Alli hice mi escuela primaria. Escuela Nº 14, Remedios de Escalada de San Martín. ¡Que nombre, señores!. Tiempos de pantalones cortos y peinados a la gomina con Glostora y si no había, jabón de la cara Palmolive. Corbata, guardapolvo planchadito- sin rayas- y portafolio de cuero. No existían las mochilas. Aulas en donde el frío se sentía, pero con el calor de los docentes todo se superaba.
Estufas con kerosene, si había, a bomba y otras con garrafas. La campana en el patio, a las 7:30 de la mañana, llamaba a clase. Doña Juanita Cobre era la portera. ¡Qué buena mujer! La abuela del martillero Pablo Avalos. Siempre en la puerta para recibirnos, corriendo cuando llegábamos tarde. Mi viejo me iba a buscar al mediodía cuando se iba a trabajar. Nos hacia cruzar la avenida con mi hermano Luis, por seguridad. Dos veces me gané la atención de todos. Por cruzar delante de un Halcón y no mirar para atrás del micro, me atropelló una chatita Mercedes Benz que hoy está arrumbada en Bolivia y Boccuzzi. Al tiempo hice lo mismo y me atropelló, increíblemente la misma chatita. No fue nada, gracias a Dios. Si había Boleta de la Vergüenza, yo paga todas las multas.
Mi querida escuelita 14. Hoy estás con físico nuevo. Te han reconstruido de los escombros que dejó tu derrumbe, porque ya te venías abajo y justo al cumplir el medio siglo de vida.
A falta de recursos para construir más aulas, por entonces, llegaron dos tranvías. ¡Qué frio que hacia en esos armatostes!. Hasta se veían escarchas en las zanjas. Tiempos de educación en serio, con chicos que iban a estudiar. Solo había un pebete de queso y dulce de batata. Mate cocido en jarra. ¡Qué Rico!. Nada que ver con lo de ahora.
Mi recuerdo para todas mis docentes y en especial para UNA: La señorita Inés. ¡Ay mi señorita Inés! (Foto) A ella le debo mucho de lo que soy, o de lo que trato de ser, en esto del periodismo. Inés, Medina, de ella se trata, mi querida señorita Inés. (Dejá que se caiga la lágrima, Inés, por aquellos lindos años. Vale la pena) Un dia Inés llegó con la idea de hacer chicos periodistas. Para tan noble iniciativa debíamos armar un diario el que se llamaría "Inquietud". El tema de tapa era la llegada del hombre a la luna. La inquietud de esos niños periodistas tenía un solo horizonte: Bucear en los acontecimientos. Y lo hicimos. Pasaron 40 años y un día Inés vino a Varela al Día. Año 2005. No la veía desde mi infancia. En un sobre traía el original de Inquietud que ella había acuñado con tanto amor. Junto a el, el primer carnet de Niño Periodista.
Mi querida Escuela 14, tanto te ame y tanto te seguiré amando, a pesar que no me hayan invitado del Consejo Escolar a la gran inauguración. Gracias por haberme educado en tus aulas y cobijado con mucho cariño.
Mario Horacio Lettiere
Director de Varela al Día
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