En el año 1958 se había casado con Norma Sánchez, de la unión nacieron sus hijos Alejandra Gabriela, Juan Angel y Miguel Angel, que siguieron sus pasos profesionales hasta convertirse en abogados. La familia creció con el nacimiento de sus 5 nietos a quienes también les inculcó su pasión por las leyes. Compartió sus últimos años junto a Marta Alvarez con quien se radicó en Florencio Varela, ciudad en la que falleció días atrás.
Se aferró con pasión a la Justicia bajo la idea de que la profesión del abogado resulta quizás una de las más nobles que puedan cultivar los hombres; pero además cosechó entrañables afectos en numerosos círculos de la Ciudad, a los que el fallecimiento de Juan Angel Di Nardo les ocasionó un profundo pesar.
Fue el único hijo del matrimonio conformado por Lucía Cianciosi y Vicente Di Nardo. Nació el 10 de diciembre de 1935 en Avellaneda, pero llegó a La Plata cuando aún era muy pequeño a raíz de que su familia se tuvo que mudar por cuestiones laborales.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 45, su capacidad y dedicación al estudio lo ubicaron varias veces en el lugar de abanderado. Continuó su formación en el Colegio Nacional "Rafael Hernández" y completada esta instancia, se inscribió en la Universidad Nacional de La Plata de donde se graduó como abogado.
Trabajó como inspector de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Tiempo después fue Secretario del Juzgado Correccional y Penal Nº 5, por ese entonces a cargo del juez Arturo Madina.
En otra etapa, ejerció libremente la profesión hasta que en el año 1987 alcanzó el cargo de Presidente de la Cámara del Crimen de Trelew, en Chubut, lugar en el que permaneció hasta el momento de jubilarse en el año 2005.
Durante muchos años alternó el ejercicio profesional con la docencia, fue profesor de la facultad de Abogacía de la UNLP, tuvo a su cargo el área de Prácticas Penales.
En su juventud le gustaba jugar al fútbol con su núcleo de amigos y fue un encarnizado simpatizante de Gimnasia y Esgrima de La Plata, equipo al que siguió en las distintas instancias deportivas.
La formación constante fue para él prácticamente una obsesión, una conducta que lo guió en la búsqueda de la excelencia. Por eso no fue extraño que dedicara tantas horas de su tiempo libre a estudiar temas vinculados a las Ciencias Jurídicas.
Temperamental, apasionado y centro involuntario de encuentros en los que la comunicación entre pares y amigos cobraba un real protagonismo; fue por sobre todas las cosas una persona de bien, respetada y apreciada por sus férreos principios.
sábado, 26 de febrero de 2011
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Al QUERIDO Tito,le hubiera gustado que un tribunal popular,lo hubiera premiado como CRACK DE LA VIDA ... sinceramente una gran persona!!
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