martes, 1 de septiembre de 2009

LA DERROTA DE DEFENSA VISTA POR OJOS TUCUMANOS


Cuando parecía que el empate se adueñaba de la Ciudadela, apareció el goleador con una media tijera fulminante que hizo estéril la volada de Leyenda.
San Martín de Tucumán logró ayer un valioso triunfo en su estadio de La Ciudadela, con un tanto de antología convertido en el Segundo Tiempo por Aldo Visconti, el chaqueño que llegó al club con "chapa de ídolo" y que ya empezó a demostrar el porqué.
Y es que cuando el partido carecía de situaciones de gol, era impreciso, trabado, con más lucha que juego, apareció el lungo delantero por el centro del área para cazar un envío desde la derecha de Nicolás Herrera, y resolver como los que saben, de media tijera a donde nunca podía llegar Bernardo Leyenda.
Golazo y a cobrar. Iban 32 minutos de la etapa final, cuando nada hacía prever que se podía romper el cero.
El partido de entrada fue muy luchado, con un Jorge Almirón que leyó muy bien el manual de cómo jugarle al Santo en su casa. Paró en el fondo una línea de 3, con cuatro volantes, que por momentos eran 6 si se tiene en cuenta que los dos media punta: Jonathan Chávez y Pablo Garnier, iban y venía por sus respectivos carriles. Solo Juan Martín, se las arregló para pelear arriba.
Por el lado de San Martín, Francisco Ferraro paró su tradicional 4-4-2, donde lo mejor del equipo pasó por sus volantes: Lihué Prichoda y Martín Andrizzi quienes no sólo hacían el trabajo "sucio" de romper el juego del rival, sino que además eran permanente salida, acompañando a Herrera y tratando de asistir a Héctor Alvarez.
Pero el primer tiempo se fue sin ton ni son, poco y nada de ambos equipos (dos situaciones de gol para el Santo y una para el Halcón), por eso, el público que se dio cita en la Ciudadela, esperó que el DT moviera el banco para cambiar un poco el libreto tan bien estudiado por los de Varela.
Ya había entrado Fabio Pieters por el lesionado Cantero cuando se moría el Primer Tiempo; era el turno de poner un atacante. La gente pedía al "Ratón" Gustavo Ibáñez, pero el primero en ingresar fue Visconti y el "Pancho" no se equivocó, porque la segunda que tuvo el "flaco" no perdonó.
De ahí en más el Santo esperó peligrosamente el pitazo final, cortando el circuito del mediocampo rival y saliendo de contra sin que le sobrara nada.

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