jueves, 18 de noviembre de 2010

JOSE LEMME: "No podemos controlar a la barra brava"

José Lemme preside Defensa y Justicia, club al que pertenece el principal sospechoso por el crimen de Mariano Ferreryra. Denuncia que por la desidia del Estado, el problema no tiene solución



El presidente de Defensa y Justicia decidió meterse en terreno fangoso. Admitir lo que todos saben pero nadie acepta. Enfrentarse con su verdad a quienes niegan lo evidente. Mientras desde la AFA, el Estado y la Policía se niegan los vínculos, José Lemme acepta que los clubes no pueden controlar a las barras.



"Ellos saben dónde vivo, dónde trabajo, dónde vive mi familia. Son empleados de la municipalidad, hacen pintadas políticas en la calle, concurren a los actos. Nosotros no los usamos para los actos y las movilizaciones como sí lo hacen los políticos", acusó el dirigente.



Lemme preside el club Defensa y Justicia, institución con la que se vincula a Cristian Favale, el principal sospechoso de asesinar al militanto del Partido Obrero Mariano Ferreyra.



En declaraciones al diario La Nación, el presidente expuso que los barra bravas son utilizados para servicios varios y que el problema no será resuelto si las partes involucradas no finalizan sus vínculos con los violentos.



"La violencia se incrementó en los últimos años porque no hay medidas de seguridad y porque tampoco hay voluntad de que se terminen los problemas. Es un tema del Estado, no de los dirigentes", manifestó.



Lemme asegura que los dirigentes poco pueden hacer para combatirlos: "Les damos entradas, pero las venden. Después pasan igual y entran a la cancha porque pasan sin problemas por los accesos. No los podemos controlar", lamentó.



José Lemme no ha descubierto nada. El vínculo de los barras con los clubes y la multiplicidad de usos que se les da a los mismos es materia conocida. La situación se convierte en problema desde que grupos de poder han encontrado en ellos una fuerza de choque, de defensa, que hace imposible el corte y la lucha contra la violencia, la corrupción y la muerte.


InfoBae.com

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