre ambas comunidades.

Existe por ejemplo una ley, que impide a los inmigrantes el derecho a educarse en escuelas inglesas, deben hacerlo en francés, particularidades que para mi tocan el derecho básico de elegir la educación que uno quiere darle a sus hijos.

A la distancia, te cuento que Montreal tiene mucho color, es una ciudad muy interesante, para no perdérsela!».-


Para Claudia la ausencia de la familia y los amigos, el no poder ya compartir muchos instantes con ellos, el perderse de gratos momentos familiares, fue uno de los principales motivos que le provocaron algunas angustias.


¿Pudiste adaptarte de inmediato, cómo fue creciendo la familia?
-»No me adapté rápidamente, lloré mucho, extrañé a mis padres con locura, me deprimí.  Quería volver a Buenos Aires, que lugar increíble!!!

Pero claro, llego nuestra primer bebe, en diciembre del 2004, Leyla, un solcito que iluminó y nos ayudó a mirar para adelante.

Me acuerdo de salir a caminar con el carrito y las ruedas se trababan en la nieve, teníamos un auto y Chris (mi esposo)  lo usaba para ir a trabajar. Los días se hacían largos, el sol, si sale, dura poco, y mis amigos y mis primas adoradas estaban lejos. No había con quien compartir un sábado a la noche, una charla, un consejo, etc.

Y ahí llega mi hermana (Mary), con mis sobrinos hermosos de 10 y 11 años, ya no estábamos tan solos, ellos también comenzaron su proceso de ingreso a las escuelas, búsqueda de trabajo, de vivienda, etc.»-


Cuando Claudia habla de su hermana (Mary), se refiere a María Alejandra Sarracini, quien también desde hace unos años reside en Canadá con su  esposo e hijos: Federico que estudia Navegación en Rimouski, al norte de la ciudad de Quebec y Patricio que estudió mecánica y está haciendo sus primeras experiencias laborales.


¿Cómo te adaptaste a una vida diferente, idioma, comidas, clima, etc?
-»La adaptación es un largo proceso, encontrar productos argentinos, aprender a comprar en el mercado, entender que la carne tiene otro gusto, comprar en francés, aceptar que el pochoclo es salado, bancarte que la gente piense  que Argentina tiene el clima de centroamérica, etc, es difícil y muchas veces olvidamos que el local tendrá los mismos problemas con nosotros y nuestras quejas.

El clima no es sencillo, el verano suele ser muy lindo, pero las playas de Estados Unidos en estas latitudes, New Hampshire, Maine, Massachussets, son un poco frías.

Pero claro que conocer Boston, los faros de Maine, los paisajes de Vermont e ir de shopping a EEUU esta bueno, y todos disfrutamos de esas ventajas.

El invierno es …. Que difícil! La nieve es linda, pero cansa, el hielo es terrible, es peligroso y hace mucho frio.

Los chicos lo disfrutan pero llegando a febrero yo quiero salir corriendo!
Hay actividades divertidas, la navidad es muy linda y la nieve es espectacular pero en mi caso, siento que cansa, hay falta de vitamina D, exceso de cansancio, etc.

Por eso las casas son muy cómodas adentro, se vive mucho tiempo en el interior aunque salgas  a trabajar y a jugar los fines de semana con los chicos.

Los servicios públicos tendrán sus defectos pero son muy organizados. La calle se limpia de verdad, las plantas se riegan, las quejas son escuchadas, las bibliotecas públicas prestan lindos servicios gratis para chicos y grandes, las actividades en los parques, las piscina y canchas de tenis en verano son gratuitas, cosas del primer mundo muy apreciadas.

El teléfono residencial es ilimitado para llamadas locales, los ómnibus y el metro son muy puntuales, pero los impuestos son caros aunque progresivos.

Detalles que uno olvida después de vivir aquí, se hace natural que las cosas funcionen.»-


Tanto para Claudia como para cualquier inmigrante, la vida en otro país aunque es el inicio de muchas posibilidades, significa primero que todo, una serie de grandes cambios, cambios que arrastran una cadena de dificultades y obstáculos, de los cuales debes estar permanentemente atento para superar.


-Por lo que sé estas realizando tareas sociales, comentame de que se trata aquello-
-»La vida de inmigrante no es fácil, mamá me advirtió y mi abuelo Loreto me lo contó toda la vida, pero hasta que no lo experimenté no lo entendía bien.
Recién hoy después de los 40, siento que comencé a adaptarme.

Después de casi 14 años en Canadá y con un trabajo en un Centro Comunitario, que me permite ver la necesidad de otros inmigrantes, de refugiados que llegan de Siria escapando de la guerra, de las crisis en Haiti y de los mismos locales y sus problemas, siento que encontré un lugar en este mundo, que me ayudo a cerrar un ciclo.

En el curso de los últimos 2 años, encontré amigos a través de la iglesia, sobretodo latinos con los cuales participo de diferentes actividades socioculturales.

Mi carrera en la Universidad de Buenos Aires me dio el título de Licenciada en Ciencia Política, una carrera elegida con mucha vocación, que nunca ejercí como trabajo.

Hoy, a través de mi trabajo y sobretodo con la creación de un organismo llamado Hispanidad Quebec, comencé a utilizar esa parte de mí que me hace feliz y que esperó mucho tiempo para salir  a la luz.

Fue importante la invitación que me hizo una amiga colombiana, Elena Jaramillo Restrepo quien fue la promotora para que me integre, además es una ferviente colaboradora de la comunidad hispano parlante.

Hispanidad Quebec ha organizado un Foro de la Hispanidad con mucho éxito, el 5 de noviembre del 2016, con la colaboración de varios centros comunitarios, del Consulado de España y consulados latinoamericanos como el Argentino, que a través de su Cónsul, la Sra. Fabiana Loguzzo, ha colaborado y participado activamente.

También el diputado liberal de origen colombiano Saúl Polo nos ha apoyado y  nos ha convocado en un comité llamado Acción Latinoamericana para transmitir las necesidades de nuestra comunidad y trabajar juntos para estar representados activamente en el Parlamento Provincial.»-

-¿Cómo se compone hoy tu familia?
-»En el 2009 llegó Benjamín, un sol, nuestro hijo menor, formamos una familia tipo, de 4, con muchas ilusiones y ganas de darle a nuestros hijos canadienses un futuro de posibilidades.

Hoy tenemos la gran satisfacción de que Leyla habla inglés, francés y español, lleva la política en la sangre como su mamá y su nono Vicente, y ha sido aceptada en uno de los mejores colegios de Montreal sin necesidad de pasar un examen de admisión.

Nuestro Benjamín esta en 2º grado y tiene mucho interés en lo tecnológico como su papá.

Esta es una ventaja que vemos los inmigrantes después de un tiempo, los idiomas se transforman en nuestra fortaleza, a pesar de la negación del sistema de brindarle a su comunidad la posibilidad de ser bilingües.

Mi marido: Christian Quaglia, es ingeniero electrónico, y se ha insertado bien profesionalmente, después de algunos años. Trabaja en una empresa de telecomunicaciones, y si bien no ha tenido mucho tiempo para estudiar, creció mucho profesionalmente y fue quien siempre tiró para adelante, incluso cuando yo quería volverme.»-

¿Comentame un poco sobre tu formación profesional, estudios, capacitaciones tanto en Argentina como en Canadá?
-»Después de la licenciatura en Ciencia Política, hice un postgrado en Administración y Políticas Públicas en FLACSO y el Profesorado de Inglés, siempre trabaje como profesora de inglés en Varela y en Buenos Aires.
Aquí estudié francés y actualicé un poco mi inglés en la Universidad de Mc. Gill.»-

¿En qué oportunidades volviste a Florencio Varela?
-»Volví para vender mi departamento, para el casamiento de mi hermano Gabriel con Mariana y después para el casamiento de mi prima Julieta Del Balso con el hermano de mi marido, Marcos.

Y tuve la suerte de que mi padrino, Miguel Del Balso y mi tía Filomena,  mis padres y también mi hermano con su familia vinieran a visitarnos.

Durante diciembre y enero 2016-2017 estuvo toda la familia completa otra vez, pasamos año nuevo todos juntos, navidad y el cumple de mi nena con mis papas y conocí a mi sobrinita, Guadalupe, una bebe increíble, feliz, inteligente y hermosa que lleno nuestra casa de amor y alegría.
También nos visitó en un par de oportunidades mi cuñada Melisa Quaglia, con la cual la pasamos de diez!!!.

Esas son las cosas que uno extraña, pero que  a la vez, disfruta como nunca en los reencuentros. Son experiencias únicas, llenas de emoción y que nos demuestran que el afecto de verdad no cambia, todavía puedo quedarme charlando con mi hermano toda la noche con la misma confianza de siempre y por supuesto con mate de por medio.

Entre paréntesis, que difícil es conseguir buena yerba!!!!».-

¿Cuál es tu futuro, pensás regresar a la Argentina?
-»Mi futuro es mirar para adelante, no puedo afirmar que me quedo o me vuelvo, necesito ver a mi gente más seguido, yo vine después de los 30, hoy se claramente que soy argentino-italiana, que nuestras costumbres están mezcladas, y que Argentina es y fue también refugio de inmigrantes.

Buenos Aires es una ciudad increíble, perdemos dimensión de lo que es mientras vivimos ahí, pero cuando viajamos, comprendemos la magnitud de nuestra ciudad.

Sueño con volver y tomar el tren a las nubes, volver a Cataratas, a Mar del Plata, mi segundo hogar.

Sueño y me motivo con abrazar a mis primos, a sus hijos, a mis tíos, siempre tan cerca, como segundos padres y a mis amigos. Me entristecen las perdidas y la distancia física de quienes me necesitan.
Eso está conmigo, no hay viaje que lo cambie, esta sellado en mi corazón y en los recuerdos, que hoy transmito a mis hijos no importa donde este, como parte de nuestra identidad, de una familia canadiense por un ratito pero argentina por naturaleza.»-


Han pasado casi tres lustros desde que esta pareja con un poco más de veinte años viajó a Canadá en busca de nuevos horizontes…, que encontraron con mucho esfuerzo y sacrificio; hoy se podría decir que por sus trabajos, hijos y arraigo ya son locales, acostumbrados a que los llamen: «Quebecoise» o quebequenses (para nosotros).

Han pasado catorce años y para quien escribe ésta nota todavía mantiene viva  la imagen de Claudia, pequeña…, una niña casi, jugando en la ferretería de su padre en Villa del Plata o corriendo por la casa quinta de La Capilla.

Periódico EL PROGRESO

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