miércoles, 18 de enero de 2017

Manual Beccacece: salida por abajo, pase y presión, pero sin fundamentalismos


Manual Beccacece: salida por abajo, pase y presión, pero sin fundamentalismos

El DT de Defensa y Justicia, influenciado por Menotti, Bielsa y Sampaoli, cuenta el fútbol que le gusta y que siente. ¿Cómo gestionar espacios? ¿Cuándo arriesgar? ¿Cómo estimular al futbolista? Una docena de definiciones bien futboleras que sirven para conocerlo.
Aparte de sus historias, también Sebastián Beccacece engancha por su manual futbolero. De la escuela rosarina de Newell's, adorador de Bielsa e influenciado por Sampaoli, el entrenador de Defensa y Justicia piensa así, según sus reflexiones expuestas en un extenso mano a mano con Clarín:


1) La idea.

"No existen dos entrenadores iguales. Después creo en que están los entrenadores que se organizan desde el balón y aquellos entrenadores que se organizan sin el balón. Las dos son válidas. Las dos son efectivas. Pero un entrenador debe hacer lo que siente para poder convencer porque nadie convence si no siente lo que dice. Y en ese sentido yo siento más lo de intentar organizar a mi equipo desde el balón. Y cuando no tenemos el balón ver cómo nos organizamos para recuperar rápidamente. Después, hay matices. Si jugar con tres, con cuatro, con dos puntas, con uno… Son circunstancias a las que te va llevando el lugar donde estás, el material con que contás. En eso también está la capacidad del entrenador: tengo una determinada idea, cuento con este material, ¿cómo me puedo adaptar, cómo me puedo ajustar, para desarrollar lo que imagino y lo que pienso? Ahí estamos siempre buscándole la vuelta. No es lo mismo contar con futbolistas del nivel de la selección chilena a contar con futbolistas de determinado equipo. Entonces, es muy importante adaptarse y ajustar desde la idea. Después, uno va ajustando el nivel de exigencia, si empieza por lo más simple, si el nivel de complejidad lo puede aumentar porque la respuesta está… Ahí es donde te va llevando la convivencia".

2) El desequilibrio en los equipos que atacan mucho.

"Cuando vos sos tan dominador y tenés bastante situaciones a tu favor, si eso no se traslada al resultado se te vuelve en contra porque el rival te llega una vez, te golpea y empieza a jugar el factor anímico-emocional: 'Hago el desgaste, termino haciendo todo el esfuerzo y no recojo el premio'. Y eso el futbolista también lo necesita. Ahí empieza justamente a evidenciarse un poco más el desequilibrio. Uno empieza a ponerse más ansioso, cree que yendo más veces va a estar más cerca, empieza a dejar más espacios, más huecos… No hay una receta. La clave sería golpear en ese momento de dominio, tener esa lucidez y esa contundencia para ser eficaz. Yo les digo a los grupos en que me toca estar: hay que tener la fineza y la certeza de un buen cirujano porque el margen de error de ellos es mínimo".

3) El lugar donde se pierde la pelota.

"Es un tema fundamental. Hay lugares del campo donde por más reconstrucción defensiva que uno quiera tener, si se la pierde y tiene uno demasiados futbolistas por delante de la línea de la pelota, aunque exista el regreso no se llega. Es por una cuestión de distancia, no de voluntad. Entonces, ¿cómo me organizo? Hay lugares donde los futbolistas deben tener la responsabilidad de hacer simples las cosas. Yo les digo: 'Hagamos lo simple, no lo que sea más vistoso'. A veces los futbolistas creen internamente: ‘Yo puedo meter ese pase entre dos futbolistas y dejarle la pelota en el pie a un compañero’. Claro que se puede. Pero después en qué condición recibe el compañero, ¿en una situación mejor o peor de la que estás vos?

4) El valor del pase lateral y la profundidad.

"A veces es mejor jugársela al hombre libre, al que está cómodo, llevando la pelota de un lado a otro con paciencia… A veces creemos que hay que ir para delante porque fuimos criados de esa manera… ¿Por qué mejor no intentamos dar un pase lateral y después buscamos la profundidad deseada? Son conceptos que se van trabajando. Cuesta en un fútbol en el que se corre mucho, en un medio inmerso en una locura en la cual el que pierde no sirve para nada. El futbolista que pierde sabe que el lunes va a la panadería y recibe una crítica. Administrar todas esas cosas cuesta mucho. Por eso yo siempre me pongo del lado del futbolista. Hoy jugar en el fútbol argentino te prepara para competir en cualquier liga".

5) La estructura colectiva siempre antes.

"El secreto está en creer en la capacidad individual y sobre todo creer en la estructura colectiva. Si uno tiene un mal día individualmente, hay que descansar en el conjunto. Y uno tiene un buen día, mejor. Es bueno saber que hay una estructura que te va a respaldar, a contener. Por eso es muy importante estimular eso. Estemos dispuestos a dar, a dar, a dar… Se enseña mucho a conquistar, a recibir, pero muy poco se enseña a dar. Ese es un trabajo lindo".

6) El compromiso con el compañero.

"Me gusta mostrarles a los jugadores algunos videos individuales con ejemplos puntuales: 'Mirá este compromiso: no la perdió él, pero baja igual, te quiere ayudar, eh'. Porque el que la pierde corre por culpa, pero que el que no la pierde si quiere no corre. Es un ejemplo puntual. Me gusta estimular eso. También cuando tengo la pelota, ¿cómo me estoy ofreciendo? Porque está instalada en la tribuna la señalización del que pierde el balón… Pero cuando tiene la pelota, levanta la cabeza y no hay con quién jugar, ¿quién la perdió: el jugador o el equipo? Muchas veces la pierde el equipo. Y todo cae sobre el jugador. Entonces, si nosotros no le damos unos ciertos movimientos para aliviar la decisión de ese compañero no estamos siendo generosos. A lo mejor la generosidad está pensada sólo desde el hecho de correr para recuperar. Pero también hay que ser generoso para ofrecerse y no quedarse esperando que te llueva el balón en un lugar".

7) La salida por abajo desde el fondo.

​"Me gusta mucho, pero creo que en ese sentido también hay que ser muy pragmático, sobre todo cuando uno tiene la autoestima muy elevada. No hay que forzar nada. Hay que ser inteligente. Nos gusta mucho iniciar. Tengo un montón de ejercicios que nos permiten variantes para poder iniciar con tres, con cuatro, movimientos, rotaciones… Pero a veces el rival presiona muy bien o te tapa la línea de pase. Entonces, tendremos que buscar el segundo balón. Esto demuestra que yo supe abrirme. Antes era un poco fundamentalista: 'Esto es así y es así', decía yo. Y no: no siempre es así, puede ser de otra manera, de otro color, el mismo color con otro tono. En la diversidad uno aprende. Antes, por defender un estilo, una idea, podía estar horas discutiendo y en definitiva no me ponía nunca de acuerdo. Cada uno tiene su sentir. El tiempo me enseñó que uno puede expresar lo que siente sin tener la obsesión de cambiarle la forma de pensar al otro. Al contrario: hay escuchar al otro y ver qué se le puede sacar. En la selección de Chile, cuando tenia más tiempo para pensar, empecé a abrirme en lo futbolístico y en lo social también".

8) La entrega desmedida.

"Siempre me sentí extremadamente comprometido con la gente que me dio la oportunidad. Hoy es Defensa, antes fue la U y antes fue con Jorge Sampaoli. Mi compromiso es desmedido. Yo a mis futbolistas les pido eso: que tengan un compromiso desmedido con el lugar de turno, que se encariñen con el lugar, que lo quieran. Cuando hay ese compromiso uno siempre tiene algo más para dar. Es lo que sentimos: incluir, involucrar, sumemos, sumemos… ¿Uno solo adónde puede llegar? En forma conjunta se puede avanzar más, ¿no?".

9) No confundir autoestima con egoísmo.

"La autoestima es necesaria. Es clave. Pero el egoísmo es lo que no no me gusta. Justamente es un deporte colectivo. Lo que pasa es que lo que nos muestran todo el tiempo son los Messi, los Cristiano, las figuras, lo individual. Por eso cuando sale un fenómeno colectivo como el Barcelona, más allá de Messi, todo el mundo se encanta con eso. Ahí además de lo individual, está el colectivo detrás. Cuando aparecen esas cosas, es como que todos concuerdan: sí, esto es un equipo".

10) Información, interés y exigencia.

"Tratamos de darle todas las herramientas que creemos le pueden ser útiles: un video, una estrategia de balón parado, el desarrollo de un movimiento, la organización para la presión, los movimientos de inicio. Somos bastante molestos con eso. Esa información es una manera de darle un servicio. Después está en el jugador. A la exigencia hay que agregarle interés. Si yo exijo y el jugador tiene interés, se arma el ida y vuelta. Y se crea el clima para que la exigencia tenga el efecto deseado. Porque si la exigencia no tiene el interés del otro lado termina existiendo una barrera: la exigencia va, choca y rebota. Es abrir esa ventana al interior del futbolista, que logre él interesarse por lo que uno plantea".

11) El tiempo para pensar y la gestión del espacio.

"Nosotros llevamos a la U de Chile a Gastón Fernández, un jugador fantástico. Y él me decía: 'A veces tengo un tiempo más, y en lugar de jugarme a favor me juega en contra porque me apuro'. Claro venía de tantos años en el fútbol argentino, resolviendo tan rápido porque no hay tiempo... Yo creo mucho en que se puede gestionar el espacio. Movamos colectivamente a lo mejor para liberar cierto espacio y desmarquemos no para recibir sino para estirar el equipo y después que otro reciba libre. Se puede gestionar. No tengo tiempo, no hay espacio, ¿cómo lo buscamos? Esa es responsabilidad del conductor. Es un trabajo. Lo hacía muy bien Gaby Milito en Independiente, pero los resultados no le aparecían y se tuvo que ir. Veía movimientos de los centrales, de conducción, de desmarque para que otros reciban. Se puede, pero hay que estar preparado para provocar el cambio. Hay que ver si se quiere cambiar. A lo mejor con lo que se tiene se está cómodo y se está bien. Es un debate eterno. Por eso hay que hacer lo que uno siente y ver si los jugadores se convencen. Después, hagamos lo que sentimos".

12) Un loco de la presión.

"No existe el técnico perfecto. Existen los espacios perfectos, que son ocupados por los grupos, por lo colectivo. El entrenador ahí es una parte. Después, existen mentes brillantes, como Bielsa, Sampaoli, Guardiola, Menotti. De Menotti me seduce el discurso, la esencia del juego, ir justamente a lo esencial que es pasarse la pelota. Eso me gusta. También por estar tanto tiempo con Jorge (Sampaoli) soy un loco de la presión. Me gusta que mi equipo recupere muy rápido el balón, pero también hay que ver el material con que uno cuenta. Si tenés gente joven, más grande... Hay que adaptarse".

clarin.com

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