domingo, 8 de julio de 2012

Adriana Taddey "la niña de los milagros"




Escrito realizado por Liliana Taddey, con motivo de cumplirse 40 aniversario del fallecimiento de Adriana Taddey
“Este trabajo fue realizado recordando frases y palabras de mi madre Antonia”.
¿Quién fue Adrianita?
Adriana Graciela Taddey Turecky nació el 4 de noviembre de 1957, en el seno de una familia constituida por su papá Héctor, su mamá Antonia, su hermana mayor Liliana y sus abuelitos materno Emilia Kraus y Antonio Turecky.
El nombre que lleva ella no es por casualidad, es algo especial…le íbamos a poner el nombre de una santita (como se usaba antes), pero mi mamá dijo: “tiene cara de Adriana”, y yo le contesté: “no es ninguna santa”, mi mama entonces le puso su mano sobre el pechito y dijo… “Te vas a llamar Adriana Graciela y harás honor a tu nombre y le darás fulgores de santidad”.




A los pocos meses Adriana ya mostraba ser una beba prematura, a los dos meses tenia la dentadura completa, a los seis meses caminó (se escapaba del corralito), cuando comenzó a hablar lo hizo correctamente (sin media lengua).



Fue bautizada con cuatro meses de vida en la Parroquia San Juan Bautista, el 2 de marzo de 1958.



La niña crecía sanita, fuerte y graciosa, criada con mucho amor y una profunda fe religiosa. Desde su nacimiento siempre tuvo una sonrisa en al boca, poco a poco comenzó a ser el cascabel de nuestro hogar.



Un día… cuando cumplía 3 años y cinco meses, un 2 de abril año 1961 (domingo de pascuas) Adri se quejó de dolor de cabeza y estomago, mis padres la llevaron caminando inmediatamente al medico, el cual le dijo que “era una especie de empacho”. Le comenzaron a dar suero con otros medicamentos, que le hicieron muy mal, tan mal que hizo que Adriana muriera en ese momento, le masajearon el corazón y reaccionó, volvió, pero ya no movía nada de su cuerpo, había quedado paralítica debido a una mala praxis.



Mis padres rápidamente la sacaron de aquel lugar y la llevaron al hospital de Niños de Capital, allí estuvo internada durante 56 días, en ese tiempo pasaron cosas increíbles pero reales. Al séptimo día de internada mi mamá entró a la sala de pulmotores y ve a su hija que la mira y le sonríe, la tuvo que mirar dos veces… “no creía lo que estaba viendo”… ella dice: “Mi ángel tiene los ojitos en su lugar y la boquita con la mas linda sonrisa para su mama”, (A raíz de la parálisis ella había quedado con los ojitos y la boquita torcidos) Adrianita le respondió “Mamita te tengo que contar algo… anoche vino una señora muy linda y me dijo que yo me voy a curar y voy a caminar”, mi mamá le preguntó si se trataba de una enfermera, ella le respondió…”No mamita era la Virgencita…”Estaba por dormirme, porque la enfermera apagaba las luces y en eso vi. que al lado mío había una señora alta, con un vestido largo y el pelo también largo y unan cara muy linda”, “me sonreía y toda ella tenia luz, yo le pregunte quien era y ella me contesto SOY LA VIRGEN MARIA Y VENGOA ACOMPAÑARTE Y DECIRTE QUE TE VAS A CURAR VAS A CAMINAR PERO NO AHORA…entonces le pedí que se quedara conmigo, porque sin mi mamita yo me sentía sola”, “la virgen se quedo otro rato más, se doblo sobre mi y me beso en la frente y yo me dormí”.



Después de esa noche Adrianita nunca fue la misma continuaba viendo a la Virgen, y no existieron más las paredes para ella, veía y sabia todo.



De pronto en el hospital la comenzaron a llamar “la santita”. En la sala donde se encontraba internada, había niños en graves condiciones de salud, que se curaban gracias a su intervención.







A los 56 días volvió a casa moviendo únicamente el dedito gordo de la mano izquierda. Para nosotros la familia, cambio abruptamente la vida se dio vuelta…mi mamá enseguida la puso en tratamiento, nunca se quedó quieta, a donde sabía que había algún tratamiento nuevo allí iba llevando a Adrianita, a la distancia que fuera, hasta llegó a comunicarse a través de la embajada Rusa con salud pública de aquel lugar, porque se había descubierto un tratamiento que curaba la parálisis y lo trajo aquí a la Argentina, no sólo para Adrianita, sino para otros que tuvieran problemas como ella. Es por eso que digo que “gracias a la parálisis de Adri se curaron muchos“. Así fue, a medida que pasó el tiempo como le había dicho la Virgen llegó a caminar, con dificultad pero solita…



Un día le dice a mi mamá que: “Ella sufría mucho ver a Jesús clavado en la cruz, que sentía el dolor de los clavos en su manitos y pies” y le pidió el crucifijo ya que quería con sus manitos inválidas sacar a Jesús de la Cruz y se durmió junto a él. Cuando se despertó le dice a mi mamá que “Ya no sufre mas por Jesús clavado en la cruz, porque en su sueño se le apareció”, “El bajo de la cruz…sangraba mucho y tenia un trapito, me lo dio para que le limpiara la sangre…me estiro las manos y me hizo tocar los agujeros y me dijo “ADRIANITA YO TE VOY A AYUDAR A VOS Y VOS ME VAS A AYUDAR A MI”



Mi mamá se preguntó ¿qué es eso? ¿qué quería decir? no entendía nada.







Pasaron los días y Adrianita era felíz, siempre alegre y contenta, Era ya tiempo de comenzar el colegio, fue al mismo que mi madre y yo “Nuestra Señora del Sagrado Corazón”, todo muy bien con las hermanas y su compañeritas siempre la ayudaron, en los recreos todas al rededor de su sillita de ruedas, era como un ramillete de flores juntos a ella; era muy buena alumna e inteligente, comenzó su primer grado con la señorita Nora Villalba quien fue muy buena maestra, mi mama se sentía orgullosa de tener una hija así, el comentario era por su rostro que parecía una Virgencita.



A las personas que quería les cambiaba el nombre a “CORAZON”, a las Hermanas Honorata y Loyola del colegio las bautizo de esta manera.



Termina el año 1964, Adrianita recibió en el colegio premios; era feliz, siguieron las vacaciones, las pasaba en su casa gozando de sus juguetes, animalitos, aire, sol, en el agua de su pileta de lona donde hacia ejercicios.



En una oportunidad mi mamá le pregunto crudamente… ¿Adrianita que sentís cuando ves a otros niños correr, saltar y vos no podes? Ella sin dejar de sonreír le contestó dejando a mi madre bastante avergonzada…” Mira mamita, en primer lugar ya no soy paralítica, no me siento así, ahora por qué mi cuerpito está de esta manera…DIOS sabe por qué y para qué y hasta cuando…yo me siento muy bien, enferma no estoy, hago lo que hacen los demás chicos, voy al colegio, no me cuesta estudiar, puedo coser y bordar, puedo hablar, cantar, ver con mis ojos las cosas lindas que DIOS puso sobre la tierra, ¡tengo ganas de vivir! mi cuerpito esta completo (aunque medio “cachuzo”), tengo familia, no me falta nada… mama yo no sufro, lo tengo todo y algo que muy pocos pueden contar “el beso de la virgencita” en mi frente”, y una mamá como vos que estando al lado tuyo, hasta la parálisis desaparece, porque tus brazo son míos y tus piernas son mías”.







Llego el días de Cristo Rey Adrianita tenia 7 años y tomaba su primera comunión en la Parroquia San Juan Bautista, recuerdo que la llevaba en su sillita de ruedas hacia el altar, llegó el momento de recibir a Jesús, ¡con cuanto amor y respeto lo hizo!



Continuo pasando el tiempo y Adrianita seguía yendo al colegio, empezó a caminar cada vez más y sus estudios muy bien, mi madre destacaba el buen corazón y la bondad sin limites de las maestra Mirta Díaz de Bideberripe, Adrianita sentía un respeto y veneración muy grande por ella, estoy segura que desde donde ella está, pedirá bendición a DIOS para esa mujer.



Nuestra abuela Ema un día se enfermó bastante grave, Adrianita era su enfermerita espiritual, se sentaba junto a ella y le hablaba de DIOS, le contaba cosas de la Biblia, la abuela la escuchaba y en ese momento la enfermedad desapareció. “Cuanto bien hacían sus palabras, el mirar de sus ojos, toda su alma, daban bondad y alegría”, “se comentaba que parecía una virgencita”, “que alegre era a pesar de su problema”, “hablábamos con ella y por su conversación aparentaba ser una persona mayor”, “el Beso de la Virgen iluminó toda su persona”, “su cuerpito estaba todo contrahecho, nada concordaba con nada, pero ella era bella por su humildad y por su alegría sin limites”.



Un día Adrianita se fue a vacunar, ella no tenia problemas en hacerlo, ya que anteriormente lo había hecho y nunca le hizo mal, pero esta vez no fue así dado que las vacunas no se encontraba en condiciones. Dios buscó una excusa para llevársela con él.











Adrianita falleció a raíz de esto a los 11 años de edad, en su casa a las 4 de la madrugada del día domingo 4 de mayo de 1969, en ese momento, con testigos presénciales se observó en el cielo de Florencio Varela por el lapso de dos horas, un corazón luminoso atravesado por una flecha y un bastón de luz a un costado, “fue una señal de Dios”, seguramente fue al lugar de la divinidad.



Allí mi madre recién entendió por qué Jesús le dijo a Adrianita “yo te voy a ayudar a vos y vos me vas a ayudar a mí”



Él se la tuvo que llevar porque desde aquí no podía hacer todo el bien que está realizando desde el cielo, al lado del señor.



DIOS desató sus parálisis, le dio libertad de “Ángel”, le dio alas y una orden COMUNICAR A LOS SERES HUMANSO CON DIOS.



Que Dios los bendiga y Adrianita lo acompañe



En este muy breve relato de la historia de Adrianita Taddey fueron mencionados los momentos más bellos y difíciles vivido en su corta vida, recordándola así en el 40ª aniversario de su fallecimiento.
Para mayor información del tema comunicarse al: 1531668851 o 1131668851.

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