domingo, 25 de octubre de 2009

Defensa volvió a regalar un tiempo


Tras un gran primer tiempo, y un flojo segundo, el conjunto varelense se tuvo que conformar con repartir unidades ante un rival que había demostrado poco y nada pero que en el complemento, impuso condiciones, y hasta tuvo para ganarlo.
Por Guido Cichello

La cancha llena no bastó para que el equipo saque fuerzas donde no las tenía. Con la igualdad, el Halcón sigue expectante en la tabla, pero perdió credibilidad con el hincha, que se había acercado hasta el Tomaghello, creyendo que los tres puntos, si o si quedaban en Varela.

Muchos dicen que lo mas flojo que tiene el equipo es la defensa, otros que el medio campo no viene haciendo bien las cosas, y están también los que adjudican responsabilidades a los delanteros, que en los últimos partidos han tenido infinidad de situaciones claras y no las han aprovechado. Pero hay algo que pocos tienen en cuenta y que no es un dato menor. Éste equipo de Jorge Almirón, no puede aguantar el mismo ritmo de juego, ni tampoco físico, durante los 90 minutos. Defensa es un gran equipo de a ratos, o mejor dicho, lo es durante todo un tiempo, para luego ser lo contrario en el siguiente. Como dice el hincha en el tablón: “no puede ser que siempre regalemos un tiempo”. Ese análisis es clave para entender lo que sucedió en el clásico contra Quilmes. Porque dentro de esa irregularidad que muestra el equipo de Almirón, hay que adjudicarle responsabilidades a los rivales, y también caerle al propio equipo. Quizás el último sábado, haya sido una mezcla de ambas cosas. Porque si bien el Halcón mermó en rendimiento e intensidad, su rival Quilmes, mejoró, se hizo de la pelota, fue mas profundo y tuvo otra actitud de la que había tenido en la primera mitad. Si usted me pregunta, ¿fue justo el empate?, debo decirle que sí, que en líneas generales sí lo fue. Quizás el local haya generado más situaciones de gol, pero se dividieron un tiempo cada uno, y eso hace que la paridad haya sido tal, que la repartición de unidades fue lo que mejor se ajustó al trámite del partido. Defensa fue un equipo al comienzo, y otro distinto al final. Arrancó como una aplanadora, abriendo el marcador a los 3 minutos del primer tiempo, tras un gran anticipo ofensivo de Pablo Frontini, tras un tiro de esquina. No conforme con la ventaja, Defensa tuvo tres situaciones netas de gol, una en los pies de Juan Martín, que definió mal ante la salida de Tripodi, otra de Patricio Pérez quien le quedó incómoda para definir, y otra de Pablo Garnier, quien apareció sólo por el segundo palo tras un centro cruzado de Chávez, pero con tanta mala suerte que su remate se fue besando el palo derecho del arquero Cervecero. La sensación que nos quedó a todos, era que el equipo tuvo todo para liquidarlo, pero que por no estar fino en la definición, tuvo que conformarse con irse al descanso con la mínima diferencia. Digo conformarse, porque los mano a mano eran todos favorables al local. Lorefice era un pulpo en la zona media, Frontini parecía impasable, Chávez volvía loco a quien se le cruzaba en el camino y Patricio Pérez jugaba a espaldas del cinco rival y se hacía un festín. Pero en la segunda mitad, todos esos mano a mano pasaron a ser de Quilmes. Frontini tuvo que lidiar con el incansable Lentini, en el medio Lorefice salía a presionar y quedaba pagando muy lejos de sus propios defensores. Porque Garnier se preocupó más por marcar a Di Gregorio que por atacarlo, sin restarle méritos al muy buen marcador de punta izquierdo de Quilmes. Y porque Jonathan Chávez perdió movilidad y se quedó muy estacionado por su sector. Ahí estuvieron las claves de por qué éste Defensa terminó sufriendo ante un rival que había demostrado ser de menor categoría. Quilmes, consiguió el empate de cabeza promediando el complemento, y luego supo administrar sus fuerzas.

La próxima el Halcón visitará a Atlético de Rafaela, sabiendo que una victoria lo volverá a poner como uno de los candidatos al título. Esperemos que el golpe tras el empate en el clásico, no haya sido tan duro como para ir a Rafaela de punto.

FOTO: Leo Lettiere / Varela al Día

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