AGRADECIMIENTOS
Vaya mi reconocimiento a los integrantes del Circulo Literario Varelense, donde descubrí los mejores momentos de creatividad, por parte de ellos.
A los escritores que he leído que me enseñaron mis primeras letras, a los que he conocido y se esmeraron en enseñarme los secretos de este hermoso oficio, pese a mi empeño en no hacerles caso.
A mis afectos y amigos que en forma permanente apoyan mis proyectos y disimulando los verdaderos resultados, se empecinan en felicitarme
A todos aquellos lectores de mis libros que esperanzados de encontrarse con un buen trabajo, llegan al último párrafo y eufóricos expresan: “Y…, bué”
A todos, muchas gracias…, o perdón
JUSTIFICACION DEL AUTOR
Hoy les presento a mis amigos lectores, un libro más, otra suma de cuentos productos algunos, de mi imaginación, otros como resultados de hechos fortuitos y en especial de circunstancias que me tocaron conocer a lo largo de estos años que llevo realizando un periódico.-
Parecería que los años, además de experiencia, en mi caso provoca una suerte de ansiedad ¿literaria?. Desde mi primer libro publicado hasta el segundo, pasaron aproximadamente cuarenta y cinco años y entre éste último y el de ahora, tan solo cinco meses. Pero existen muchas motivaciones que son los motores de esta proliferación; como ya lo mencioné en los agradecimientos, uno y fundamental es el acompañamiento incondicional de los socios del Círculo Literario Varelense y el inestimable afecto brindado por su presidente María Encarnación Nicolás, quien en todo momento fogonea esta incipiente amistad con mucha paciencia y sabiduría.
Ahora si Ud. amigo lector se pregunta: por que escribo cuentos, le podría decir que es el resultado de mis reuniones nocturnas con desvelados duendes que acuden a mi en busca de descargar sus anécdotas, experiencias y hasta sus mismos cuentos; será que la carga diaria, los hechos vividos me va acumulando esa adrenalina que por algún conducto debo drenar, y entre psicoanalizarme y escribir, prefiero esto último.
Les presento a continuación una serie de cuentos breves, quizás sin mucha riqueza literaria, pero con un lenguaje llano y cotidiano, con hechos comunes y situaciones donde el lector se puede sentir identificado o haber sido actor de circunstancias parecidas; mi intención no es pasar a la posteridad con este trabajo, por lo contrario solo pretendo que ustedes pasen… un buen momento.
Si lo logro me sentiré satisfecho, en caso contrario, les prometo que en mi cuarto libro de pronta edición me esmeraré mas para conseguir el cometido.
Muchas gracias.
LUIS ALBERTO GARCÍA
TITULOS DE LOS CUENTOS DEL LIBRO
“EL ULTIMO VUELO”
“LA CONSULTA”
“EL PREMIO”
“NOTAS DEL CIELO”
“LA REUNION”
“AMOR A LA CUBANA”
“GLUB”
“EL TRIUNFO DE LA ORUGA”
“HARTA”
“Y USTED,,,”
“POLIFONÍA PERFECTA”
“EL PACTO SECRETO”
“ESPEJISMO DE UNA REALIDAD”
“LA LECCIÓN”
“DESPEDIDA”
A continuación, tienen la oportunidad de disfrutar tres (3) cuentos del libro.-
LA CONSULTA
Susana Priscianic, psiquiatra, cuarenta años, altanera, rubia, obsesiva, exquisita en sus facciones y dotada de una inteligencia singular. Terminó una conversación en su teléfono celular e nstruyó a su secretaria para que agende una cita con un nuevo paciente dentro de una hora, también le pidió que se comunique con la producción del noticiero del canal Verdad, para postergar, la entrevista que iban a realizarle, donde expondría su opinión y consejos a la ciudadanía, a fin de llevarle calma, ya que por esos día el accionar impiadoso de un sátiro, había transformado el devenir cotidiano de la ciudad.
-Viky una vez que termines con eso, podés irte a tu casa – Ordenó a su secretaria, casi con urgencia
-Pero Doctora, no necesita que le haga la ficha de ingreso al paciente nuevo – Respondió extrañada Victoria
-No me oíste bien – Recalcó, con su típico tono mezcla de soberbia y burla arrogante.
-Si, Doctora, gracias -
Al tiempo, Victoria, tomó sus pertenencias, observó detenidamente la fotografía en la pared de Sigmund Freud y pensó “A esta loca de mierda, ni siquiera vos le encontrarías remedio”.
- Hasta el martes, doctora – Exclamó antes de cerrar la puerta del consultorio, sin esperar contestación, ya que en cinco años de trabajo, jamás la obtuvo.
Sonó el timbre del cuarto piso, Susana observó por la mirilla, abrió la puerta y extendió su mano con un…. - Buenas Tardes, soy la Dra. Priscianic, adelante -
-Mi nombre es Carlos Maciel – recibió como respuesta, su instinto le indicada que el nombre o el apellido eran falsos.
-Bueno, tome asiento o recuéstese, como guste, y cuénteme… qué lo trae por acá, quién lo derivó a que mantuviese una consulta conmigo - El latiguillo se desprendió de sus labios sin esfuerzo, estaba grabado a fuego en su mente, a fuerza de ver paciente, tras paciente, día tras día y año tras año.
-Lo que me trae por aquí, debería decírmelo usted Dra., y en cuanto a la derivación, es a consecuencia de los conceptos que Ud. vierte en cuanto programa de televisión asiste a dar consejos - .
Susana se tomó un segundo para pensar, le desagradó la forma en que el paciente comenzó a tratarla, como queriendo imponerse sobre su investidura y le dijo, en el tono más neutro que pudo lograr, -Bien, cuénteme entonces, qué le llamó la atención de mis entrevistas? -
- La forma en que las maneja, casi las manipulea a su antojo, con un dominio admirable, casi encaprichada en que todo sea a su gusto, no le permite debatir al conductor -
- Y eso, ¿le inquieta a Ud.?, no encuentro ninguna relación entre su consulta y mis entrevistas – le reprochó Susana
- No soy ningún gil, a Ud. le gusta vender humo…, sos…, sos de esas minas que se creen muy piolas – Tartamudeaba, mientras se alteraba acusándola sin un fundamento cierto
-En realidad me cuesta interpretar su actitud – Lo miró secamente, casi como un reto. Sintiéndose nuevamente dominadora de la situación comenzando a analizar más en profundidad el perfil fisonómico de Carlos, ya que pudo adivinar que el bigote y barba que llevaba, eran postizos; prosiguiendo: - Si usted caballero desea abonarme una consulta para debatir aspectos de mis comportamiento en televisión, pues bien, lo haremos, al fin y al cabo con ello me gano la vida -
-No !!, a mi no me vas a manejar con tu arrogancia, (volviendo a tartamudear) sos…, sos…, patética, te…, te…, crees la mejor y sos como todas, sos…, sos.., una puta más..!!! - Gritó Carlos en forma desaforada, ahora de pié y con una mirada amenazante.
La sonrisa burlona que había esbozado Susana en un primer instante, fue dejando paso a una absurda mueca de horror, al notar, que se encontraba ante ese hombre que se paraba delante suyo, sin duda alguna no era el mismo al que le abrió la puerta, algo en él había cambiado, desde lo profundo de su ser habían resucitado sus demonios, había liberado ya no sus instintos, sino sus perversiones más profundamente encarceladas.
Se arrepintió de haber dejado salir antes a Victoria.
-Ahora vas a ver, putita, quién es el que manda!!!! - gritó Carlos (esgrimiendo una navaja que se encontraba entre sus ropas)
Susana intentó defenderse, no pudo aplicar técnicas y conocimientos aprendidos, se encontró sometida, recibió un cierto castigo, con las ropas destrozadas, siendo abusada una y otra vez, salvajemente, sin darle respiro alguno, quedó semi desmayada sobre el diván resoplando, en una combinación inaudita de éxtasis y dolor. Todo se había salido de cauces, como nunca, había perdido el control de la situación, aun no podía pensar claramente.
Carlos, se acomodó el pantalón, le tocó en forma humillante el trasero como si no hubiese sido suficiente la violación que había llevado a cabo y se marchó con satisfacción libidinosa, saliendo rápidamente del consultorio y escapando por las escaleras.
Susana Intentó recomponerse, recordar las partes de su cuerpo, para volverlo a ensamblar, su mente alucinada, le entregaba sensaciones indescifrables.
Luego de deambular un rato por el consultorio…con esa sensación indescifrable se sujetó a medias sus ropas hechas jirones, se movió aturdida, tambaleándose, solo pudo atinar a dirigirse hacia el baño.
Ya entrada un poco más en sí misma, procuró ordenar un poco el consultorio, los desmanes habían dejado sus secuelas, también en el mobiliario…, acomodó el escritorio, ordenó algunos papeles, levantó un portarretratos que estaba caído, lo observó con placer, era una foto de su noche de bodas, se la veía joven, alegre vibrante, luciendo un hermoso vestido blanco y a Carlos, con un esmoquin, con mucho pelo que ahora y menos kilos.
Encendió un cigarrillo, comenzó a sonreir…, pensando, las cosas que hay que hacer para mantener vivo el fuego del matrimonio.
AMOR A LA CUBANA
Raúl regresaba de su cuarto viaje a Cuba, ya lo había hecho en el 2010: el año pasado viajó dos veces y ahora este viaje; sus amigos sentían curiosidad por saber que era que lo llevaba a viajar tan seguido a ese país; por su parte él siempre se sintió fascinado de la belleza de la “isla”, su historia, sus lugares y principalmente su gente, la calidad del trato, el afecto, la dulzura del habla, la filosofía de vida. En realidad Raúl no era ningún magnate para viajar tanto; ahorraba durante todo el año y podía disponer de ese pequeño placer de quince o veinte días, además ya había hecho amistades en La Habana, en Pinar, en Santa Clara, hasta en Varadero mismo; entonces se alojaba en casas de familias que todos los años lo esperaban con los brazos abiertos.
Ya de regreso en Quilmes, se disponía a planificar nuevamente su vida, rodeado de algunos amigos y unos pocos familiares, ya que vivía solo y como lazos sanguinos tenía un hermano y unas primas; digamos que Raúl tiene 33 años, aparentará 30 o menos, por su carácter alegre y el estilo informal de su vestimenta, un tipo entrador y confiable, de profesión vendedor en una agencia de autos.
Como era habitual desde hace años, se reunía los martes a la noche a cenar con sus amigos, la convocatoria era abierta, los casados iban con sus esposas, los solteros acompañados o solos; Raúl formaba parte de éste último grupo, nunca se le conoció “oficialmente” alguna pareja, se supo de muchas aventuras, se lo vio varias veces caminar por la peatonal Rivadavia acompañado o algunas noches en algún boliche, pero lo que se dice, en serio…, nada.
Ese martes llegó temprano al club Moreno, donde acostumbraban a cenar, hacían la previa con algunos tragos y se relajaban con el billar; mientras esperaban al resto, el tema principal era sobre su reciente viaje.
Estaba Alfredo con su novia, Claudia con un amigo, y del grupo de solitarios: Carlos, Federico y por supuesto Raúl. Fue Alfredo quien le preguntó como le había ido, su novia se interesó más sobre las playas y el mar; por su parte Claudia quería saber si había traído algunos cd de salsa y el novio de esta le preguntó por algunos aspectos políticos y sociales; la conversación resultaba amena hasta que Carlos socarronamente le preguntó:
- ¿Che…, es verdad que todas las cubanas son putas…? -
Raúl, tomó con fuerza el taco de billar, impulsivamente se lo iba a partir en la cabeza y se controló ya que justo en ese momento llegaban Javier con Marcela, otros de los participes de la reunión; se saludaron entre todos, hablaron algunas cosas del momento.
Carlos volvió a la carga: - ¿Y…, es así, no?…, si a mi me contaron unos pendejos que viajaron que no pararon de co…… - Raúl, lo frenó antes que siguiera, con una aceleración de pulsaciones superior a ciento veinte, le puso una mano en el pecho con ganas de hundírselo y le recriminó – No podes decir esas boludeces, gordo…, ¿es lo único que se te ocurre? - , mientras que Carlos insistía: - Si todos los que van allá dicen lo mismo, dale…, no seas jodido contanos de tus aventuras caribeñas… jajaja – reía con cierta lujuria.
La llegada de otra pareja lo salvó de recibir la puteada de su vida; momentáneamente la atmósfera se hizo más respirable hasta que Carlos con algunos efectos de unos Gancia en el estomago vacío, insistió nuevamente: - ¿Y…, vas a contarnos o no…? - , Raúl se tomo un tiempo, invito al resto que tomaran asiento alrededor de un par de mesas y les dijo, - Si…, les voy a contar como son las cubanas - , a esta altura Carlos se relamía y en los demás existía una cierta curiosidad sobre el desenlace de ese casi, enfrentamiento entre el conocimiento y la vulgaridad.
Raúl pidió un whisky se tomó unos instante buscando las palabras justas, la insistencia de Carlos le pareció infame, propio de un ignorante, aunque reconoció que se trata de un criterio muy extendido; se tomó la barbilla con la mano izquierda y mirándolo fijamente a su circunstancial oponente le dijo: - Sabes que ese concepto que tenés de las mujeres cubanas es producto de "pelotudos como tus amigos" que viajan con una sola idea fija, y se ven obligados hacer 9.000 kilómetros para poder tener una relación sexual, por la que además deben pagar. Te sorprendería si supieras que en Cuba el sexo es de las pocas cosas gratuitas y no racionadas. No debe ser reconfortante para tus amigos saber que han estado pagando por algo que todos los demás lo hacen por placer – explicaba Raúl a todos, pero mirando solamente a Carlos. –Otra cosa – continuó - Conozco decenas de cubanas y solo conozco 3 o 4 prostitutas, el resto trabajan o estudian y se enamoran de un cubanito y se juntan o se casan como el resto de los mortales. Podría contarte cientos de anécdotas sobre mujeres cubanas que dejarían con la boca abierta a más de un boludo como vos, porque son muchísimas las que priorizan en sus relaciones personales el amor antes que el dinero. –
Nuevamente la atmósfera del salón se había puesto densa, ahora eran todas las miradas hacia Carlos, que titubeó con mucha incomodidad: - Che…, no te la agarres conmigo, yo solamente te hice un pregunta – a lo que Raúl le respondió: - Bueno…,¿ no querías saber sobre las mujeres cubanas…,¿ te sigo contando…, Conocí a una cubana, hija de un amigo muy querido por mi, que estaba unida a un empresario español. Vivían en Madrid, hasta que en uno de sus viajes a la isla para visitar a sus padres se reencontró con un guajiro amigo de la infancia, trabajador manual, de muy modesta posición. Me imagino que a su ex pareja le puede costar comprender que ella haya dejado todas las comodidades que tenía en España para llegar a Cuba a vivir como una más, cambiando tan codiciados lujos por los simples placeres del alma -
- Es mas… - se entusiasmó Raúl al ver la atención que le prestaban sus amigos: - Nada amilana a la mujer cubana, ellas fueron el sostén principal de sus hogares durante la crisis económica de los años 90, cuando había que ingeniársela para cocinar sin alimentos y lavar la ropa sin jabón. En aquellos años se convirtieron en una especie de "Jesucristo doméstico" y realizaban el milagro de multiplicar los panes y los peces, para que los suyos tuvieran cada día en la mesa los alimentos necesarios para sobrevivir, esa es la mujer cubana, Carlos…- lo increpó, a lo cual no tuvo respuestas, pero notó en el rostro de sus amigos una ansiedad de cómo seguía la cosa.
Sin pretender cansarlos, miró de reojo, una vez más, su reloj pulsera y continuó: - Esas cubanas, todo ese milagro tuvieron que hacerlo a la par que desarrollaban sus estudios y sus trabajos, porque el 65% de los profesionales y técnicos de Cuba son mujeres También son mujeres más de la mitad de todo el personal de salud (médicas, enfermeras y técnicas) que prestan ayuda a otros países, las que recorrieron y recorren las montañas de Pakistán, las selvas de Guatemala y los barrios pobres de Caracas. Es verdad que son un poco diferentes a otras mujeres del continente. Defienden el divorcio, consideran el aborto como un derecho y no sienten que el sexo sea pecado por lo que hacen el amor sin sentimientos de culpa. – La reacción de las chicas que compartían la mesa fue todo un festejo, con gritos y aplausos.
Carlos se mantenía pasmado, sin ganas de festejar nada y siendo el hazme reír del resto, que les hacían chanzas, lo que motivó que se levantara trastabillando de su silla, secándose una grotesca transpiración y enfilara hacia la puerta de calle para reponerse con el fresco de la noche.
Alcanzó a caminar cuatro o cinco pasos hasta que se topó de frente con una bella y elegante figura femenina que nunca hubiese podido imaginar en sus morbosos pensamientos, se quedó congelado….
Raúl al percibir esa patética escena alcanzó a levantar la voz para decirle: - Carlos…, te presento a la doctora Angela Varela Cuella,,,. mi reciente esposa cubana -
ESPEJISMO DE UNA REALIDAD
Unas manos oscuras, manchadas con tintes negruzcos como recién impregnadas en carbón, presionaron el interruptor de la luz junto a la puerta principal. La luminosa habitación oscureció. El sonido de unas llaves tintineantes diciendo adiós a una oxidada y solitaria cerradura, agotada por los años a cuestas en los muchos metales que la componían, precedió a unos pasos lentos, desganados incluso.
La madera carcomida de las escaleras fue testigo de la inercia de sus pasos acompasados con el crujir de los escalones, uno a uno, con un parsimonioso movimiento hasta llegar a la planta baja. Un portazo fue el único rastro que dejó tras de sí, junto con el humo de un cigarrillo que se consumía con rapidez hasta apagarlo poco después. Torcieron la esquina unos zapatos negros, continuaron rectos hasta la avenida y dos cuadras a la derecha más. Siguieron apesadumbrados hasta casi su final, se detuvieron totalmente en el interior del pub.
Se acercó a la barra, dejó la campera en el asiento contiguo al suyo; el paquete de cigarrillos y parte de su contextura sobre el mostrador.
-Un whisky doble, sin hielo.-
-Empieza usted fuerte la noche,-
-No ha sido un gran día…, servime y dejame tranquilo. -
El barman buscó algún argumento para levantarle la estima a ese cliente que conocía de años y sabía que de ves en cuando tenía ciertas recaídas emocionales: -Tenemos actuación esta noche, una joven viene a cantar -
Siguió bebiendo en total soledad, otro whisky y otro más y…, otro; giró la cabeza en dirección a la entrada, le pareció ver un reconocido rostro femenino, con un pelo liso, descomunalmente largo y vivo. Dudó si era negro azabache, la muchacha tenía una piel morena que alguna vez, pensó había sido suya… “¿Carmen…, Carmela…, Candela?”. Se preguntó interiormente, sin recordar con precisión el nombre de esa aparición.
No podía ser cierto…, pensó confusamente. Por suerte no lo reconocería, habían pasado demasiados años y él había desmejorado mucho.
Le solicitó al barman otro whisky y además: - Servime un trago que le gusta a la cantante - Salió con los dos vasos hacia la oscuridad del salón al encuentro de la chica. -Espero que tengas la amabilidad de brindar conmigo. -
-Por supuesto. ¿Celebramos algo? – le pareció que la joven, le había respondido
-Realmente sí…, estoy muy feliz…, hoy celebramos el primer día del resto de nuestras vidas. –
Aún cree que la chica rió ante su ocurrencia. -¿Queee…, hemos tenido alguna historia anterior, nosotros? -
Ingirió el sexto o séptimo whisky doble, sus palabras eran pesadas y sin sentido: -No subestimes mis palabras, Si la vida te lo ofrece, debes aceptar lo que viene sin reservas, a veces es mejor no cuestionar que es fantasía y que realidad; pasé un día fatal y ahora este encuentro entre nosotros que está fuera de todo contexto, todo es posible y más aún en esta noche mágica…… - siguió balbuceando por un buen rato en la oscuridad del salón, regresó con pasos decididos a la barra. El barman lo miraba lastimosamente, sin entender lo que decía, pero ahora el cliente denotaba un gesto de satisfacción en su rostro.
Se restregó los ojos con el dorso de sus manos, se acomodó la cabellera; con una mirada perdida y brillosa, buscó a alguien en la oscuridad del salón; tomó con cuidado la campera como si fuera una prenda femenina, se la echó sobre los hombros y se encaminó buscando la salida con su brazo derecho extendido en forma semicircular como quien acompaña la cintura de una mujer.
Unos zapatos negros, recorrieron dos cuadras. Giraron hacia la izquierda continuaron por la avenida; se detuvieron frente al portal envuelto en el humo su cigarrillo. Unos pasos ágiles subieron las escaleras de madera carcomida, las cuales crujían con fuerza. Las llaves tintineantes llegaron hasta la cerradura y abrieron la puerta. Las manos que empujaron para dar el portazo, impecables, no presentaban la tez ennegrecida de la noche anterior. La felicidad se tendió junto a él sobre la cama de la habitación. Había sido una noche mágica, un sueño…, o un espejismo.
Material del libro:
CUENTOS BREVES PARA UN LARGO OTOÑO
Luis Alberto García
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Muchas gracias al escritor y a Varela Punto Com por brindarnos este soplo de aire fresco para disfrutar un domingo diferente; por favor necesitamos más de estos aportes, nuevamente muchas gracias
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