De cara al 2011: los depósitos públicos sólo avanzan fuerte en los municipios K

José C. Paz y Merlo fueron los municipios con mayor ingreso de recursos públicos en sus bancos en la primera mitad del año: $ 60 y $ 40 millones, respectivamente, pero aparecen otras comunas leales: Florencio Varela, con un incremento de $ 30 millones en un año; General San Martín, con $ 28 millones; y Merlo, Morón y Quilmes, cada uno con $ 27 millones adicionales.


Los consultores suelen explicar que hay tres mecanismos que, a grandes trazos, pueden hacer crecer los recursos de un municipio: la recaudación propia, que en general nadie considera demasiado “pujante”; la coparticipación provincial, que puede impulsar un crecimiento “homogéneo” de los fondos entre los diferentes distritos; y las transferencias directas por los distintos programas del sector público nacional o provincial. Esta última, en rigor, es la que marca las grandes diferencias en las economías del Conurbano. Y la que, según juzgan los analistas, puede llega a definir muchas veces la adhesión política de un intendente al poder provincial o nacional. “Detrás de cada prueba de amor incondicional, existe un generoso ingreso de recursos del Estado para la obra pública o el pago de planes sociales”, razonan.



Los números del sistema financiero, actualizados recientemente por el Banco Central, alcanzarían para revelar esa sugestiva radiografía del reparto oficial. Casualidad o no, el crecimiento de los depósitos pertenecientes al sector público aparece notablemente más fuerte en los bancos de los municipios que, en este tiempo, se mostraron más leales a Néstor Kichner. Algunos ejemplos. En José C. Paz, la localidad del intendente Mario Ishi, el fondeo en las sucursales bancarias sumó $ 58 millones pertenecientes al sector público durante la primera mitad del año. En Merlo, la tierra del histórico y leal Othacehé, el incremento en ese tiempo superó los $ 40 millones. En San Martín y Morón, las comunas gobernadas por los fieles Ricardo Ivoskus y Lucas Ghi, la expansión del dinero público fue de $ 24 millones. En Quilmes, del kirchnerista Francisco “Barba” Gutiérrez, de $ 15,5 millones; y en Ezeiza, del testimonial Alejandro Granados, de $ 13 millones (ver infografía).



“La evolución de estos depósitos públicos muestra la discrecionalidad en el envío de dinero del Gobierno. Porque en las obras de infraestructura grandes, sean de la Nación o de la Provincia, generalmente pasa que el ejecutor es el municipio. El sector público transfiere a la comuna el dinero para pagar, y esto es lo que amplía los depósitos públicos en las sucursales municipales”, explicó un economista que sigue de cerca las finanzas municipales.



La evolución del fondeo público en el dominio de Mario Ishi parece revelar mejor que ninguna los efectos de las relaciones de una comuna con el Ejecutivo. Entre marzo y junio de 2009, José C Paz se mostró como una de las mayores apuestas electorales de Néstor Kirchner. Los depósitos públicos en las sucursales del municipio se dispararon, entonces, un 260%. El triunfo, por el 52% de los votos en esa región, resultó demasiado mezquino para las expectativas del kichnerismo. Y las sucursales sintieron el peso de la decepción en los dos trimestres siguientes, con caídas en torno al 40%. Ahora, la relación parece haberse normalizado, y el ritmo de crecimiento en los ahorros públicos parece ser el de antes.



El escenario en el Conurbano muestra algunas variantes si se considera la evolución del fondeo público en los últimos doce meses, el período inmeditamente posterior a las elecciones legislativas de junio pasado, que terminó con la derrota de Néstor Kirchner en el Conurbano. En esa lista, José C. Paz vuelve a ubicarse en el primer lugar, pero aparecen otras comunas leales: Florencio Varela, con un incremento de $ 30 millones en un año; General San Martín, con $ 28 millones; y Merlo, Morón y Quilmes, cada uno con $ 27 millones adicionales.



“Es evidente que siempre la política están en juego en estos números, y que los distintos tipos de coparticipación en la Argentina están sospechados de discrecionalidad y arbitrariedad. Deberían existir mecanismos claros y transparentes en la distribución de estos fondos”, recomendó un analista.