miércoles, 18 de enero de 2017

Sebastián Beccacece: "Hay muy poca tolerancia al error y mucho miedo a perder"


Beccacece, de 35 años, aplica métodos de trabajo que aprendió junto a Jorge Sampaoli, hoy entrenador de Sevilla

El DT de Defensa y Justicia describe con qué se encontró en el fútbol argentino, y sobre su estilo afirma: "Antes, para mí la única manera de jugar era la de Bielsa, pero uno va evolucionando"

No es común que alguien con 35 años ya sume 16 de experiencia como entrenador. Pero Sebastián Beccacece no se quedó en la frustración cuando proyectó que, como lateral, no iba a tener la posibilidad de triunfar en el fútbol.
Por eso, muy rápidamente, trasladó las inquietudes al pizarrón, al aprendizaje: "Cuando dejé de jugar, a los 16 años, me puse como meta investigar lo que era la conducción. Porque el argentino siempre quiere seguir ligado al fútbol desde algún sector: el periodismo, la representación de jugadores o el rol dirigencial. El fútbol es muy cultural en la Argentina. Y yo me crié en un barrio donde siempre se hablaba de fútbol. Y empecé a buscar, sobre todo a partir del método de Marcelo Bielsa. En Bielsa encontré una ventana para empezar a investigar. Eso va generando inquietudes, aprendizaje. Me recibí de profesor de educación física, trabajé en fútbol formativo, conocí a Jorge Sampaoli y me fui muy joven con él a Perú. Pero ya a los 16 ya tenía inquietudes. Me gustaba analizar las formaciones, las tácticas. Iba mucho a la cancha de Newell's y veía hasta la reserva. Mi viejo nos llevó a la cancha desde muy chicos a los tres hermanos y la identificación fue cultural", explica el entrenador de Defensa y Justicia , que entró rápidamente en el grupo de jugadores que tiene como objetivo mantenerse en la primera A en 2017.


-¿Qué encontraste primero en Defensa y Justicia y después en el fútbol argentino en general?

-En Defensa me encontré con mi esencia, con un club humilde y gente muy trabajadora, esforzada, que participa en el día a día con la posibilidad de brindar al máximo las condiciones para un futbolista profesional, y eso me llena de orgullo. Me encontré con un grupo que está dispuesto a brindarse al máximo por lo que uno siente. Y el fútbol argentino es como lo imaginaba, extremadamente competitivo, exigente. Hay poca tolerancia al error y mucho miedo a perder. Así que tratamos de abstraernos de esas cosas y de que Defensa se pase la pelota con naturalidad, aunque también tomando recaudos para que no nos generen situaciones de gol.


-¿Cuánto ganaste en cinco semanas de entrenamientos?

-Es importante. Nos encontramos con un plantel numeroso y tratamos de sacarles el jugo a todos, pero para lo que viene vamos a pretender un grupo más reducido, ya que el método nuestro está muy vinculado con lo personal, con estar muy encima de ellos, brindándose al máximo. Para eso, tener más de dos jugadores por puesto es mucho.


-¿Y cuántos entrenamientos necesitás para que ya se vea tu mano en el equipo?

-La idea es siempre una evolución constante. No es que uno dice "en tanto tiempo logro tal cosa". A veces nunca se da; en otras se ve rápidamente rasgos de la identidad. Acá fue muy rápido porque enseguida se sintieron a gusto con lo que planteábamos, los jugadores se sintieron identificados con el método y las búsquedas. Y en los partidos sentimos nosotros -como conductores- que hubo una conexión con lo que buscamos y hacemos. Hay una coherencia entre lo que entrenamos y lo que se vio luego en la cancha. Y haber generado eso en tan corto tiempo nos produce ilusión.

-Solés hablar de "química" y de "esencia". ¿A qué te referís puntualmente?

-La esencia tiene que ver con lo que siente cada uno. Yo me siento representado porque veo valores, como humildad, compromiso, respeto, y acá encontré eso en las 25 personas que trabajan, desde el utilero hasta el cocinero, el grupo de jugadores jóvenes y también el de los experimentados, que muestran una gran predisposición al trabajo. Encontré un grupo muy puro que quiere evolucionar.

-Remarcás que Bielsa te lleva a preguntarte cosas continuamente. ¿Algún ejemplo?

-Él conjugaba mucho esto que decíamos de los valores en la forma práctica en sus equipos, mediante el funcionamiento. Por ejemplo: él hablaba de generosidad y después se veía cómo la selección argentina o sus equipos se involucraban en el esfuerzo por un ideal o un objetivo. Se encuentra una similitud entre la teoría y la práctica. Y eso me atrajo mucho, en función de lo que eran sus conceptos pero sobre todo cómo después sus equipos trataban de aplicarlos. Yo en él siempre observaba eso: la coherencia entre el mensaje, que era muy lindo y grato escuchar, y lo que veía reproducido en el funcionamiento.

-¿Y a vos cómo te gusta hacer jugar? ¿Cuál sería el estilo Beccacece?

-Fui mutando, evolucionando. Antes, para mí la única manera de jugar era la de Bielsa: emparejando, presionando, con el sistema 3-3-1-3, adaptando determinados movimientos en función del rival. Después, por suerte uno fue evolucionando y abriéndose a nuevas ideas. También hay otras maneras, otras formas. Uno empieza a observar el gran fenómeno que fue Barcelona, y ¿quién no se enamora de eso? Sin llegar a imitarlo, porque es muy difícil, sí se puede ir agarrando cositas. Por ejemplo, las salidas desde abajo a partir del arquero. También haber ido tempranamente a otros países y ver la forma de trabajar cambia la cabeza, como medirse más en las formas de decir las cosas. Yo soy muy impulsivo, muy apasionado. El argentino de por sí es así, ansioso. Estando en otro lugar uno ve que puede decir de otra manera las cosas, sin llegar a un extremo. Y puede aplicar también al fútbol esa apertura del manejo diario, pensando "bueno, no es ésta una única manera de jugar".

-En los últimos partidos se vio más un 3-5-2 como sistema de Defensa y Justicia. ¿Sos de adaptarte a los jugadores o preferís profundizar en un esquema o idea?

-Nosotros usamos mucho el 4-3-3 y acá, en esta etapa en Defensa, el análisis que hicimos es que de acuerdo con el plantel que teníamos lo más conveniente era jugar así, porque escaseaban los wings, porque había una superpoblación en la zona de volantes, porque leímos que el equipo necesitaba quizás un defensor más para no quedar en esa situación de exposición y de ida y vuelta. Defensa jugaba muy lindo y creo que debía tener más puntos que los que tenía, pero cuando no concretaba y concretaban los rivales, el equipo se quedaba. Lo que nosotros imaginamos para esta etapa fue compensar un poco esa zona sin perder lo bueno que se estaba haciendo, que era mucho, por medio del juego. O sea, repartir en el campo diferentes sectores, cubrir ciertos espacios que a veces, producto de atacar con esa ferocidad, quedaban desprotegidos.

-Siguiendo con esto: se vio a Mariano Bareiro, siendo volante, aparecer como líbero, y a Hernán Fredes en un arranque más retrasado que el habitual. ¿Sos de los que gustan de la versatilidad en cuanto a las posiciones de los jugadores?

-Si. Bareiro es de contención y nosotros, que lo habíamos visto contra Racing y River, consideramos que él, de Nº 5, se metía a jugar de líbero, porque Racing y River juegan con dos puntas. Aunque terminó jugando más de líbero que de contención, nos pareció que lo había hecho bien. Entonces empezamos a trabajarlo en esa posición. Hugo [Silva], que estaba un poco más relegado, es un lateral clásico y hoy está jugando como central en línea de tres. Es lo que en su momento hizo Bielsa con Vivas, salvando las distancias. Creo que hay jugadores que encuentran los puestos en el lugar justo.

-Una oportunidad...

-Una oportunidad, ésa es la palabra. Una oportunidad de empezar a desarrollarse, y también ahí está la función del entrenador: encontrarle el lugar ideal a cada futbolista. Por eso hay que ser abierto, pero tampoco busco locuras. Me parece que hay que seguir dentro de una línea de la característica del jugador y pensar que si puede jugar de lateral, ¿por qué no puede hacerlo de central, si es un buen marcador?

-Vos encontraste buena predisposición, pero ¿por qué lo primero que suele sentir un futbolista es rechazo a un cambio de posiciones?

-Porque a veces cuesta asumir lo desconocido. Uno siente que lo que conoce da más seguridad. Entonces "si toda la vida jugó de lateral, yo no voy a ponerlo como central", se puede pensar. A veces esas ataduras hacen que nos perdamos esa oportunidad de encontrar algo desconocido que puede salir bien, o no. Es una forma de ampliarse y de probar. Por eso digo que está bueno probar, siempre con un sostén atrás, un fundamento, un criterio. No decir "me desperté pensando que tal tiene que jugar de algo" y hacerlo. Hay que hacer un análisis previo: tiene buen juego aéreo, participa en los cierres, puede iniciar el juego... Si todo eso se conjuga y uno considera que esa decisión es válida, llevarla adelante.

-¿Qué cambios te costó más del paso de ser ayudante a ser la cabeza de grupo?

-Realmente con Jorge [Sampaoli] no había esa diferencia de 1, 2 o 3. Éramos todos uno, desde dar una charla hasta armar un entrenamiento o participar en un cambio. Esa confianza, esa libertad que él brinda -no cualquiera la da, sino solamente ésos que tienen visión de conducción-, me dio la posibilidad de afrontar esta etapa con mucha más naturalidad. Realmente el compromiso para con Jorge era tal que, si perdíamos, uno estaba como en el primer lugar, y si ganábamos, era la tranquilidad de que estábamos creciendo juntos.

-Es decir, lo sufrían y lo gozaban a la par...

-Exacto. Entonces ahora no sentí tanto el cambio. Y con la gente que hoy me acompaña intento lo mismo, porque me formé con una persona que me dio eso y con la que yo me sentí identificado. Por eso traslado el mismo concepto. Entonces Nico [Nicolás Diez] y Paqui [Francisco Meneghini], los dos entrenadores que me acompañan, tienen también esa posibilidad.

lanacion.com.ar

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