Fue una valiente mujer que supo denunciar los atropellos del estado, desde las páginas policiales del diario fundado por Héctor Ricardo García. Florencio Varela nos abrió las puertas de la cultura, cuando en Mayo de 1998 pudimos dar a conocer a los vecinos, y colegas, el documental "Tinta Roja", película filmada en la sección policial del Diario Crónica y que nos tuvo como protagonistas involuntarios. Martha Isolina Ferro, ese era su verdadero nombre. Nacida en el ex Hospital Rawson de la Capital Federal, el 4 de diciembre de 1942, creció y se desarrolló en Olavarría. Amó al periodismo tanto como a los títeres.
El portal de la revista "socialismo y barbarie" entrevistó a Martha, en marzo de 2007, cuando le daba pelea a un cáncer de garganta, del cual se repuso, pero no así de uno de pulmón que la abatió en dos meses.
Feminista y socialista, así se definía Martha Ferro. Dirigió la revista de género Todas, del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) en los turbulentos años setenta. Vivió en Nueva York y volvió para hacer la revolución. Escribió durante 18 años en el diario Crónica, de donde fueimos despedidos en julio del 2001 luego de una huelga que impidió la publicación de tres ediciones. Martha tuvo reflexiones que en mi caso han quedado marcadas para siempre, ya que compartimos 11 años juntos, con nuestros escritorios pegados, en el mismo turno y en la misa sección del Diario Crónica.
"El verdadero periodista no puede quedarse solo con el testimonio de la mujer golpeada, tienen que darle salidas"; "Nunca le di espacio en las notas al golpeador, no me gustan los torturadores"; "La violencia hacia la mujer no existe para la policía, los jueces y los machos"; "Todavía estamos en Jurasic Park con la cobertura de la violencia".
Y asi era Martha. Escucharla era aprender
“Soy socialista. Tenía diez años cuando vi que un tipejo le pegaba a una mujer por celos y yo me lancé sobre sus piernas y lo empecé a patear. Por supuesto que leí sobre el tema, sobre todo a las feministas norteamericanas. Yo viví siete años en Nueva York, entre 1965 y 1972, y por entonces las gringas tenían un grupo - "Las Vengadoras"- donde devolvían palizas a los golpeadores. Nací en 1942, en el Hospital Rawson. Mi madre no tenía un nombre para mí, que era la quinta nena, por eso la partera le sugirió que me llamara Martha, como la heroína de una radionovela que escuchaba con fervor. Mi madre le hizo caso, y sin más trámite fui Martha gracias a la partera. Esta historia la conocí cuando tenía casi siete años, y ahí nomás me di cuenta que iba ser difícil andar por el mundo. Mi madre soñaba con gatos, con muertos, cuchillos, degollados y payasos… todos sus sueños valían para que jugara a la quiniela y ganara o perdiera.
- En Tinta Roja, documental que muestra el día a día del trabajo del equipo periodístico de la sección policial del diario Crónica, se la escucha decir a una mujer: "Bueno señora, venga el jueves y nosotros le ponemos que su hermano le pega". ¿Cuándo sintió que estaba escribiendo una nota sobre violencia familiar?
- Siempre. La violencia familiar, para los únicos que no existe es para los jueces, los machos y la policía.
-¿Cómo se cubría una noticia sobre violencia contra la mujer en Crónica? Por ejemplo ¿había que pelear la nota con el editor? ¿Se le daba voz al victimario? ¿Y a la víctima?
- Cuando las noticias llegan a la redacción, las mujeres ya están muertas o mutiladas. No tuve problemas nunca con el editor. Lo cierto es que todos los días se podría llenar un diario con estas noticias. Llegan por decenas diariamente. Existe una especie de anestesia informativa con este delito, como con tantos otros. Yo siempre sostuve que las noticias que se publican no son todas las noticias, porque si se publicaran todas, tendríamos asco ajeno de vivir en esta barbarie.
Nunca le di la palabra al golpeador. No me gustan los torturadores. Mostrábamos los cadáveres de las mujeres y las fotos que evidenciaban cómo las habían desfigurado… eso cuando querían hacer la denuncia, porque la policía no tomaba la denuncia. Pero cuando la policía leía la nota en Crónica, iba a buscar a la mujer y hacía lo que tendría que haber hecho antes.
- Usted dijo en una entrevista que "el barrio te cuenta quién es chorro o asesino" ¿en casos de hombres violentos es así? ¿Cómo se comporta el barrio?
- Nunca hay que creer en la policía. El barrio te resuelve todos los crímenes. El barrio sabe todo. Pero en los sectores medios, el barrio calla. Es que la clase media guarda sus secretos bajo treinta llaves y nunca quieren comprometerse cuando son testigos de un caso de gatillo fácil, asesinos al volante o violencia familiar. No tienen tiempo, no les gusta ir a Tribunales. Son muy hipócritas, después van al Festival de Cine y lloran por una historia de papel, y toman café y se indignan porque hay gente que no come.
- Su trabajo implica conocer el mundo de la institución policial ¿cómo definiría la actitud de la policía como fuente de información en casos de violencia?
- La policía tiene el nombre de "yuta" en el lunfardo canero ¿Por qué? Porque es falluta. Ellos encubren al golpeador, lo justifican. No dan información veraz, ni por las mujeres golpeadas. Todas "se lo merecen", para ellos.
Martha Ferro fue, además, en su rica vida, una excelente titiritera. En su barrio de La Boca, la Biblioteca Popular que funciona en la sede de Macondo Creativa, Necochea 1389, lleva su nombre. Supo ganarse el aprecio de mucha gente, inclusive en el periodismo policial de muchos altos jefes de las fuerzas de seguridead a los que alguna vez tuvo que criticar.
Hasta siempre, mi querida amiga, profesora de periodismo y de la vida.
Por Mario Lettiere
http://www.varelaaldia.com.ar/13061-murio-martha-ferro-un-icono-en-el-periodismo-policial.html
miércoles, 2 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario