viernes, 23 de mayo de 2014

Continúan las quejas sobre el Sanatorio María Mater



El viernes 25 de abril ingresa al Sanatorio Privado María Mater, una mujer de 78 años con una posible trombosis en su pierna derecha, la médica de guardia decidió que permaneciera internada y se le realizara un ecodoppler para confirmar el diagnóstico. Sin embargo, a pesar de la gran inflamación que presentaba la pierna, el examen se hizo cinco días después porque el ecógrafo sólo va los miércoles y viernes por la tarde. Es importante aclarar que la clínica había decidido esperar una semana más para hacerle el estudio, pero lo adelantaron tras la insistencia de sus familiares que veían que la pierna empeoraba y no podían administrarle medicación hasta tener los resultados. De ahí en más, la decisión sobre el tratamiento a seguir quedaba en manos del doctor Rico Nuñez Mariano (M.P. 223559), cirujano cardiovascular, que si bien debía pasar ese mismo miércoles por la noche, pero llegó el sábado 3 de mayo (tres días después), permaneciendo en la clínica sólo unos pocos minutos.
Luego que de los familiares hablaran con enfermeros, jefa de piso y médico clínico (único responsable del sanatorio durante los feriados y fines de semana); quien sin haber visto la historia clínica de la señora internada dijo que existía la posibilidad de amputarle la pierna. Lo cual fue rotundamente negado por el cardiovascular, que al ver el ecodoppler aseguró que sólo se haría un tratamiento con medicación. A la semana siguiente el médico clínico que todas las tardes pasaba por las habitaciones, notó una mejoría en el miembro inferior, tanto en el color como en la inflamación, y pidió un segundo examen para compararlo con el anterior. Nuevamente tardaron en hacer el ecodoppler porque el ecografista faltó sin aviso; y, casualmente, al día siguiente, el dispositivo no funcionaba, por lo que debieron trasladarla a unos consultorios cercanos; ajenos a la clínica. El martes, tras las mentiras de la secretaria de piso que aseguraba que el señor Rico había hablado con la familia de la paciente el mismo viernes en que se hizo el estudio, cosa que nunca existió; éste se hizo presente en el sanatorio para dar el alta a la señora. De todos modos se fue sin dejar asentado el alta, ni tampoco el tratamiento a seguir, y el médico clínico prefirió que se quedara hasta la mañana siguiente para que el hematólogo le indicara la medicación a tomar. Sin embargo el especialista estuvo en el sanatorio sin hacer nada de ello por lo que fue el medico de piso quien debió dar el alta aunque no le correspondía. Según denunciaron los hijos de la mujer que estuvo 18 días internada, no sólo los enfermeros tardaban horas para ir a higienizarla o en casos en que se infiltraba el suero (la aguja de corre de lugar), sino que el cirujano cardiovascular sólo dos veces se acercó a ver la pierna, desde la puerta de la habitación y se iba rápidamente sin dar tiempo a que le puedan preguntar nada, y debían seguirlo y pararlo para saber la evolución o no de la trombosis.


Vanesa Barboza
elvarelense.com.ar

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