viernes, 6 de agosto de 2010

HCD: El bloque oficialista negó apoyo a la interpelación de titular de Medio Ambiente

Fue en el marco de la octava Sesión Ordinaria. El proyecto de la oposición se trató sobre tablas y fue enviado al archivo con el apoyo de los concejales que se dicen opositores. Ofensas de la barra oficialista. Hasta el mozo hizo de barra.
“Gracias señor presidente”, se suele decir cuando el edil hará uso de la palabra. A cada “gracias señor presidente” de parte de un edil de la oposición, la barra oficialista, groseramente desinformada de para que estaba alli, disparaba sus dardos: “Callate, vos, que no sabés nada”. “Che, doctor de cuarta, andate a otro lado”. “Andá a la escuela, burro, ¿Cuánto te pagaron?”

La calidad institucional del Concejo Deliberante de Florencio Varela está cayendo desde un piso 20 y no lleva paracaída puesto. Muchos estarán en contra de esta crónica, obviamente, pero es lo visto ayer en el HCD. Se habría de tratar sobre tablas un proyecto de pedido de informes de lo que acontece en Florencio Varela con el medio ambiente. El denominador común es de interpelación y quien debería sentarse en el recinto a dar todas las respuestas era la activa secretaria de Medio Ambiente, doctora Beatriz Domingorena, ex secretaria del Concejo Deliberante. Nadie mejor que Domingorena para conocer los tiempos y el trato con los concejales. La iniciativa de la oposición abría de generar un marco de neto sentido republicano. Así lo manifestó el concejal Carlos Caparé, (Pro) al llamar a la reflexión a sus pares del oficialismo para que dieran el apoyo. Fue en vano, más allá que se recordó que a nivel nacional el Jefe de Gabinete acude al Congreso de la Nación a dar respuestas. No había salida alguna. Para el oficialismo, sentar a Domingorena frente a los ediles que firmaron el proyecto de interpelación (Caparé, Toralez, Ottonello, Carpinetti, Arellano y Estupiñán) era una derrota política y un claro mensaje de debilidad. Igual que a nivel nacional. Derrota y costo político. Conocer de qué se trata y mejorar la calidad institucional, nada.

Durante 86 minutos se debatió el proyecto, al que paradójicamente el presidente de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente, Omar Colombi, le negó su firma. “No lo he firmado porque me lo trajeron para verlo en poco tiempo”, se justificó Colombi. Con su firma habría forzado a una sesión especial. Lo de Colombi cada vez se entiende menos, pues es quien debe tener información del medio ambiente. Y si no tuvo tiempo de enterarse, lo pudo haber hecho en días siguientes y en el recinto apoyar. Negó el apoyo. ¿Qué diría De Narváez?

“Colombi apoyó al oficialismo porque está en su juego. Es igual que Carpinetti, quien presenta proyectos y se va para no hablar”, dijo un militante con años.

La asamblea se abrió con la lectura de una carta que enviara Domingorena, en la que explicaba lo actuado en el incendio de la refinería del barrio San Juan. La funcionaria dijo en su carta que las puertas de su despacho están abiertas para los ediles. Los concejales de la oposición rechazaron la invitación. Manifestaron cada uno a su turno que se estaba pidiendo una interpelación. La barra pedía que terminaran rápido porque tenían que ir a almorzar. El mozo oficialista golpeaba sus manos a la altura de los bolsillos de su pantalón en señal de malestar cuando hablaban los ediles de la oposición. Este diario intercambió algunas opiniones con vecinos y el mozo se metió en el medio para decir que no sabíamos de lo que hablamos. Invitamos al trabajador a cambiar los roles.

Hablaron Arellano y Ottonello. Antenas de telefonía celular, excesos de nitratos y nitritos en el agua potable, contaminación de los arroyos y explosiones en distintas fábricas y químicas en los últimos tiempos, eran los temas. “Callate, que no sabés nada de lo que hablas”, arengó a sus espaldas una jovencita a Ottonello. El turno de Laura Ravagni, presidente del bloque oficialista, se acercaba. La concejal habría de ser la única oradora, como ya es de costumbre. La edil Di Natale exhibía un dejo de intelectual con nuevos anteojos. Era solo eso, una apariencia. Pues ni bien Ravagni elaboró el primer párrafo para contestar a la oposición (recordó el paso de otros concejales por cargos provinciales) generó el aplauso esperado de la barra. Di Natale, ex opositora aplaudió desde su banca junto a la barra. ¿?

Peor calidad institucional, imposible. El presidente del HCD demostró cierto cansancio y cuando los oradores le hablaban, porque se le habla el presidente, este estaba en otra cosa. Hasta en una foto se lo observa como si se hubiese quedado dormido. Es la foto, nada más.

Los chispazos entre el oficialismo y la oposición tienen a 5 oradores de la oposición y uno solo del oficialismo, que recae en Ravagni. Quizás esto lleve a la edil a hablar con demasiada vehemencia que raya con el enojo. Y un enojo feo porque se crispa y hasta tira papeles y lapiceras sobre su pupietre. “Está sola, nadie le da una mano. Hay muchos que no saben para que están”, recordó el militante.

En su alocución Ravagni propuso una moción: el paso del proyecto al archivo. Héctor Salatino, presidente del HCD, intentó cerrar con un “si no hay más consideraciones de los señores concejales, se vota”. Ottonello interrumpió, pues no eran los pasos adecuados, según el reglamento. Se pasó a un cuarto intermedio. La barra ya estaba cansada y se quería ir. El reloj marcaba la hora del almuerzo.

Tras el cuarto intermedio, en el cual Ottonello se salió con la suya, ya que se estaba incurriendo en un error, habló el edil Estupiñán, quien como los demás opositores apoyó la interpelación. No había nada que hacer. Las manos del oficialismo (y las dos de la oposición Colombi-Di Natale) estaban listas para levantarse cuando el presidente llamara a votar por la afirmativa para que el proyecto fuera al archivo. “Vamos todavía”, se escuchó desde el fondo de la barra cuando la votación por mayoría del bloque oficialista envió el proyecto a un cajón con el rotulo de “aqui, en el recinto, no se informa nada”.

El mozo estaba exultante. Presuroso salió para la cocina a buscar la cafetera y servir el jugo de paraguas para todo el mundo, menos para la barra, obvio, que salió disparada. Misión cumplida.

Publicado por Varela al Día

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