lunes, 13 de septiembre de 2010

Crisis en la industria frigorífica con cierres de plantas y despidos

Negocios y mercados La anécdota sucedió la semana pasada y es demostrativa del estado de cosas en el negocio de la carne. Por error, un camión cargado de hacienda ingresó al frigorífico Látigo de Florencio Varela, que está tomado por sus trabajadores.
A estos 500 obreros sin trabajo poco les importó que el destino del ganado fuera otro y secuestraron el vehículo y su carga. El propietario de las vacas recién pudo rescatarlas horas después. Tuvo que dejar a cambio cientos de kilos de carne, ya no para vender sino para que los trabajadores tuviesen algo de comer que llevar a sus hogares.



Postales parecidas se repiten en unas 30 plantas frigoríficas: no hay trabajo suficiente y entonces los empresarios cierran sus puertas, o limitan los días de faena, o bien expulsan trabajadores. En el caso del Látigo, el dueño del establecimiento, Ruben Gargiulo, decidió que no podía perder más plata. Cuentan en el sector que se lo comunicó directamente al secretario de Comercio, Guillermo Moreno. “ Ahora hacete cargo vos” , le dijo.



Los datos de la caída del negocio de la carne son contundentes. Por culpa de la sequía y la política que le quitó estímulo a la producción, el stock vacuno se redujo a 49 millones de cabezas, desde 58 millones hace apenas cuatro años. Primera consecuencia: los precios del ganado subieron más de 100% en lo que va del año . Segunda consecuencia: no hay oferta suficiente de hacienda y la faena se redujo 22% en el primer semestre de 2010, respecto de igual periodo de 2009. Eso en promedio, porque la crisis va en aumento. En enero la faena retrocedía 13%. En junio, 34%.



“El gobierno no quiere reconocer que la política que llevó adelante llevó a la destrucción de todo un sector”, señaló el sindicalista Silvio Etchehún, que remarcó que las principales víctimas son los trabajadores. “Los despedidos superan 7.000 ; los afectados entre empresas de servicios y empresas que cerraron superan los 11.000 ; y la cantidad de compañeros que trabajan en garantía horaria, ya está alrededor de 6.000”. A estos últimos, el Ministerio de Trabajo les paga 40% de un salario base. Es la única medida orgánica desde el Estado para enfrentar la crisis.



“Las políticas oficiales condujeron a una ganadería con menos vacas, menos productores, menos oferta para los consumidores y una industria frigorífica en crisis”, apuntó un comunicado de la ruralista CARBAP, que acusó al Gobierno de no tomar nota de la crisis. Los consumidores tendrán que dejar de comer de 10 a 15 kilos per cápita de carne este año. Y los clientes del exterior extrañarán los bifes pampeanos. Las exportaciones han caído a su mínimo en la última década.



Como es costumbre desde 2007, Moreno sigue dictando a sus anchas los pasos a seguir. Junto a una reducida mesa de frigoríficos amigos, ahora promueve la “cuotificación” de la faena (sacarle vacas a unos para mandárselas a otros) y alienta que las plantas cerradas se transformen en cooperativas manejadas por sus trabajadores.



Todo es hablado, sin normativa.



El dato central es que llevará tiempo recuperar la oferta de ganado vacuno. Y que a pesar de los altos precios que reciben ahora, los ganaderos no comenzaron todavía a retener madres para recomponer sus diezmados rodeos. “Mientras Moreno siga donde está, nadie apostará seriamente a la ganadería”, opinó un consultor.

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