El 2012 River lo arrancará visitando a Almirante Brown el 4 de febrero, quien ya se frota las manos haciendo cuentas sobre los dividendos que le dejará el cotejo. Otro tanto hace Defensa y Justicia, quien para enfrentar a River el 10 de marzo, mudará la localía de Florencio Varela al Estadio Único de La Plata.
A la espera están Aldosivi de Mar del Plata, Atlético Tucumán y Patronato de Paraná, entre otros. Todos quieren hacer historia. En la cancha, pero principalmente en la tesorería.
Le pasó a San Lorenzo primero y a Racing después. Treinta años más tarde fue el turno de River. El descenso para un 'grande' es el descenso mismo a los infiernos, la humillación, el orgullo lacerado.
Pero cuando la incredulidad le da paso a la realidad más brutal, hay que afrontar la situación y tratar de salir indemne por más que la herida no cierre jamás. Ni siquiera con un ascenso inmediato, que más que un objetivo, es una obligación lisa y llana. La historia pesa y por eso duele caer.
Al salir nuevamente al ruedo en un escenario jamás imaginado, es necesario ver el vaso medio lleno y pensar que no todo está perdido. "Será muy triste jugar en la B, pero económicamente nos va a venir bien... Vamos a reventar las canchas del ascenso", prometió Daniel Passarella, el presidente de River a quien el destino le tenía preparada una historia muy distinta a la que supo forjar como jugador y como técnico.
Eran tristes y fríos días de junio del 2011 y tal frase del Káiser parecía caer en un saco roto ante semejante decepción deportiva.
Sin embargo el tiempo pasa, y hoy River ya transitó la primera mitad de su primer campeonato (¿el último?) en la B Nacional y se apresta a completarlo en la primera parte del 2012, esperando concretar lo que todos los hinchas millonarios desean: regresar a Primera.
Lejos estuvo de equivocarse Passarella, y los ejemplos sobraron. El 15 de octubre del año pasado, Instituto, el actual líder del torneo, recibió a River, el escolta, en el "Mario Alberto Kempes" de Córdoba. El choque se transformó en el partido que más localidades vendió en la historia del fútbol de Ascenso, desbancando del privilegiado sitial el que sostuvieron en Victoria, Tigre ante San Lorenzo en el '82. Nada menos que 51.134 personas pagaron su entrada para ver el encuentro en Córdoba que finalizó 0 a 0 y que recaudó un millón de dólares.
A la hora de hacer los números, la dirigencia de Instituto reparó en los beneficios que significó enfrentar al Millonario: a la Gloria le quedaron cerca de 700.000 dólares limpios. Una cifra para nada despreciable si se tiene en cuenta que el jugador mejor pago del actual puntero del certamen es de poco más de 50.000 pesos.
Antes del duelo con Instituto en la fecha 11, River ya estaba al tanto del grado de efervescencia que significaba jugar en el interior del país. En la segunda fecha, el día que comenzó a destrabarse el tema de la presencia de público visitante en los partidos del ascenso, Independiente Rivadavia le reflejó al resto de los equipos de la categoría lo que significaba a nivel económico recibir a River.
Daniel Vila, el titular del club mendocino, permitió el ingreso de los simpatizantes de River, aunque sin distintivos ya que aún estaba prohibido el acceso visitante, y a las arcas de su club ingresaron cerca de medio millón de pesos.
En la sexta fecha, el club de Núñez enfrentó a Deportivo Merlo cuyo récord en boletería estaba muy lejos de una recaudación de seis cifras. El partido le dejó cerca de 550.000 pesos limpios, además de la edición especial de 300 camisetas que se vendieron como pan caliente.
Algo similar ocurrió el último 2 de diciembre cuando le tocó enfrentar a Boca Unidos, en un partido cargado de morbo, justo en la semana en que sus 'primos' de La Ribera se consagraban campeones en Primera. Corrientes tuvo su revolución y como ya se transformó en una costumbre, la venta de camisetas recordando el día histórico, como en Merlo, también se agotaron.
La Tacita de Plata de Jujuy, donde Gimnasia hace de local, tampoco fue la excepción. Se recaudaron 1.200.000 pesos para ver al Millo jugando por los porotos ante el Lobo. La misma cifra embolsó Guillermo Brown cuando fue su anfitrión en Puerto Madryn
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