sábado, 8 de mayo de 2010

Una represa para Florencio Varela

Cambia, todo cambia. Y lo que más parece estar cambiando es el clima. De esa manera, los regímenes de lluvias muestran hoy no sólo aumentos en la cantidad global de precipitaciones anuales, sino también incrementos en la intensidad de cada una de las lluvias. Así, puede hoy llover en una hora, e incluso en cuestión de minutos, lo que antes lo hacía en lapsos de tiempo mucho más extendidos.



El cambio de configuración, independientemente del debate acerca de si tiene su origen en el calentamiento global, o en cuestiones estacionales como las corrientes de El Niño y La Niña, lo que ocasiona son problemas nuevos.



Y es que el desarrollo urbanístico se planifica (en las ciudades donde eso ocurre), en función de la realidad. Un cambio tan drástico como el que se ha dado en torno a los regímenes de lluvias, causa que toda la infraestructura existente no esté preparada, y por lo tanto, colapse ante el nuevo escenario.



Algunas veces, además, la mano del hombre suma problemas donde no los había. Y esto sucede en el Gran Buenos Aires cuando se busca entubar arroyos que históricamente corrieron a cielo abierto.



El caso más emblemático en el Conurbano Sur es el arroyo Las Perdices, en Lomas de Zamora, que históricamente afectó con sus desbordes a quienes vivían en las inmediaciones de su cauce. Una vez que la Dirección de Hidráulica de la Provincia decidió entubarlo, y procedió a la realización de la obra, el resultado fue la inmediata quintuplicación de los afectados por los desbordes.



Ante esa situación, la Dirección de Hidráulica propuso, hace dos años, una alternativa: desviar el curso del arroyo Las Perdices con un canal aliviador de 1600 metros hasta tosqueras a cielo abierto en el Parque Industrial de Quilmes. Se buscaba tener un área de expansión para las aguas, a fin de que luego pudieran seguir su curso hacia el Río de la Plata sin tanta presión.



La obra fue rechazada por los vecinos de Bernal Oeste, que consideraban que las aguas contaminadas del arroyo iban a terminar por contaminar las tosqueras, y poner fin al ecosistema que naturalmente se había formado en el Parque Industrial.



Largas gestiones de más de dos años llevaron a que los bernalenses consiguieran que se declarara como «área protegida» a las tosqueras, primero a nivel municipal, y luego provincial. Y la obra quedó definitivamente descartada y reemplazada por otra con el doble de costos, y el quíntuple de plazos, pero que conforma a todos.





El hilo por lo más delgado





Como el caso del arroyo Las Perdices, en otros distritos del Conurbano Sur fueron detectándose problemas antes imprevistos, a la luz de los cambios de los regímenes de lluvias.



Se hacían necesarias obras en varios cursos de agua, y además, obras «agresivas». Pero esas obras propuestas resultaron tan «agresivas», que finalmente, como confirmaron en una visita a la zona a finales del mes de febrero dos funcionarios provinciales, cinco de los siete municipios que integran el COMCOSUR (Consorcio de Municipios del Conurbano Sur) las rechazaron. Y de los dos restantes, uno ni siquiera se ve afectado.



¿Conclusión?: Ante la pregunta de Mi Ciudad, el Director provincial de Hidráulica, Daniel Coroli, y el jefe de gabinete del Ministerio de Infraestructura bonaerense, Néstor Álvarez, se miraron como diciendo «el hilo se corta por lo más delgado», y explicaron que la alternativa que no tuvo objeciones fue la de realizar una obra faraónica en F. Varela.



Se trata de una represa, aunque se hayan estudiado varios nombres alternativos para aminorar el impacto que ya desde su sola mención la obra podría generar.



Y la represa estaría ubicada en Florencio Varela, cerca del límite con el vecino partido de Quilmes, sobre el curso del arroyo Las Piedras. El objetivo de la represa, como el de cualquier otra, sería el de frenar las aguas.



«La idea», le dijo Álvarez a Mi Ciudad, «es que cuando se produzcan precipitaciones en un grado en que puedan anegar todo el recorrido que hace el curso del arroyo Las Piedras, contemos con este freno en Florencio Varela, que dosifique la cantidad de agua que se va liberando hacia el resto de la traza del arroyo».



Claro que el trayecto que describe el arroyo Las Piedras ya no está despoblado, sino que lo rodean importantes asentamientos urbanos, que podrían verse afectados por esa obra.



Una rápida conclusión lógica muestra que todas las zonas cercanas a otras represas creadas en el país, o en cualquier otro lugar del mundo, generaron anegamientos permanentes de las zonas linderas.



Cuando se le preguntó que pasaría en el caso de Florencio Varela, los dos funcionarios provinciales intentaron explicar que, a diferencia de otras represas que son tales, en el caso varelense la retención de líquidos no sería una constante, sino una respuesta a las precipitaciones esporádicas.







(ver nota completa en la edición de papel del periódico Mi Ciudad)

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