RECOGER LA BASURA PUEDE SER UN GRAN NEGOCIO, PERO...Desde hace muchísimo tiempo, el tema de la recolección de residuos en Florencio Varela sigue dando demasiado que hablar. Por la poca transparencia que existiría en torno a este controvertido asunto, especialmente en cuanto a los costos que se le abonarían a la firma concesionaria.
La UTE en cuestión aparece sumamente favorecida en los últimos años, aunque quizás el respectivo acuerdo esté vencido, o no haya sido prorrogado adecuadamente en el ámbito del Concejo Deliberante.
En este primer largo informe sobre la poca clara situación del «tema basura», se desprende demasiado feo olor. Casi fétido. Debe reiterarse que no hace mucho el costo de ese servicio de recolección de residuos aumentó sugestivamente casi un 40% desde agosto pasado, por lo menos en el cálculo referido a cada cuadra y por día.
Nunca se explicó claramente qué parámetros o pautas se tomaron para determinar dicho porcentaje de incremento.
¿RESCINDIR PARA QUE?
La prestación la ofrece la firma recolectora de ramas y residuos –en realidad es una UTE (Unión Transitoria de Empresas)- denominada «N. G. de Di Cola» (NG significa Nélida Golpe, el nombre de la esposa del responsable de dicha UTE).
Sorprendió en su momento, lo que llamó mucho la atención, que el contrato anterior del servicio de recolección haya sido rescindido, pero que luego se concesionara el mismo a la misma UTE «rescindida». ¿Por qué no fue prorrogado?...
Mientras tanto, la prestación del servicio sigue observándose tan precario y deficiente como antaño, tal como lo
testimonian a diario numerosos vecinos de diversas barriadas varelenses.
UN POCO DE HISTORIA
La empresa o UTE en cuestión surgió prácticamente hace años derivada de la ex firma El Futuro y la cabeza visible de ese grupo era un impetuoso José «el tano» Di Cola, hasta años atrás residente en Berazategui. Sus buenos contactos con el mundo de la política, hicieron que, previamente, al restaurarse la democracia, Di Cola fuera funcionario municipal y regenteara el área de la Basura en el municipio local. El era quién debía efectuar las contrataciones de los camiones recolectores… Luego la justicia lo suspendió para ocupar cargos públicos
Transcurrió el tiempo y luego, tras la destitución de Julio Carpinetti como jefe comunal allá por los finales de los ‘80, Di Cola, imprevistamente, o quizás no tanto, quedó como el «mentor» de la recolección de residuos de Varela. Allí, ya no compartía nada con nadie sobre ese negocio, que siempre tuvo mal olor.
Posteriormente, Di Cola «inventó» otra empresa propia, hecha a pulmón, con escasos vehículos y fue contratado por el municipio.
TODO EN NEGRO Y UN EMBARGO
Los que conocen del tema, como Diego Llaneza, aseguran que en ese intermedio los 4 responsables iniciales (él, su esposa, su hijo y su yerno, de apellido Fodor) ya contaban con un plantel de 120 operarios –casi todos «en negro»- y muy pocos camiones. Di Cola mantenía su pequeño archivo y su «cajita de plástico» para «ordenar» su escasa documentación.
Es que él siempre fue un hombre demanejarse con «efectivo» contante y sonante, por «zurda» y sin declarar IVA, Ganancias o aportes jubilatorios.
Hasta que su propio yerno Fodor le entabló una demanda judicial, que hizo temblar todo, pues le siguieron otros pleitos de «presuntos socios».
Sus ingresos mayoritarios se respaldaban con los pagos desde el erario municipal. Hasta que llegó un embargo judicial por casi $ 4 millones y que determinó que por lo menos se realizaran 4 auditorías.
La posible evasión impositiva era casi algo obvio, pues declaraba que no pagabna IVA ni Ganancias, ni aportes, pese a que por la ventanilla comunal cobraba suculentas sumas semanales o mensuales. El negocio daba para todo. Algunos empleados ya estaban «blanqueados», pero…
EL CRAC
Hasta que en determinado momento, allá por 2005-67, se produjo una especie de «crac financiero» y la comuna se vio en dificultades para abonar el servicio de basura concesionado. Todos estaban desesperados. Parecía que no había Retorno…
No obstante, se diseñó un plan de pago a 4 meses, que luego se renovó. Una bicicleta financiera legal que funcionó. El tano Di CoIa volvía a resurgir.
Los famosos «gastos operativos» le daban sustento a su empresa, o UTE, o algo parecido… Una firma subsidiaria «inventada», o fantasma, que se dedicaba a la limpieza de sumideros le permitía superar la situación. Cobraba bien y no efectuaba prestaciones. Un negocio redondo.
(continuarà)
La Colmena en Red
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