viernes, 11 de agosto de 2017

A Telón Abierto

Con el título de "Talento absoluto” presenta la revista dominical "Viva” del diario Clarín al artista Nahuel Pennisi, de quien comienza diciendo: "Tiene 26 años y es un folclorista singular. Ciego, con oído absoluto, ganó un Premio Gardel y se afianza en la escena musical”. Pennisi formó parte de la cartelera de la última edición de la Fiesta Nacional del Poncho, actuando el domingo 16.

Cantor y ejecutante de la guitarra, con la particularidad de tocar con las manos sobre el instrumento, Pennisi demuestra tener un especial sentido del humor sobre la ceguera, al decir: "Ciego, no vidente, no ve. Es lo mismo, es lo mismo. Antes yo era el chico ciego que tocaba la guitarra; ahora la película cambió: soy un músico que además no ve. Y voy a ser un artista que lo reconozcan y el tema de la ceguera se verá como si yo fuera gordo o rengo”. Cuenta la historia que no ve desde que nació y tuvo chances de operarse, pero no se operó. "No me interesó”, opinó, agregando: "Los que ven piensan que si no vieran, perderían mucho. Para mí, ver no significa nada. Nací sin vista, no tengo de qué ponerme mal. ¿Vos –dirigiéndose al periodista- cómo sabés que va a llover? Porque el cielo está cubierto. Yo, por el olor a lluvia. Es lo mismo. Los dos sabemos. Yo tomo en cuenta los colores por los aromas, los estados. Cuando estoy en algún lugar con mucho verde, hay un olor muy particular que es verde. Sé que resulta muy chocante para alguien que quisiera ver, pero digo: que le den la oportunidad de operarse a los que realmente necesitan ver. Yo siento que no me hace falta. Que si viera, mi cabeza recibiría una información que no conozco. Sería muy fuerte mirar a mi mamá y no saber si es ella o es otra persona”. Cuenta que le robaron el primer bajo propio que tuvo y la madre le consiguió una guitarra. Un día, el papá le hizo conocer a Silvio Rodríguez y escuchó "Ojalá”. Entonces dijo: "Yo tengo que tocar eso”. Y lo tocó. Incluso durante la actuación en el Poncho de Oro.
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  Nahuel Pennisi ganó un Premio Gardel por su disco debut, "Primavera”, en el rubro Nuevo Artista de Folklore. Y estuvo nominado para los Grammy Latinos. Dice el artículo periodístico que el artista ciego cantó en la ciudad que ofrece la mayor cantidad de estímulos artificiales a la vista en todo el mundo. Cuenta Pennisi: "Las Vegas es muy visual, es cierto, pero tiene una energía tan fuerte que se nota hasta no viendo. Es inmensa. Le dije a mi manager: `No puedo creer lo que estoy percibiendo’. Me tocó una habitación impresionante y yo, acostumbrado al calefón eléctrico y a abrir la canilla, entré al baño y había un montón de botones. Es imponente. No hay un respiro. No existe la noche. La noche para mí es silencio. Allá no hay. Es como muestran las películas. Igual”. Pennisi se crió en Florencio Varela, en un barrio de calles de tierra, vecinos queridos, parientes cerca. Ahora, por razones de logística profesional, vive con un amigo (de Varela) en un departamento de Colegiales, Palermo. El informe de la revista indica que la mamá canta muy bien y el papá tocaba en una banda. Cuando estaba por empezar a caminar, a los padres les habían recomendado que pusieran unas sogas en la casa, pero a su abuelo René le pareció una locura y dijo que su nieto iba a caminar como cualquiera. Sobre el particular, el artista señala: "Lo que hizo mi abuelo, y por eso es tan importante para mí, es hacerme perder el miedo. Para mí el miedo no existe. Yo no le tengo miedo a nada”. El debut de Pennisi fue en una peatonal de Lomas de Zamora. Se tomó el tren con su abuela Marisa, buscó un lugar y se puso a cantar. Recuerda que "cuando me tiraron las primeras monedas, pensé que era mi abuela para darme ánimo. Pero no. Se había ido a dar una vuelta y me había dejado solo”. Una anécdota que dejó la presencia de Pennisi en el Poncho 2017. Fuimos testigos e intermediarios para que nuestro comprovinciano Luis Vera se hiciera presente en el camarín del artista antes de salir a escena y le regalara una imagen de la Virgen del Valle. Pennisi agradeció: "La llevaré conmigo en todas mis giras. Muchas gracias”. Fue un momento de profunda emoción.
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 En el suplemento "Viajes” del pasado domingo, el diario Clarín le dedicó una página a una zona de Catamarca, bajo el título de "Una escala en la Ruta del Adobe”, relatando que a 320 km de la Capital, "Fiambalá sugiere un paseo por sitios históricos, aguas termales y bodegas”. El artículo ilustra que "el profundo significado de la Ruta del Adobe para los pobladores del Oeste catamarqueño se explica al detalle en las salas del Museo Arqueológico Tullio Robaudi y Biblioteca de Tinogasta, adaptado en una finca donde a principios del siglo XX funcionó el primer hospital público de la zona. En esta casona construida en 1897 se exhiben piezas de la etnia diaguita y objetos aún más antiguos, como pulzones, colgantes de piedra y un petroglifo creado por la cultura nómade de Ranchillos de 2.500 a 3 mil años antes de la era cristiana”. Agrega la nota que "la visita guiada sugiere un didáctico viaje por las cepas más representativas de la producción vitivinícola de Catamarca” y que en Fiambalá "está el inapreciable reparo que brindan sus termas, desplegadas sobre las laderas de la montaña con el saludable propósito de ofrendar un glorioso final de recorrido al cuerpo y el alma”.

elesquiu.com

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